Los niveles de contaminación en el mundo no bajan, pero desde hace tiempo surgió una solución para paliar este padecimiento: construir hogares con recipientes reciclados. Una opción barata, natural y muy interesante.

Por ALEJO PORJOLOVSKY
aporjolovsky@dia32.com.ar

Son solo horas, o simplemente minutos. En una juntada con familiares, una reunión con amigos, saliendo de hacer actividad física o con el único motivo de refrescar la garganta en un día caluroso, las personas consumen en un instante botellas de plástico PET que tardan hasta mil años en degradarse. Se está por llegar a un punto en el que el cementerio de recipientes inunde la tierra. Pero, por suerte, el ingenio humano siempre está a la orden del día.

Desde hace un tiempo se le comenzó a dar una segunda vida a estos elementos designados a un milenio de agonía al convertirlos en eco-ladrillos, una alternativa barata y ecológica a la hora de construir un hogar. Primero fueron los juncos, después la madera, más adelante los ladrillos de barro y ahora es el momento de las botellas recicladas, que hasta cuentan con propiedades antisísmicas.

“Los desperdicios que producimos son infinitos y la fabricación del ladrillo clásico es un verdadero desastre ecológico, porque se hace con humus que tarda miles de años en formarse y en hornos a cielo abierto, como ocurría en Babilonia. Es decir, por un lado enterramos la basura y, por el otro, devastamos la tierra fértil”, advierte el arquitecto Horacio Berretta, del Centro de Vivienda Económica del Conicet (CEVE).

“Nosotros proponemos una tecnología que ayuda a paliar ambos problemas. Pero además es más económica, muy eficiente desde el punto de vista de la aislación y fácil de fabricar”, acota el experto.

La contaminación hace rato que es un tema alarmante para todo el mundo. Cada persona produce kilos de basura durante años y los rellenos sanitarios son solo un parche temporario que produce enfermedades y malestar (sino, que lo digan los vecinos del Paraná).

La alternativa a esta añeja idea es tratar los desechos o reciclarlos y transformarlos en los ladrillos de una nueva casa. Sus ventajas: son sencillos de hacer, se almacenan y transportan fácil, acomodarlos no lleva demasiado trabajo y contienen propiedades aislantes y antisísmicas.

“El eco-ladrillo es la innovación fundamental en la búsqueda de soluciones simples y realizables para depositar el plástico de una manera más eficiente, convirtiendo desechos muy contaminantes en materiales de construcción de bajo costo y alta calidad”, pregona en su sitio web la Fundación Pura Vida, uno de los organismos no gubernamentales que más inculca la propuesta de darle una segunda vida a la basura.

No puede ser más simple la manera de producir estos complementos vitales para las casas ecológicas. Solo hay que depositar la basura habitual -suelta, limpia y seca- dentro de botellas de un litro y medio o más y compactarla con una vara para que quede pareja.

La capa de ozono dañada, el calentamiento global cada vez más latente y la inmensa cantidad de animales en peligro de extinción por los cambios climáticos generados dotaron de cierta “responsabilidad” a una sociedad humana cada vez más concientizada.

“La gestión de desechos sólidos se está convirtiendo en una meta a nivel mundial, que promueve la calidad de vida sin contaminación y con respeto hacia la naturaleza”, apunta la ONG en un comunicado.

Muchas personas van a coincidir en que no hay lugar como la casa propia y aquella, generalmente, está hecha de ladrillos y cemento, como la gran mayoría. Pero los tiempos están cambiando, la Tierra envejece un poco más cada día y la posibilidad de innovar con botellas recicladas no es descabellada. Más aún en un mundo donde todavía millones de personas no tienen un hogar donde poder descansar como todos merecemos.

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