Radicado hace cinco años en Escobar, rápidamente escaló posiciones en el mundo del triatlón. Viene de destacarse en el Circuito Entrerriano y en la final del Argentino. “Logré un nivel que soñaba”, confiesa.

Por Javier Rubinstein
Director de El Deportivo Magazine y El Deportivo Web

Sin dudas que el triatlón es una de las disciplinas deportivas más exigentes. El solo hecho de tener que rendir de la mejor manera en tres actividades -natación, ciclismo y pedestrismo- lo convierte en un deporte elitista, para aquellos que tengan la preparación y condiciones ideales para afrontarlo.

Los últimos años han sido de franco crecimiento para el triatlón escobarense, que multiplicó sus referentes. El que más se destacó este verano fue Juan Manuel Villarruel (34), con excelentes clasificaciones en pruebas muy importantes. Una de ellas fue el tercer puesto en el Tria Internacional de La Paz, el 21 de enero, donde además terminó primero en su categoría.

Esa prueba fue parte del Circuito Entrerriano que comenzó en noviembre de 2016 y terminó en marzo, donde Villarruel se consagró campeón de la categoría 30-34 años, luego de quedar en el quinteto de los mejores de la general en cinco de las seis carreras del circuito.

Su gran coronación se dio el sábado 8 de abril, cuando participó de la final del Campeonato Argentino, en Concepción del Uruguay. Allí salió primero en su categoría y séptimo en la general, ante gran parte de los mejores deportistas del país y haciendo el parcial de pedestrismo más rápido de la carrera.

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Un cambio de vida

La historia de Villarruel en esta disciplina nació en 2008, cuando todavía vivía en Capital y trabajaba de lunes a lunes. “Ahí decidí dar un giro a esa situación, ir en búsqueda de un estilo de vida totalmente diferente. Vengo de familia de ciclistas y mi hermano ya practicaba triatlón. Entrené todo ese invierno y en diciembre debuté en Paraná”, le cuenta a DIA 32, recordando sus primeros pasos en el exigente deporte de las tres pruebas.

En febrero de 2012 decidió que dejaría de pagar el costoso alquiler en Capital y se instaló en la casa de su hermana, en Ingeniero Maschwitz. Todavía tenía que cursar el último año del profesorado de Educación Física. “Al principio fue difícil, no conocía a nadie, pero por suerte el triatlón me llevó a conectarme con un montón de personas y tener un proyecto de vida como un escobarense más”, confiesa acerca de su apego con el distrito, donde formó un grupo de entrenamiento y prepara atletas para diferentes carreras.

Poco a poco empezó a participar en diferentes competencias y hace dos años se abocó con más tiempo. Ahora entrena de lunes a domingo bajo las indicaciones del zarateño Diego Marquine, quien le marca las rutinas y cuestiones a intensificar.

“Antes, por cuestiones laborales o de estudio, no podía. Y con esta continuidad voy logrando un nivel que soñaba pero no creía posible. Espero entrenar todo este invierno y ver cuánto más puedo dar la temporada que viene”, sostiene, con un gran horizonte por delante.

Dueño de un físico privilegiado, piernas de acero y un corazón de guerrero, Villarruel se ganó un lugar de privilegio en el triatlón y cada desafío lo potencia mucho más.

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