La madre de Mario Alzugaray, el joven de 26 años a quien mataron para robarle la billetera y el celular, habló con DIA 32 de su dolor y de la impotencia que siente luego de haber perdido a su hijo.

Por FLORENCIA ALVAREZ
falvarez@dia32.com.ar

Cuando estaba por dar la medianoche del miércoles 3 de agosto, Mario Alzugaray llegó a su casa de la calle Domingo Matheu. Volvía de cenar con dos amigos que lo acompañaron hasta la vivienda, donde los tres entraron por unos minutos. Mario salió a despedirlos. Se quedó parado en la puerta mientras ellos caminaban hacia la esquina. Después, todo fue muy rápido: dos sujetos lo empujaron hacia adentro, le robaron la billetera, el celular, le pegaron un tiro mortal y se escaparon. Desde entonces, el pueblo pasó de la tranquilidad a la consternación.

Susana Cabrera es una mujer de 47 años que perdió a su hijo mayor de la forma más violenta. Una madre destrozada para quien ya nada tiene sentido: “Vivo y respiro porque tengo que seguir por mis otros dos hijos. Pero me destruyeron la vida. Siento tanta impotencia que me dan ganas de salir a matar”, le confesó a DIA 32, con sus sentimientos a flor de piel.

Hace siete años Susana se separó de su marido, Marcelo Alzugaray. Desde entonces, Mario tomó las riendas de la familia y ella se sentía contenida. A falta de esposo, su hijo de 26 años se había convertido en su apoyo: “Nos consultábamos todo, éramos re compañeros, él estaba pendiente de la casa, siempre compraba cosas para mejorarla. Es algo espantoso lo que pasó. Yo me pregunto por qué habiendo tantas personas malas le vino a pasar esto a alguien tan bueno. Por más que me expliquen que porque Dios tiene otro propósito para él, a mí no me importa. Yo quiero a mi hijo, y no lo tengo más”.

La noche del asesinato, Mariano, el hermano de Mario, estaba en la habitación. Escuchó ruidos extraños, pero no salió enseguida. Cuando finalmente se animó, Mario estaba tirado en el piso, con un tiro en el pecho. En su desesperación por hacerlo reaccionar, intentaba abrirle los ojos, pero ya era tarde. Según Susana, días después Mariano le reveló que la noche anterior a la tragedia había tenido un sueño donde la situación era al revés: Mario intentaba abrirle los ojos a él luego de un desmayo. Después de contárselo, la abrazó y lloró por primera vez: “Tengo mucho miedo de volverme loco”, le dijo.

En el mes de mayo, Mario sobrevivió a dos complicadas operaciones de pulmón. Se estaba recuperando para volver al trabajo que tenía desde hace tres años en una fábrica de autopartes en el parque industrial de Pilar. “Es una injusticia tan grande que después de lo que sufrió le haya pasado esto… Nunca nadie me va a curar este dolor inmenso”, expresa su madre, que trabaja de enfermera en la Maternidad del hospital Erill.

La casa que alquilaban quedó vacía. Susana no aguantó seguir allí y se mudó con sus hijos a la de su ex suegra. Mantienen una excelente relación, ya que habían vivido juntas durante veinte años y ambas criaron a los tres chicos a la par.

¿Culpables o “perejiles”?

La investigación del hecho tuvo una rápida resolución. Cuatro días después del asesinato, un menor de 16 y otro de 24 años -ambos de Villa Rosa, Pilar- fueron detenidos bajo la sospecha de ser los autores del homicidio. Los funcionarios policiales dieron por esclarecido el caso ante las más de quinientas personas que el lunes 8 se movilizaron hasta las puertas de la Subcomisaría de Matheu para pedir justicia.

Pero hay cosas que a Susana no le cierran, porque escuchó una versión que la hace dudar: que los dos detenidos tienen antecedentes penales y que en los últimos días habían estado robando por la zona. “¿Cómo puede ser que no los hayan agarrado antes de que mataran a alguien?”, se pregunta.

Ella sabe que la muerte es irreversible, que a su hijo no lo recupera más. Sólo pide que le den la certeza de que quien vaya a la cárcel sea el verdadero culpable.

Matheu es un pueblo tranquilo, donde rara vez ocurren hechos de violencia y de inseguridad tan graves. Sus habitantes quieren que así permanezca y por eso, solidarizándose con la familia y los amigos de Mario, están pidiendo justicia. Para que esto no le pase a nadie más.

Sin condolencia oficial

Durante la entrevista, Susana también se mostró dolorida por la actitud del Intendente de Escobar de no tomar contacto con ella para acompañarla en su duelo. “Sandro Guzmán no apareció ni mandó un colaborador con una carta. No hubo nada de parte de él y obviamente que esto ha llegado a sus oídos. Lo mínimo hubiera sido un gesto de condolencia o ponerse a disposición, pero nada”, señaló.

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