Aunque no será candidato, el actor y panelista de Showmatch dice que conserva la ilusión de gobernar el distrito. Además, reniega de sus desnudos para las cámaras ocultas de Tinelli, se reivindica militante de la cultura y afirma que “la política está plagada de bosta”.

Por MARCOS B. FEDERMAN
mfederman@dia32.com.ar

Larry de Clay es (o era) el nombre artístico de Raúl Germán Biaggioni (50), un personaje que combina política con cultura popular y masiva. Millones de televidentes lo ven en la pantalla de la “caja boba” hace 16 años y es, a esta altura, hombre de plena confianza del “Cabezón” Marcelo Tinelli, uno de los más importantes creadores de entretenimiento para las masas argentinas.

Por los estudios del programa desfilaron cámaras ocultas, patéticos desnudos, niños artistas, presidentes, colas, lolas, caños, valores degradados y cirugías estéticas. Todo un bricollage armado con una batería de colores, sensaciones, luces, dinero y poca ropa.

Casi toda la sociedad escobarense conoce a Raúl, pero menos del 10% le dio su voto en las elecciones de 2007, cuando se postuló a intendente por una de las tres listas del Frente para la Victoria. Lejos de un replanteo, sus ímpetus militantes se mantienen firmes. Participa en política hace mucho tiempo, quizás influido por los genes de su padre, Jorge, otrora concejal del PJ. Empezó haciendo pintadas y llegó a codearse con algunas figuras de peso, pero su fulgor mediático no se trasladó a las urnas.

Al día siguiente del inicio de la temporada 2011 de Showmatch, que rompió picos de audiencia, y con su cara en la foto principal de la tapa del Clarín, “Larry” comparte un café con DIA 32 dispuesto a ponerle el cuerpo a todas las preguntas.

– ¿El ambiente en Showmatch es tan bizarro como se ve por la tele?

– Sí, a veces más. La productora es prácticamente mi casa. Después de tanto tiempo, te podés imaginar que es parte de mi vida. Lo que pasa es que el programa fue para otro lado, diferente del programa al que me acerqué en un principio. Antes hacía humor, sketches. Ahora mi rol está acotado al panel y al tema del fútbol, gracias al cual tengo la islita que justifica mi presencia ahí.

– ¿Ves similitudes entre el ambiente de la política y el de la tele?

– Sí, claro. Ese programa, igualmente, refleja lo que pasa en la calle. Hay de todo, como en la política. Posiblemente algunas cosas que ocurren ahí pueden potenciar algo que pasa en la calle. Las peleas, las jugadas para llegar al objetivo haciendo trampa y esas historias están en cualquier segmento de la sociedad. Eso se potenció mucho en la década del ‘90 y esa cultura sigue mucho hoy.

– ¿No te trajo un dilema ético trabajar con Tinelli?

– No, porque es mi trabajo. De lo único que me arrepiento es de haberme puesto en bolas en las cámaras ocultas. Y lo dije públicamente. Es más, cuando se volvieron a hacer cámaras ocultas, yo me negué a hacerlas…

– Pero el programa lleva adelante una serie de valores que no son los mejores…

– Y bueno… yo también soy parte de una Iglesia que tiene sacerdotes denunciados por pedofilia… ¿y qué? Yo no tengo nada que ver con esos tipos, pero soy parte de la Iglesia. Yo laburo en un programa donde hay cosas que me gustan y cosas que no. En todo caso, el televidente siempre tiene la libertad de cambiar el canal con el control remoto.

– ¿Cómo se dio ese arrepentimiento de mostrarte desnudo?

– Es que fue innecesario. Me di cuenta al toque. Ese mismo año, cuando me vi, dije “noooo”.

– ¿Imaginabas que después te iban a pegar con eso en la campaña electoral?

– Sí, claro que me lo esperaba. Sin embargo, ahora está Miguel del Sel pero nadie le dice nada. ¿Sabés las cosas que hizo Del Sel desde el humor? Después De Narváez se pone a bailar, a cantar y todos elogian el lado humano de los políticos. Al final, yo estuve fuera de época nomás.

– ¿Qué conclusión sacás de tu experiencia en las elecciones de 2007 y de tus dos años de concejal?

– Por suerte, después de que perdí me empezaron a respetar más, porque vieron que venía con un proyecto para transformar Escobar, más allá de ese momento. Ya está, ya fue. Pero lo que sí puedo decir es que yo saqué 8 mil ó 10 mil votos que eran para mí. Así como los demás 100 mil dijeron “al gordo no lo voto”, esos que sí me votaron sabían quién era yo. Sólo yo sé cuánto laburo hice, todo lo que caminé, el trabajo de base que hice. Yo llevé un conteo y mano a mano hablé con unas 3 mil personas.

– ¿Y que falló entonces?

– Y… ¡tendría que haber hablado con más personas! (se ríe). Pero también jugó en contra el tema de las colectoras. Hacia arriba sumó, estuvo bien pensado, pero abajo quedó un tendal. Además, me rodearon de sinvergüenzas.

– ¿Cuándo te diste cuenta?

– Siempre. La política está plagada de mucha bosta, demasiada. Hay demasiada mentira. Además, creo que hay límites que no se cruzan. Cuando pegaron carteles míos en pelotas en la calle, cruzaron ese límite. Si yo quisiera ventilar la vida personal de algunos candidatos, lo hubiera podido hacer, pero no lo hice porque tengo códigos. ¿Sabés a cuántos hubiera acostado usando las mismas armas?

– ¿Qué marca esos límites que no se deben cruzar?

– No hay que jugar sucio. Yo tengo acceso a los medios nacionales y sabía cosas para jugarles sucio a algunos. Sin embargo, no lo hice.

– En 2005 explicaste que te metías de lleno en la política porque Néstor Kirchner te inspiraba. ¿Cristina no te motiva hoy a hacer lo mismo?

– Cristina me inspira, pero no tengo porqué ir como candidato. Néstor era una bestia, un gran animal político que a mí me hizo sentir el deseo de participar más profundamente. Y Cristina está cumpliendo con todas las expectativas que yo tenía. Me parece un cuadro político y una estadista increíble. Ahora está aguantando la pérdida de su compañero de toda la vida, que no debe ser fácil, hay que bancarla eh. Lo que más admiro de ella es su dialéctica, sus discursos, su inteligencia, cómo está posicionada.

– ¿Cuáles son los temas en los que el gobierno está haciendo mejor las cosas?

– El tema de la inclusión es muy importante. Si vos de verdad sos peronista y cristiano, tenés que pensar en eso. Los planes sociales, la Asignación Universal por Hijo y para las embarazadas son cosas fundamentales. También se han construido innumerables escuelas, aunque siguen sin alcanzar, porque a los argentinos nos encanta procrear. Por otro lado, el tema de la seguridad es una materia pendiente. Eso tiene que estar ligado a lo social, a la generación de trabajo en blanco.

– ¿Hacia dónde pensás que va a profundizar el modelo si gana la reelección?

– El modelo de la inclusión va a seguir a full, se va a fortalecer la industria nacional… y después hay que ver cómo sigue la pelea con los grupos monopólicos de medios. Esa batalla va a tener ganadores y perdedores y hay que ver cómo se acomoda la situación después de las elecciones.

– ¿Qué dirigentes ves con buena proyección, para después de Cristina?

– Hay grandes gobernadores dentro del peronismo: Capitanich, Gioja, Das Neves… que se abrió y se le complicó. Uribarri está haciendo una gestión espectacular en Entre Ríos. Scioli también, porque mirá que la provincia de Buenos Aires es complicada eh. El Conurbano es Vietnam…

– ¿Seguís de cerca la política local?

– Sí, claro. Creo que ahora se está haciendo mucho. Temas que me preocupaban cuando yo era concejal fueron solucionados. Algo que me sigue preocupando es lo de las cloacas. Veo que el centro de Escobar y los barrios van a tener muchos problemas. Las torres que se construyen tienen que estar adecuadas a la estructura que hay de servicios sanitarios… sino esto puede colapsar. Pero es un tema que viene hace pila de años. Sé que el Intendente está trabajando en ese tema y ojalá lo podamos resolver.

– En líneas generales, ¿cómo ves la gestión de Sandro Guzmán?

– Creo que es buena. Pero apuesto más a su segundo mandato, pienso que se puede dar un avance mucho más importante. El país está creciendo, pero justo en los años eleccionarios hay un parate para ver cómo acomodan los melones en el carro. Si 2012 se da con Cristina de presidente, Scioli de gobernador y Guzman acá, Escobar se puede beneficiar mucho. Su gestión es buena y, además, no veo a nadie más a la altura de las circunstancias.

– ¿Ya fue la política para vos?

– ¡Nooo, ni en pedo! Hoy en día sigo militando. Soy un militante cuando voy a hacer teatro a los hoteles del sindicato o cuando me voy a un pueblo en el medio de la nada. Decile a mis colegas que agarren la camioneta mil kilómetros para hacer una obrita en un pueblo, a ver qué te dicen. Yo lo hago porque me gusta. La militancia siempre está. Ahora estoy trabajando en una ley para defender a los actores, apoyo la gestión de Sandro, trabajo en el Instituto Cultural con las fiestas provinciales y estoy tratando de trabajar en un proyecto para el teatro Seminari, que ojalá podamos conseguirlo.

– Hace unos años dijiste que tu sueño era ser intendente de Escobar. ¿Seguís teniéndolo, quedó atrás o tenés uno nuevo?

– ¡Claro que lo mantengo! ¿Por qué no? Para ser intendente no hay edades y yo recién cumplo 50. Me encantaría ser intendente. Tendría que volver a caminar la calle y hablar con unos 10 mil vecinos más, a ver si así gano…

Perfil actoral

¿Estás haciendo algo más, aparte de Showmatch?

Sí, desde hace tres años estoy trabajando en mi profesión con una obra de teatro en gira, con una compañía propia. La obra es una comedia, trabajo con mi mujer, Valeria Sentineo, y Sergio Rivas, un amigo de Garín. Estuvimos de gira por los hoteles del Sindicato de Camioneros dando vueltas por todo el país. La obra se llama Todo bicho que camina, es bien pasatista y para todo público.

¿Cómo se dio hacer las obras en los hoteles de Camioneros?

Yo trabajaba en teatros con mucho cartel. Hacíamos temporada en Carlos Paz, Mar del Plata, esos lugares. Entonces llevaba entradas 2×1 a los hoteles del sindicato. Y un día me dije: “¿Y si en lugar de dejar entradas acá, vengo y hago las obras? Si a mí no se me caen los anillos… A mí todo el glamour, todo el quilombo de la temporada no me interesa. Yo quiero hacer teatro.

¿Preferís teatro, cine o televisión?

El teatro es lo más lindo que hay. En cine trabajé en la película Gatica, el mono, de Leonardo Favio, fue la experiencia de mi vida. La tele también me llama mucho, más que nada por los años que llevo ahí. De todas formas, me quedo con el teatro y especialmente en centros de jubilados, sociedades de fomento, sindicatos.

¿Siempre pensaste en hacer humor?

No. Yo estudié en el Conservatorio, pero pasar 16 años en un programa de humor te encasilla. Me gusta mucho el género grotesco, que tiene que ver con la risa, la tragedia.

¿Y tienen algo de grotesco los programas de Tinelli?

Tienen algo de bizarro más bien. Ya a esta altura, más que grotesco es bizarro.

El límite de Patti

¿Qué sentiste cuando condenaron a Patti a prisión perpetua?

Nada… Ya fue… (piensa). Se hizo justicia en algún lado.

¿Crees que la sociedad escobarense tiene que hacer una autocrítica por haber apoyado a una persona con sus antecedentes o el contexto del momento, en alguna medida, la justifica?

Las dos cosas… Creo que tenemos que hacernos una autocrítica. Hay que tener límites.

¿Para vos sería un límite estar al lado de un tipo que cometió crímenes de lesa humanidad?

Sí, para mí es un límite.

¿Y qué pensás de que, en su momento, no haya sido un límite para tanta gente, desde el intendente a otros funcionarios y concejales?

Y… lo que pasa es que… a ver… Hay gente que vota o participa honestamente porque cree que el sector en el que participa está haciendo las cosas bien. Seguramente Sandro o los que lo votaron no pensaban en lo que hizo o no hizo Patti. Seguramente miraban la gestión y cómo se la llevaba adelante. Esos eran sus objetivos y lo hacían. Habría que preguntarles a esas personas si están arrepentidas.

¿Pensás que Patti actuó las veces que se presentó en el juicio, en camilla y sin hablar?

No sé, no sé… a veces parecía que estaba actuando, pero eso te lo digo desde lo actoral, no desde lo político.

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