Gabriela Garrone es la secretaria de Desarrollo Social del Municipio, uno de los puntos salientes donde se asienta la gestión de Sandro Guzmán.

Por JORGE L. BONFANTI

En una muy modesta oficina del edificio de la calle Bernardo de Irigoyen, entre 25 de Mayo y Travi, Gabriela Garrone (42) recibe a DIA 32. Esta dinámica funcionaria, que en muchos casos resulta una desconocida, salvo para quienes han precisado de su gestión, es considerara la tercera en la jerarquía municipal, aunque ella dice no darle importancia. “No sé si soy la tercera, no creo, nunca me puse a pensarlo y nunca me lo dijeron. Es cierto que el área de Desarrollo Social es muy importante dentro de la visión política del Intendente, pero yo trabajo igual estando a cargo de la Secretaría o como una simple militante”.

¿Cuál es la orientación central del Intendente para su área?

Es bien sencilla para cualquier peronista: estar cerca de la gente, pendiente de sus problemas, de sus necesidades, y poder encontrar una solución de estar a nuestro alcance. Si bien el requerimiento de ayuda social por parte de los vecinos bajó mucho, por la eficacia de los planes que bajan de Nación y Provincia, hay que seguir avanzando en mejorar la situación de muchos compatriotas y vecinos.

¿Se nota la influencia de la AUH?

Notablemente.

¿Cómo hacen para detectar a los vecinos que necesitan ayuda? ¿La van a buscar o vienen ellos?

Ambas cosas. De 7 a 14 cumplimos el horario en este edificio, atendiendo a muchas personas que concurren diariamente para ser atendidos por empleados de las distintas áreas: Adicciones, Tercera Edad, Empleo, Pensiones, Atención a la Víctima, Derechos Humanos, etcétera, pero después realizamos pesquisas con personal capacitado profesionalmente, médicos, abogados, terapistas ocupacionales, trabajadores sociales, visitando permanentemente los barrios, porque muchas veces vemos que la gente más necesitada es la que mayores problemas tiene para llegar hasta acá, por timidez, porque no tiene dinero para el colectivo o porque desconoce la ubicación de las distintas dependencias que tenemos en todas las localidades.

¿A cuánta gente atienden?

Por día pueden llegar a venir 400 personas, pero nuestro alcance es mucho más grande. Solamente las beneficiarias del Plan Vida son 16.000 en todo el distrito, y los que reciben la Asignación Universal por Hijo deben cuadruplicar esa cifra, pero no tengo el dato preciso porque eso lo maneja ANSES.

¿Y cuál es el principal requerimiento de ayuda?

Cuando empezamos con esta tarea lo hicimos en una oficinita, entregando una bolsa de alimentos como única ayuda. A partir de la decisión del Intendente de jerarquizar, profesionalizar y centralizar, lo que se plasmó en la apertura de este edificio, nuestra tarea se fue complejizando y haciéndose más efectiva, porque la etapa abierta en 2001 se cerró a partir de las mejoras en el nivel de vida general de la población y las necesidades pasaron a ser más particulares. La asistencia alimentaria ya no es masivamente necesaria, pero está quien necesita gestionar una pensión o un empleo mejor, quien tiene problemas de vivienda o un familiar con adicciones, quien sufre enfermedades de tratamiento complejo o necesita traslados, víctimas de violencia doméstica… Todos esos casos y algunos otros recurren a nosotros.

La necesidad de asistencia alimentaria bajó en un 80%. Antes la gente venía a pedir un empleo por horas y ahora buscan entrar en blanco a una industria, por eso nuestra área de Empleo se relaciona con las empresas e industrias del distrito. Casi todas las empresas radicadas en el parque industrial de Garín nos piden personal, al que tratamos de capacitar, ya que lo que piden esas empresas es personal capacitado. Esa tarea es muy importante, porque, tal como lo destacó muchas veces nuestro intendente, lo que se pretende es que Escobar ya no sea una localidad dormitorio sino que tenga una industria y un comercio pujantes y en progreso, y que el escobarense tenga otras perspectivas que cortar pasto y limpiar piletas.

¿Cómo fue el proceso por el cuál usted está ahora acá, haciendo esto?

Yo soy docente, pero siempre tuve una vocación por lo social, soy de las que frenan en la autopista para ayudar si hay un auto parado. En 2007, al principio de su gestión, Sandro Guzmán me convocó para hacerme cargo de los jardines municipales, otra área a nuestro cargo que me había olvidado de mencionar. Al compartir el espacio me fui metiendo, interesando, tomando responsabilidades, porque acá hay algo que nos diferencia de otras dependencias municipales: tenemos empleados, pero también trabajamos codo a codo con la militancia, que lo hace ad honórem. Cuando recorremos los barrios lo hacemos con el personal profesional y con la militancia, que conoce las necesidades mejor que cualquiera.

Nunca había participado en política. Mi necesidad de desarrollar una actividad de ayuda a los más humildes la canalizaba en la docencia, pero me fue gustando y fui tomando cada vez más responsabilidades, hasta que el intendente me confió la tarea de conducir toda la Secretaría.

¿Cómo se lleva con la otra vereda de la política, la “rosca”, la “chicana”?

Me acostumbré (se ríe), a veces me tengo que tomar un tiempo para entenderlas.

Como militante y como funcionaria, ¿no le preocupa la casi inexistencia de oposición en Escobar?

Como militante no (otra vez sonríe). Hablando en serio, creo que el intercambio de ideas nos puede mejorar como funcionarios y como personas. El intercambio de opiniones sano y productivo; el ataque personal, la descalificación, no.

¿Podría estar anotada para ser la primera intendenta de Escobar?

¡Nooo! Yo estoy a disposición del Intendente para conducir una dependencia o para ser la más humilde de las militantes. Como no necesito de la política como salida laboral, porque tengo mi carrera, no me hago problema por eso, yo quiero ayudar. Ahora, cuando empecé en la docencia, como cualquier persona con inquietudes, aspiraba a cargos directivos, me parece algo natural.

¿Es escobarense nativa?

No, pero casi sí, porque mi familia vino a vivir a Garín cuando yo tenía 5 años. Toda mi escolaridad la hice en el Cristo Rey, mi familia vive toda acá, y mi hijo, de 15 años, se crió acá.

¿Cómo se lleva su hijo, siendo adolescente, con su militancia?

Como yo considero que es afortunado por vivir en una familia sin necesidades, que puede construir su futuro a partir del esfuerzo personal porque tiene todas las capacidades y oportunidades, lo que hago es mostrarle mi trabajo para que tenga conciencia de que existe gente que no tuvo esa suerte. A veces lo llevo cuando recorremos los barrios o cuando asistimos a los inundados, así puede ver en persona los dramas que a algunos les toca padecer y sacar sus propias conclusiones.

En nuestro diálogo como periodistas con los vecinos, y en nuestra calidad de ciudadanos, vemos que comienza a haber críticas porque Escobar está sucio, poceado y desordenado. ¿Qué opina usted?

Como funcionaria manifiesto la voluntad del gobierno municipal de que las ciudades y los barrios estén impecables. Como vecina considero que la limpieza urbana y el orden vial son una responsabilidad del conjunto de la sociedad, porque muchas veces pude observar que se hace un operativo municipal de limpieza profunda de un predio o de una calle y a la semana ya está otra vez en malas condiciones por acción de algunos malos vecinos. La tarea de gobierno ha adquirido tal complejidad que se soluciona un problema y aparece uno nuevo, o de una acción buena y productiva nace un problema.

Por ejemplo, el aumento en el parque automotor, que hace casi imposible el tránsito, en Escobar y en cualquier lado. Yo voy todas las semanas al Ministerio y tardo más que en ir a Mar del Plata, pero porque hoy un autito es un sueño al alcance de mucha gente, cosa que hace 10 años era un sueño imposible. El nivel de consumo hace crecer los volúmenes de basura, por lo tanto tiene que crecer también la responsabilidad del ciudadano para sacarla en horario, colocarla en recipientes apropiados, no dejar perros sueltos y denunciar a los que no cumplen las normas de convivencia generando basurales.

¿Cómo es su vida fuera de la militancia? ¿Va al cine, al teatro, a comer afuera?

No me gustan las grandes aglomeraciones de gente, prefiero mi casa, soy familiera. Me gusta compartir en familia, ver una película argentina, que mejoraron mucho, o una serie norteamericana, pero en casa. Por eso no me gusta ir a la costa, prefiero la soledad de las sierras. El último viaje fue a ver la Virgen de Salta, soy muy creyente, y me quedé con ganas de más porque fuimos dos o tres días.

¿Cocina?

Si lo tengo que hacer…

¿Cuál es el lugar que más le gusta de Escobar?

Sin dudas, el teatro Seminari. Tiene algo mágico, cada vez que voy me quedo viendo las ornamentaciones, los decorados. Es un lugar que hace sentir bien.

Comentar la noticia

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *