El intendente de Escobar sigue esperando un nombramiento que no llega en Provincia ni en Nación. Encima, los cargos para los que era candidato ya fueron ocupados. Igual, confía y activa el Plan “B”.

Mientras Escobar “florece”, Ariel Sujarchuk (47) sigue deshojando la margarita en pleno verano. A esta altura, su expectativa de un nombramiento para un cargo nacional o provincial empieza a verse cada vez más improbable. Pasan los días, las semanas, los meses y no recibió siquiera un ofrecimiento formal. Por el contrario, las puertas que antes estaban entreabiertas ya se le cerraron. Pero aunque sus posibilidades parecen diluirse, al mazo todavía le quedan unas cuantas cartas.

Apenas se reincorporó a la Intendencia -estuvo tres semanas de vacaciones-, Sujarchuk mantuvo varias reuniones en despachos platenses y porteños. Su audiencia más importante fue con el gobernador Axel Kicillof, que lo recibió a solas el lunes 20 para avanzar en la planificación de una agenda común de gestión entre la Provincia y el Municipio, según se informó oficialmente.

Antes, el miércoles 15, participó de una reunión convocada por el jefe de Gabinete de la Nación, Santiago Cafiero, para instar a un grupo de intendentes oficialistas a participar del control del programa Precios Cuidados. Sin embargo, desde el Municipio no se implementó ninguna acción en ese sentido, al menos hasta el cierre de esta edición.

Entretanto, la puja por espacios de poder lo tiene en una posición bastante desventajosa respecto de otros alcaldes y dirigentes del peronismo. La primera posibilidad que se cayó fue la de AySA: Sergio Massa logró colocar en la presidencia de la empresa estatal a su esposa, la diputada provincial Malena Galmarini; mientras que la vicepresidencia fue para el intendente de Malvinas Argentinas, Leonardo Nardini.

El segundo destino que no prosperó fue el directorio de la Administración de Infraestructura Ferroviaria del Estado (ADIF), donde fue nombrado otro hombre de Massa: el ex diputado provincial Ricardo Lissalde, oriundo de Saladillo y antiperonista confeso. Su designación estuvo a cargo de Cafiero.

Varios portales de información política, durante semanas, sostuvieron que el futuro de Sujarchuk estaría en la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE). Pero fue una nueva frustración para el intendente de Escobar, ya que el presidente Alberto Fernández terminó inclinándose por poner al mando de ese organismo a una figura del sciolismo: el ex diputado provincial Martín Consentino, que preside el PJ de Vicente López. Y le dio la vicepresidencia a Juan Debandi, de La Cámpora, quien fue candidato a intendente en Tres de Febrero, donde perdió con el macrista Diego Valenzuela. Ambos asumieron el martes 21.

“Todavía no hay que descartar nada. Tanto en Nación como en Provincia los nombramientos van muy lento y quedan muchos cargos por cubrir”, aseguran cerca de Sujarchuk. Sin embargo, el tren va pasando y él desde el andén ve cómo los vagones donde esperaba subirse llevan otros pasajeros a bordo.

Plan “B”

Si no es ahora, será más adelante. Sujarchuk confía en que más temprano que tarde conseguirá un conchabo para asumir nuevas responsabilidades institucionales y extender su construcción política fuera de Escobar. Por eso, no es casual que a varias de las reuniones que mantuvo en las últimas semanas haya ido junto al secretario general del Municipio, Alberto Ramil, su virtual sucesor.

El Plan “B” es, precisamente, “Beto” Ramil. Su alfil aprobó la prueba piloto en los 18 días que quedó interinamente a cargo del Ejecutivo durante la licencia de Sujarchuk. No sólo le cubrió las espaldas en el Palacio Municipal sino que también concurrió a una reunión de intendentes con Kicillof y a otra encabezada por el ministro de Desarrollo Social de la Nación, Daniel Arroyo. Con ambos se sacó fotos que publicó en sus redes sociales, donde cada vez está más activo. Nada es casualidad.

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