Experta en gastronomía, la familia Ciuffardi abrió un restaurante con platos cuidadosamente elaborados. Un concepto diferente en el centro de la ciudad, donde calidad y buen precio se conjugan en un ambiente ideal.

Meraki es una palabra de origen griego, que no tiene traducción exacta en ningún otro idioma. Sin embargo, los especialistas en lenguas aseguran que se trata de un adjetivo utilizado para describir algo en lo que se pone mucho empeño, creatividad y amor. Algo así como dejar el alma en lo que se hace. Por ese significado, Catalina Ciuffardi la eligió para bautizar su flamante restaurante -inauguró a fines de marzo-, donde se puede encontrar una oferta gastronómica que conjuga excelente calidad y precios razonables en un salón estupendo.

“Que el lugar sea lindo no significa que sea caro. De hecho, estamos apuntando a crear platos bien elaborados que no cuesten tanto, para que la gente pueda comer rico, en un lugar agradable y con excelente atención”, afirma la gerente de Meraki a DIA 32, casi a modo de presentación y con dos objetivos primordiales: derribar el viejo prejuicio social con el que se enfrenta y, a su vez, invitar a los escobarenses a disfrutar de un ambiente y una carta muy difícil de encontrar en otra parte del distrito.

El nuevo restó de la calle Estrada 740, entre Colón y Mitre, no tiene una lista interminable de platos, pero sí una selección deliciosa en cada segmento. Así, los comensales pueden empezar el almuerzo o la cena con unas papas fritas con queso cheddar y panceta o bien con nachos, langostinos empanados en panko -pan rallado japonés- o salchichas parrilleras con huevos.

A la hora del plato principal, la carta incluye variedad de carnes rojas y blancas, entre las que se destacan la milanesa de ojo de bife -viene con papas y huevo frito-, las ribs de cerdo con salsa barbacoa, la trenza de entraña y los pescados de estación, como dorado o lenguado. Entre las pastas sobresalen los ravioles de salmón y los fetuccini con albóndigas. Todo es cocinado por el chef “Nacho”.

Para acompañar los sólidos, además de gaseosas y cervezas -promoción de 2 x 1 los miércoles-, Meraki ofrece una surtida nómina de vinos finos, tanto de boutique como de bodegas reconocidas, cuyos precios oscilan entre $300 y $900. Al igual que en los platos, la idea es dar opciones para “bolsillos sofisticados y de término medio”. Para la temporada primavera-verano ya están pensando en colocar una barra de cocktails.

Antes de pedir la cuenta, si el estómago y la billetera lo permiten –se aceptan todas las tarjetas-, se puede coronar la estadía probando alguno de los exquisitos postres elaborados en el lugar por la maestra pastelera Marylin.

El restaurante se fue adaptando a las demandas de los clientes y actualmente ofrece un “Menú del día” para el almuerzo y la cena, al igual que un “Menú ejecutivo” para el mediodía, menos los feriados y fines de semana. Ambos incluyen plato principal, bebida y postre o café por $300. Además, hay desayunos americanos y meriendas.

La arquitectura también juega un rol importante en Meraki. Con un perímetro completamente vidriado, luce un diseño moderno, luminoso y muy atractivo, con ambiente climatizado, wifi abierto y baño para discapacitados. El estacionamiento es gratuito. El salón cuenta con capacidad para 40 comensales y, además, tiene un SUM para 120 personas en la parte trasera.

Detrás de Meraki está Carlos “Tony” Ciuffardi, quien heredó de su padre la reconocida cadena de panqueques Lo de Carlitos. Ahora él, junto a su hija, puso el alma y el corazón para poner en marcha este nuevo emprendimiento gastronómico en la ciudad.

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