Hace cincuenta años, un grupo de vecinos cansados de vivir a oscuras se unió para formar la Cooperativa Escobar Norte. La institución logró lo que SEGBA no hacía y desde entonces se convirtió en un sostén social de la comunidad.

Con el objetivo de dejar en el olvido las velas, los faroles a kerosene, las barras de hielo para enfriar los alimentos y los equipos generadores de energía, hace medio siglo se conformó la institución más importante de Loma Verde: la Cooperativa Limitada de Consumo Popular de Electricidad y Servicios Anexos Escobar Norte.

Llegar a ese momento no fue fácil. La zona se iba poblando con gente que se enamoraba del paisaje, de los atardeceres multicolores y la vida tranquila en la naturaleza. Crecían los cultivos de flores en manos de los inmigrantes japoneses y portugueses, las huertas, los haras donde se criaban caballos y los hornos de ladrillos, pero la falta de energía eléctrica era un dolor de cabeza.

Antes de que se creara la Cooperativa fueron incontables los acercamientos que los vecinos habían realizado a SEGBA. Como las distancias entre una vivienda y otra eran tan extensas, y la densidad poblacional tan baja, a la empresa estatal de electricidad no le resultaba redituable hacer la inversión. Por eso, ya casi en la década del ‘70, Loma Verde seguía inmersa en la más absoluta oscuridad.

Durante un viaje a Carlos Casares, don Roberto Enrique Bonfanti descubrió que allí habían resuelto el problema conformando una cooperativa. Cuando le contó la idea a su hermano Sebastián, él se puso el proyecto al hombro. Comenzó con innumerables viajes a La Plata para hacer averiguaciones e hizo todo tipo de trámites en la Municipalidad de Escobar. Mientras tanto se iba armando la primera comisión, que aunaría esfuerzos para propagar la idea.

Debían conseguir socios que confiaran en el proyecto y comenzaran a pagar las primeras cuotas. Fue un trabajo de años, en el que participaron ingenieros, especialistas en cooperativismo y muchos vecinos interesados en que la luz llegara a sus viviendas; algunas quintas lujosas con todas las comodidades y también humildes, de gente que trabajaba en los campos.

El acta fundacional se firmó el 2 de noviembre de 1969, aunque la luz recién llegaría cuatro años después. A partir de ese momento y bajo la presidencia de Sebastián Bonfanti, la Cooperativa se encargaría de concretar una obra titánica hasta lograr que las lamparitas se enciendan en cada domicilio.

Pero ese no fue el único logro de la Cooperativa a través de estos 50 años, ya que también se convertiría en un pilar fundamental de la comunidad. Por ejemplo, con la creación de la siempre pujante Biblioteca 20 de Junio. Además, en instalaciones suyas funcionan la sala municipal de primeros auxilios, el jardín de infantes y el flamante Centro de Adultos Mayores.

Todavía más: en la planta baja de la moderna sede social que inauguró en 2017, acaban de instalarse una dependencia del Registro Civil y una oficina comercial del Banco Credicoop con cajero automático las 24 horas, dos servicios que nunca había tenido la localidad.

Presidida desde 2005 por Raúl Lo Nigro, la Cooperativa también hizo posible que la comunidad cuente con internet a partir de un tendido propio de fibra óptica que ya abarca más de 40 kilómetros.

Por eso, el ideario de los pioneros sigue hoy tan latente y encendido como al comienzo, iluminando el progreso de las nuevas generaciones que eligieron vivir y ser felices en Loma Verde.

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