Rodolfo Rinaldi y su papá Alberto se dedican a la producción de miel multifloral en el Delta. Tienen 120 colmenas, con las cuales obtienen tres mil kilos al año, y acaban de ganar el primer premio de un concurso internacional por su variedad Ámbar.

Tendría unos siete u ocho años cuando le llamó la atención la tarea que llevaba a cabo su bisabuela, María Buttinger. Rodolfo Rinaldi (35) cuenta que se fascinaba al verla ir y venir por el campo en el barrio El Cazador, con su ropa especial para trabajar con las abejas, las colmenas y la miel deliciosa que recogía.

A medida que fue creciendo, aquellas imágenes quedaron solo en el recuerdo. Hasta que en 2013 perdió el trabajo que tenía en una empresa de obras públicas. Fue ahí que junto a su papá, Alberto (65), comenzaron un curso de apicultura y fueron descubriendo los secretos de este apasionante oficio.

Hoy están al frente de Apiarios Rinaldi, un emprendimiento con el que en marzo participaron del 22° Concurso Internacional de Mieles Multiflorales realizado en el marco de la 25° Fiesta Nacional de la Apicultura y Expo Apícola del Mercosur 2022, en Entre Ríos. ¿Cómo les fue? Obtuvieron el primer puesto en la categoría Miel Ámbar.

Rodolfo se transformó en un experto apicultor que trabaja mayormente en las islas del Delta, donde la variedad de flores es enorme y la floración comienza temprano, en agosto. “Es el lugar ideal, porque hay gran variedad de flores de las cuales las abejas pueden obtener néctar de buena calidad”, le cuenta a DIA 32.

Rodolfo Rinaldi junto a sus colmenas
APICULTOR. Rodolfo Rinaldi se inició en el oficio en 2013. Antes había trabajado en obras públicas.

Además, señala que “lo más importante es que no hay cultivos. Hay que entender que cuando se fumiga un campo con soja, por ejemplo, además de matar a determinada plaga, mata a un sinfín de insectos, entre ellos a las abejas”.

La miel que producen es multifloral porque dejan que las abejas polinicen varios tipos de flores, mientras que hay muchos apicultores que logran miel monofloral llevándolas a lugares donde predomine algo específico, como puede ser el eucaliptus, la acacia, el romero, el limón e infinidad de otras variedades.

Además de ubicar las colmenas en los terrenos de su familia, Rodolfo hace relaciones públicas constantemente para que los dueños de otras tierras le permitan tenerlas distribuidas en sus espacios. Las abejas necesitan de una gran cantidad de territorio para polinizar. Asegura que es todo un trabajo entrar en confianza, porque la gente le tiene mucho miedo a los robos: “Si alguien entra con la excusa de las abejas y se termina llevando una vaca o un caballo la pérdida es enorme. Pero una vez que te conocen ya te dan hasta la llave del campo y no hay mayores problemas”, explica.

Rodolfo junto a su papá Alberto y a su mamá, Susana Jensen, mostrando el premio recibido.
ORGULLOSOS. Junto a su papá Alberto y a su mamá, Susana Jensen, mostrando el premio recibido.

Paso a paso

En el invierno no hay demasiada acción en la colmena, ya que están casi dormidas por el frío. La mejor época es la primavera y el verano, es el momento en que crecen y las abejas producen la miel. Para eso se instalan las alzas, que son cajones que se ubican sobre las colmenas. Ahí dentro están los cuadros que contienen la cera estampada y donde hacen las celdas para depositar la miel.

Una vez que el proceso está completo viene la mielada, es decir, la cosecha de la miel. También suele ser la parte más complicada, porque hay que levantar los pesados cajones, subirlos a una canoa, después a una camioneta y llevarlos hasta la zona de extracción, que está en Belén de Escobar. Para evitar demasiadas picaduras u otros inconvenientes, esa tarea se hace de noche, que es cuando las abejas ya volvieron al cajón.

El paso siguiente es cosechar la miel, filtrarla y envasarla. Entre las 120 colmenas que tienen llegan a producir hasta tres toneladas al año, ya que cada una rinde de 20 a 25 kilos.

HÁBITAT. Sus colmenas están en las islas del Delta, donde hay una mayor variedad de flores.

La comercialización tiene varios canales: boca en boca, a través del Instagram que lleva el nombre del emprendimiento y en almacenes y verdulerías escobarenses. También reciben pedidos al (0348) 15-452-1987. Además, él y su padre están listos para comenzar con los trámites necesarios para poder vender en supermercados.

Con respecto al premio, el joven apicultor admite que lo sorprendió muchísimo, porque en el concurso hubo cientos de participantes de todo el Mercosur. Allí, no solo el sabor entra en juego sino también la textura, el color y se realizan análisis de acidez y de humedad, entre muchos otros factores.

Dice sentirse feliz y orgulloso, sobre todo porque lo siente como un reconocimiento al trabajo, al estudio, al aprendizaje y a esforzarse por hacer las cosas cada día mejor.

MÁXIMA PUREZA. La miel ámbar de Apiarios Rinaldi, de las colmenas al envase para comercializar.

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