Ocurrente, extrovertido y conocedor de las distintas caras de la farándula, disfruta el verano en su casa de Loma Verde y propone una mirada tan crítica como actual sobre el mundo televisivo. “La clave es cómo contamos las historias”, sostiene.

Actualizado constantemente, tan a gusto en la ciudad y su furia como en los paisajes tranquilos, Augusto Tartúfoli (55) asegura que “no es de ningún lado”. Sin embargo, mientras contempla la arboleda lomaverdense, alejado del calor sofocante de la Capital, confiesa que poco a poco se va aquerenciando en su casa del country El Aromo, pensada para fines de semana o para pasar el verano junto a su familia y recibir amigos.

Siempre vinculado con el mundo del espectáculo, la polémica y las novedades de la farándula, muy activo en sus redes sociales, Tartúfoli -o “Tartu”, como lo conocen- se anima a debatir sobre cualquier tema de la actualidad. De hecho, comenta que la política lo seduce cada vez más.

Su destacada participación en el panel de Intrusos, el programa televisivo que lleva 20 años contando los chismes de los famosos, y su experiencia general en la pantalla chica, lo llevan a reflexionar: “Tengo una lectura muy crítica del oficio, creo que la clave es cómo contamos las historias. Estamos vendiendo entretenimiento”.

A Loma Verde llegó hace 19 años junto a su esposa, Verónica Rubí. Buscaban un lugar de retiro, donde poder escaparse algunos día del barrio porteño de Caballito, donde siguen viviendo actualmente. “El lunes a viernes era muy cansador, la maquinaria televisiva te va llevando”, comenta a DIA 32.

En principio, optaron por una quinta en Congreve y Botafogo, de exuberante naturaleza y con una inolvidable pileta con trampolín. Allí alquilaron varios años y luego los sedujo una opción prometedora: “Fui el primero que compró un lote en El Aromo. Teníamos amigos que habían entrado en fideicomisos fallidos, nos parecía loco que la gente comprara así, ¡y nosotros hicimos lo mismo! Pero en este caso ofrecían una preventa ventajosa, era un lugar hermoso y estaba cerca de la Panamericana”, explica sobre aquella decisión, de la que no se arrepiente.

Hoy Loma Verde es el lugar de descanso ideal para el matrimonio y para su hija Faustina (10), que disfruta las libertades que no tiene en Capital. Por su parte, este periodista no cambia por nada su rutina de bicicleta, caminatas y natación. Revela que hasta en invierno se mete al agua con un traje de neoprene y que no descarta la posibilidad de venir a vivir definitivamente a su casa de Escobar. A medida que pasan los años, va encontrando cada vez más opciones: “Vamos mucho a comer a Maschwitz. De hecho, Osvaldo Laport fue el primero que me hizo la ruta gastronómica de acá”, señala.

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Una mirada distinta

Sobre los inicios de su vida profesional, “Tartu” asegura que llegó al periodismo de espectáculo “de casualidad” y que actualmente prefiere ampliar los horizontes. “Si tuviera que definirme, te diría que me considero un entretenedor. Como decía Dean Martín: ni muy bueno, ni muy malo, pero que le haga pasar a la gente un buen momento. Y es fundamental aprender el negocio en todas sus dimensiones. Lo que no permitís como audiencia es que te aburran, aunque te estén contando que se murió el Papa”.

“Muchas veces me preguntan cómo me reinvento, y en ese sentido soy de pensar mucho en lo que me conviene para mi carrera. Creo que, a veces, la gente del ambiente cuando no sale al aire se desespera y agarra cualquier cosa que le ofrezcan. Y eso no está bueno”, señala. Y afirma que los famosos suelen mostrar una vida impresionante, pero no necesariamente real; y que cuando tienen una buena temporada se van con los bolsillos llenos y se olvidan de “separar un canuto”.

En una televisión que cambia constantemente ante el avance vertiginoso de los medios digitales, “Tartu” resalta la necesidad de adaptar al formato paparazzi y sumar otras alternativas. “En mi caso me gusta mucho hablar de política. Creo en la farandulización de la política y no lo veo como algo negativo. Creo que falta un programa donde las celebridades politizadas hablen de eso, cuenten su historia. Hay gente que tiene una mirada muy valiosa”.

En una línea similar, y enfatizando este ánimo de transitar nuevos caminos, propone “darle voz a los músicos”. Y amplía: “En general, no tienen representación en la tele y hay avidez del público. Ellos tienen mucho para contar, para decir de la realidad. Además de las miles de anécdotas increíbles y divertidas”.

Actualmente apuesta a un 2020 con propuestas innovadoras. Dentro de sus últimos trabajos, participó como invitado en distintos programas de radio y televisión, y condujo Chismoses, un magazine de espectáculo en NET TV, junto a Luciana Salazar.

Pese a los sinsabores de todo oficio, asegura que se siente cómodo y a gusto con su trabajo, por razones que identifica con simpleza y gratitud: “Me gusta que genera un afecto muy grande… ¡la gente te abraza por la calle!, ¡la gente te quiere! Estoy en el supermercado, viene una persona, me saluda, me pregunta sobre Susana, y a mí me encanta detenerme y conversar”.

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Ficha personal

Vida en la farándula: notero, panelista y conductor

Sus comienzos en la carrera datan de 1992, como notero de programas de chimentos. Desde 1997 al 2000 integró el equipo de Rumores, un programa conducido por Susana Roccasalvo y Carlos Monti. En 2003 y 2004 fue parte del panel de Los Profesionales de Siempre. También redactó artículos para diarios y escribió en blogs.

En 2006 participó como panelista de espectáculos en el dinámico AM, Antes del Mediodía (Telefe). Además, integró los debates de distintas versiones del reality Gran Hermano. En 2015 se sumó al famoso panel de Intrusos, con Jorge Rial a la cabeza, en América.

Chismoses, el programa que condujo con Luciana Salazar, duró dos temporadas (2018-2019). Y aunque enfatiza que no lo sedujo para nada el nombre en lenguaje inclusivo, rescata que fue una gran experiencia y que encontró muchos puntos en común con la popular modelo y actriz, entre ellos el interés por la política.

Sobre otras experiencias de su trayectoria, “Tartu” apunta: “Laburé con los que para muchos tienen mala fama, y todos han sido señores conmigo. Estuve con Chiche Gelblung, (Gerardo) Sofovich, Lucho Avilés, Jorge Rial y Jorge Lanata. Aprendí mucho. Por algo, en su momento, cada uno de ellos ha sido el número uno”.

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