No hay carrera donde no compita, se destaca haciendo podios y es dueña de un físico privilegiado. A los 40, dice que está en su mejor momento y que el atletismo “es un estilo de vida, no puedo dejarlo”.

Es atleta y profesora de Educación Física, entrena todos los días por la ruta 25 y allí se cruza con muchos de sus alumnos de Matheu, fuera del horario escolar. “El otro día me dijeron que le había ganado al colectivo, porque frenó y yo lo pasé corriendo, fue muy gracioso. Muchos chicos viven por ahí y me ven entrenando”, le cuenta Cintia Coronel a DIA 32 haciendo alusión a la inocencia de los chicos, que la tienen como a una heroína con calzas y zapatillas. Siempre entrenando para ser mejor y haciéndole frente a todo.

Empezó en el atletismo a los 12 años, en el polideportivo de Maquinista Savio, donde hizo la parte más recreativa e iniciadora. Años más tarde se federó y empezó a representar al partido de Escobar en los Torneos Bonaerenses.

“También hice lanzamiento de bala y de jabalina, probé todo, pero lo mío era la resistencia. La genética te hace velocista, pero la resistencia la trabajás con los años y así pude mejorar un montón”, afirma cuando habla acerca de su especialidad: las carreras de larga duración y especialmente las de 21 kilómetros.

Desde muy joven supo que el deporte iba ser su estilo de vida y el atletismo una linda adicción, casi innegociable. “Correr siempre fue mi hobby, ´Forest´, me decían (risas). En la adolescencia ni salía a la noche porque siempre tenía carreras los domingos, era muy disciplinada y no me lamento para nada”, cuenta, orgullosa de su formación y con principios que adquirió para siempre.

Su entrenador actual es Hugo Bressani, del Iron Team de Pilar, con quien encontró la regularidad que buscaba. “Una vez me dijo que después de los 30 la potencia era muy difícil de mejorar, pero yo sigo mejorándola. Fue la base de tantos años. Es difícil mantener las horas de entrenamiento, pero para mí es un placer”, asegura, feliz por sus muy buenos rendimientos.

Su mejor actuación en una competencia importante fue en la Carrera del Vidriero de Berazategui (10K): “Se corre por dinero y van los atletas olímpicos. Estás ahí parada y ves a cada atleta… se dan muy buenas marcas”, señala. El podio lo completan la Media Maratón 2018 en Buenos Aires y las locales de Garín y Belén de Escobar, “por el apoyo de la gente”.

La última carrera en la que participó fue la Women Night Run, que se hizo en la costanera de Vicente López. Hizo 5 kilómetros en exactos 19 minutos y quedó tercera en la clasificación general.

El atletismo no tiene que ser una tortura sino algo saludable. Hace poco tuve dos días de descanso y me agarró un bajón anímico raro, lo hablé con mi entrenador y me dijo que fue porque me bajaron las endorfinas, que es lo que te mantiene de buen humor”.

RUTINA Y DESAFÍOS

Radicada en el barrio Parque Florido, aprovecha el circuito pegado a la ruta para entrenar. Todos los días hace entre 12 y 28 kilómetros, yendo desde Escobar hasta Pilar.

La alimentación es otro de los secretos para el buen rendimiento. Por eso sabe que no puede comer nada de grasas, frituras ni tomar alcohol. “No me cuesta no poder comer ciertas cosas, como tampoco levantarme a las 5 de la mañana los domingos para ir a correr. Vuelvo de trabajar molida, pero me pongo las zapatillas y se me pasa todo. Salgo a entrenar llueva, haga frío o calor. Y eso me hizo fuerte como persona, no me para nada”, declara, con absoluta sinceridad.

Su objetivo primordial para 2019 es la media maratón (21K) que se hará en Capital en agosto. “La vengo haciendo hace varios años. Mi récord en esta prueba es de 4´12´´ por kilómetro y quiero bajarlo”, asegura, expectante por lo que se dará en algunos meses y mentalmente abocada a ese desafío, que ya está preparando.

Además de trabajar en las Escuelas 6 y 17 y en los Jardines 910 y 917 (todos en Matheu), da clases de atletismo en el polideportivo municipal Luis Monti, con nenes de 4 a 6 años y de 7 a 11.

“El atletismo no tiene que ser una tortura sino algo saludable. Hace poco tuve dos días de descanso y me agarró un bajón anímico raro, lo hablé con mi entrenador y me dijo que fue porque me bajaron las endorfinas, que es lo que te mantiene de buen humor. Ya es un estilo de vida, no puedo dejarlo”, confiesa la atleta escobarense, nacida para correr.

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