En la vida hay casualidades y causalidades, de eso no quedan dudas. Esta historia es un claro ejemplo de que muchas veces las cosas suceden por causa y efecto, sin demasiadas vueltas ni explicaciones que buscar.
Johanna Crocco vive en Garín, tiene 36 años y pasó parte de su infancia en una cancha de fútbol que quedaba frente a su casa. Era la única nena de la familia y sus cuatro hermanos la llevaban para que vaya al arco, así ellos podían probar su puntería, meter goles y mejorar la técnica. Esa práctica era bastante habitual, aunque a la madre no le gustaba demasiado.
“De chica estaba en el ambiente del fútbol, iba al arco siempre. Me crie con el fútbol. Pasa que antes era marginal que una chica juegue, así que mi mamá no me dejaba mucho. Decía que no era un deporte para mujeres. Si hubiera tenido continuidad de chica, hubiera sido otra cosa”, le cuenta a DIA 32, recordando sus primeros pasos bajo los tres palos.
Esa costumbre de atajar también la llevó al handball, deporte que practicó durante su adolescencia en el polideportivo municipal Luis Monti. Incluso llegó a jugar varios años en los torneos bonaerenses, siempre como guardameta.
“Iba al arco porque una profesora me pidió y seguí así. Más de grande empecé fútbol otra vez y dije que era arquera de handball, así que me mandaron al arco de una. No fue una elección, pero me gustó, es un puesto muy bueno y pocas quieren atajar, así que estoy siempre yo”, señala, feliz por el lugar en donde está.
Actualmente juega en dos instituciones locales: en el equipo de fútbol 11 de Domingo Matheu, donde participa del torneo femenino de la Liga Escobarense; y en Independiente de Escobar, en fútbol 7, por ahora sin competencias oficiales.
“En Matheu estoy hace dos años, llegué por la invitación de una amiga. Al principio no me ubicaba mucho en cancha grande, pero me ayudó a mejorar la técnica, a poder ubicarme mejor. En el CAI practico y cada tanto nos anotamos en algunos torneos zonales, pero no jugamos ligas”, cuenta. De esta manera, entrena todos los días en un club u otro y los sábados compite en la liga; los domingos es el único espacio que le queda libre.
A la Selección
El año pasado le llegó la mejor noticia que un deportista podría recibir: un llamado para ser parte de una prueba en el seleccionado nacional. Con un equipo de amigas y conocidas participó en la Copa Necochea; en ese plantel había una jugadora de la Selección Argentina de fútbol 7 y los planetas futboleros empezaron a alinearse.
“En ese torneo salí arquera destacada, Ella me dijo que tenía buen nivel y que le iba a pasar mi número al DT nacional. Él me llamó, fui a un amistoso a Pilar y me invitó a entrenar en Saavedra, con la Selección. Recién después de varias prácticas me fui soltando. No es fácil estar con la camiseta argentina, y quedé”, confiesa Johanna, quien hoy es una de las arqueras con más experiencia del equipo nacional.
La futbolista garinense jugó partidos en torneos selectivos regionales -de preparación- en Pergamino y Córdoba. Después, ya integrando el seleccionado, participó en un certamen en Comodoro Rivadavia, donde fue la valla menos vencida, y en la Copa América 2022 que se hizo en Parque Sarmiento (Buenos Aires), donde pudo atajar un partido y Argentina fue subcampeona, tras perder la final con Brasil.
“La Copa América estuvo muy buena, tengo la medalla y es muy lindo. Llevar la camiseta argentina representa mucho más que ganar o no. Ahora la titular se retiró y somos tres arqueras en el plantel”, comenta, afianzada en el elenco celeste y blanco.
Sueño azteca
Johanna ya está confirmada como parte del plantel argentino que viajará al Mundial de Fútbol 7 que se hará en Puebla, México, desde el 6 hasta el 14 de septiembre. Irán dos arqueras y el DT, César González, decidirá quién será la titular.
Cuenta que desde que recibió la citación empezó con cuidados más específicos, bajó de peso, se trata con una médica deportóloga, practica crossfit y desarrolla entrenamientos puntuales, para fútbol 11 y 7. De lunes a viernes, entre las 7 y las 16, trabaja en la parte operativa de una empresa que hace tratamiento de efluentes.
“Soy de dar mucha seguridad, me gusta salir, achicar y también ordeno el equipo, hablo mucho con las defensoras. Soy re futbolera, miro todos los partidos que puedo, veo errores, aciertos. No tengo una arquera como modelo, pero en las redes sigo a “Dibu” Martínez y a algunos entrenadores para mejorar mi técnica”, afirma.
“Me gustaría llegar ser profesional del fútbol, todo es a pulmón y, si bien no tenemos mucha visibilidad, tratamos de conseguir apoyo”.
En el ambiente futbolero se dice que en el puesto de arquero todo el tiempo se está aprendiendo, que no hay edad para seguir calzándose el buzo y los guantes. Algo que ella también tiene presente y por eso quiere aprovechar este buen momento deportivo.
“Tengo 36 y sé que no es limitante la edad, puedo jugar hasta los 40, depende cómo uno se cuide. Me gustaría llegar ser profesional del fútbol, todo es a pulmón y, si bien no tenemos mucha visibilidad, tratamos de conseguir apoyo. Mi futuro lo veo de la mejor manera, estoy en el auge de mi carrera y hasta que se disponga seguiré atajando”, sostiene, tan segura y confiada como lo hace cuando tiene que volar de palo a palo.
