
El estreno de El Eternauta en Netflix fue uno de los eventos audiovisuales más esperados del año en Argentina. Basada en la histórica historieta escrita por Héctor Oesterheld e ilustrada por Francisco Solano López, la serie dirigida por Bruno Stagnaro captó la atención de millones de espectadores en el país y rápidamente se posicionó entre las más vistas de la plataforma en toda la región.
Más allá de su impactante éxito de audiencia, El Eternauta contó desde su lanzamiento con un peso simbólico único: es la adaptación de una obra emblemática de la cultura argentina, con una fuerte carga política y social, escrita en plena década del 50 y resignificada a lo largo del tiempo. Su llegada al streaming internacional es también una declaración cultural: una historia de resistencia, memoria y lucha, contada desde el sur del mundo. Y en ese relato colectivo, un joven actor de Ingeniero Maschwitz se ganó su lugar.
El rol de Micky en la arrasadora serie le dio a Joaquín Acebo (23) esa fama que es tan efímera como compensatoria, además de permitirle transitar el mejor momento de su vida, al menos en lo laboral, tras una infancia y una adolescencia muy difíciles, signadas por un grave accidente que tuvo en su niñez y que lo marcaría para siempre.
Aquel desafortunado y casi trágico suceso ocurrió cuando él tenía 5 años. Fue en un paseo familiar por un parque de diversiones de Luján, que aún utiliza los viejos juegos del Italpark. Joaquín se subió junto a sus hermanos a un carrito del Tren Fantasma. En un momento del trayecto ese niñito, quizás asustado por algún monstruo que salió de la nada en la oscuridad, se paró de golpe. Al no tener ni cinturón ni barra de seguridad, y justo pasar por una curva donde al conductor le patinó el freno, salió disparado. Su cabeza quedó enganchada entre el carro y las vías, rebotando como una pelota de ping pong.
Su padrastro lo rescató como pudo, pensando que estaba muerto entre tanta sangre que lo cubría. Su familia, desesperada, lo llevó al hospital. Joaquín no se acuerda de nada, sobre todo porque de un segundo a otro pasó de estar divirtiéndose con sus hermanos a debatirse entre la vida y la muerte durante veintiún días, el tiempo que estuvo en coma.
La abrupta caída le causó lesiones gravísimas: fractura de cráneo, desplazamiento de etmoides y el corte del nervio trigémino, que le produjo una parálisis facial que no le permite escuchar, ver o siquiera pestañar del lado derecho. Los diagnósticos de los primeros momentos fueron aterradores: desde que no iba a poder respirar por sus propios medios hasta pérdida de memoria y del habla. Pero Joaquín sobrevivió y, ante semejante accidente, el aspecto actual de su rostro parecería ser apenas un rasguño.

Vivió entre médicos, operaciones y también con el inevitable bullying que enfrenta cualquier chico que no es igual a los demás, con motes como “ojo roto” en la escuela. La mirada ajena y la suya propia es un peso que a veces le cuesta sobrellevar, pero que no le quita las ganas de dejar la victimización de lado, aceptarse y seguir adelante con su sueño de ser actor.
Parece paradójico que una persona con un problema físico eligiera quizá una de las profesiones más expuestas que existen, como es la actuación. Eso demuestra entereza, amor propio, no recular ante las adversidades y detectar un lugar seguro. “El arte es mi refugio”, declaró una y mil veces en el raid mediático del último mes.

Su papel en El Eternauta
Con una expectativa inusitada, el miércoles 30 de abril se estrenó en Netflix la serie El Eternauta, inspirada en la clásica historieta de ciencia ficción de Oesterheld y Solano López. Una tira que se publicó en la revista Hora Cero Semanal desde 1957 hasta 1959. Eran tres páginas semanales, que luego fueron editadas en varios libros con muchísimas secuelas.
La grabación empezó en 2023, aunque la pre-producción comenzó en 2020, con la pandemia como disparador de un escenario ideal, bajo la dirección de Bruno Stagnaro. Se ambienta en un mundo posapocalíptico donde la Tierra ha sido devastada por una invasión de alienígenas. La historia tiene como protagonistas a Ricardo Darín y Carla Peterson entre otros actores, como César Troncoso y Andrea Pietra.

Uno de los mejores amigos de Joaquín Acebo es el reconocido actor Matías Recalt (23), que la rompe en las pantallas, también oriundo de Ingeniero Maschwitz. Juntos estudiaron actuación y fue quien le habló de él a María Laura Berch, la directora de casting de la que sería su primera película: El viento que arrasa. Un film dirigido por Paula Hernández, basado en una novela de Selva Almada, donde hizo un coprotagónico con un personaje llamado Tapioca.
Berch también fue directora de casting en El Eternauta. Por lo tanto, ya conocía al maschwitzense, quien en un principio hizo casting para el personaje de Pablo (Aron Park), pero no quedó. Sin embargo, el destino le tenía reservada una sorpresa. “Parece que a Bruno algo de mí le gustó y reescribió un poco el personaje de Micky para adaptarlo. Eso fue un re mimo”, comenta, agradecido.

Micky es un boy scout, que junto a su hermana Pecas (Paloma Alba) y su amigo Tony (Byron Barbieri) luchan para combatir la nieve, los cascarudos y a todos los malos de la historia. “Son chicos que tienen 20 años como mucho y se hacen cargo de esta situación, ayudando a un grupo de personas mayores. Es heroico verlos actuar. Hay algo tierno en su servicio y ayuda comunitaria”.
Con el resto de los scouts y los más jóvenes del elenco, como Clara (Mora Fisz), Pablo (Aaron Park) e Inga (Orianna Cárdenas), aún hoy tienen un grupo de WhatsApp llamado Los Eterkids y consolidaron una linda amistad.

La filmación implicó ocho meses de rodaje intenso. “En mi primera escena con Darín me equivoqué como ocho veces. Era difícil porque estábamos en un lugar chiquito, teníamos las máscaras, yo cargaba con una escopeta pesadísima, la capa, una linterna que se me cayó al suelo, se le salieron las pilas y tardaron como diez minutos en volver a ponerlas. Pero Darín, nada, cero mala onda”, recuerda el actor.
Durante dos años el elenco debió guardar secreto de sumario sobre todo lo concerniente al proyecto. No podían hablar y mucho menos dar a conocer las fotos de la filmación. Cuando finalmente pudieron hacerlo, a Joaquín le robaron el celular con todo el material ahí adentro, cosa que lamenta muchísimo. Pero más allá de eso, se celebran otras cosas: desde su estreno, la serie fue un suceso a nivel mundial.

“Estoy en un lugar súper lindo. Si bien siempre hay algún que otro hater (odiador), todo el mundo me saluda en la calle con muchos mensajes de amor y eso me re flashea”.
A pesar de que la industria audiovisual está casi paralizada en el país, ahora que se hizo conocido Joaquín Acebo solo espera que lo tengan en cuenta para futuros proyectos donde pueda demostrar cuánto tiene para dar como actor.
“En mi primera escena con Darín me equivoqué como ocho veces. Pero Darín, nada, cero mala onda”, recuerda el actor.