El flamante presidente de la Unión Industrial apuesta a la vinculación virtuosa con el sector público y promueve la capacitación “permanente”. Además, asegura que la clave está en estimular la exportación.
Recorrió decenas de países, estuvo en Kosovo y sobrevivió a un naufragio. Es docente universitario y residió casi 20 años en Escobar, donde dirigió la revista Eugenia. “Siempre fui una rata de biblioteca”, afirma.
Heredó el oficio de su padre y lleva casi cuatro décadas atendiendo clientes en diferentes bares y restaurantes escobarenses . Toda una vida preparando café y sugiriendo platos. “Me gusta el buen trato y las relaciones públicas”, confiesa.
Es jefe de cardiología del hospital Erill, donde estuvo internado por coronavirus junto a su madre. Ambos lograron recuperarse. “Las terapias intensivas mejoraron mucho en la pandemia”, destaca.
La pandemia lo obligó a ponerle punto final a su carrera comercial, después de cinco décadas. “Mis hijos me pidieron que disfrute lo que me queda”, confiesa, apenado.
Se inició en el comercio en la década del ‘80 y sobrevivió a varias crisis, pero ninguna como esta. Por eso, decidió reconvertir el bar Del Polaco con un anexo de verdulería. Presente y pasado de un escobarense de toda la vida, emprendedor y sociable.
Es el mayor exponente escobarense del periodismo. Trabajó más de 15 años en Clarín y ganó un premio internacional por una investigación sobre coimas policiales. Hoy es editor general de un portal y afirma: “Me motiva darle espacio a los que no tienen lugar”.
Con 86 años y una fuerza inagotable, desde hace cuatro décadas lleva adelante el comedor “María y los pobres” en el barrio Itatí de Matheu. “Coso a máquina y hago almohadones para pagar el gas”, confiesa, humilde, agradecida y servicial.
Fue la primera directora del ex Colegio Nacional de Maschwitz, actual Media Nº 4. Lo vio nacer de cero y crecer durante 24 años. Ya jubilada, afirma: “Hice lo que siempre quise. Mi trabajo fue de vocación”.
El presidente del Concejo Deliberante se declara sorprendido por la gestión de Sujarchuk. “Es una de las mejores intendencias de la historia de Escobar, si no la mejor”, afirma. Y asegura que no lo desvela renovar su banca de concejal.
Fue uno de los principales activistas para la construcción del anfiteatro de la estación de Escobar. “Es una idea cristalizada, pero no es lo que había imaginado”, dice, sin pelos en la lengua. Balance de una lucha ganada a pura militancia.
Empezó en 1978, en el garage de un vecino, en Victoria. Y en 2012 trasladó su fábrica a Garín, donde produce 800 toneladas de 60 sabores al año. Sin embargo, ninguno de sus 35 locales está en el partido de Escobar.
Ella perdió la vista a los 7 años y él cuando era bebé. Se conocieron en un curso de trabajo y antes de terminarlo se pusieron de novios. Tienen una hija adolescente y enfrentan las adversidades con una fortaleza admirable.
Nació en Italia, vivió en Neuquén y llegó a Matheu escapando de la dictadura de 1955. A los 92 años, tiene una lucidez que asombra y sigue militando con el entusiasmo del primer día.
Cumplió diez años en la Defensoría del Pueblo de Escobar. Y habla de todo: tarifas, aborto, lenguaje inclusivo, marihuana, medios y política. “Hay que trabajar y estimular el pensamiento crítico”, advierte.