Ambos son los intendentes más votados en la historia de Escobar. Pero no es lo único que tienen en común, a pesar de todas sus diferencias. Una comparación odiosa, pero inevitable.

Las comparaciones son odiosas. Y esta no va a ser la excepción. Pero surge inevitable. Porque no es antojadiza, caprichosa ni forzada. Nace casi naturalmente a partir de los resultados de las últimas elecciones primarias, donde Ariel Sujarchuk logró el respaldo del 67% de los vecinos y quedó a cinco puntos de ser el intendente más votado en la historia del partido de Escobar. El récord, claro está, le pertenece a Luis Patti, que en 1995 fue electo con un abrumador 72%.

El masivo apoyo obtenido en las urnas no es el único ni el principal denominador común entre ambos. También comparten otras similitudes en diversos aspectos de la gestión de gobierno. Sin ir más lejos, Sujarchuk reinauguró varias obras que se concretaron durante la intendencia del ex subcomisario, como el teatro Seminari o la plaza de la estación de Escobar.

Incluso, por el actual gobierno pasaron y todavía hay algunos funcionarios que fueron parte del staff de Patti en distintos períodos. Varios de ellos dan fe de que encuentran entre ambos unos cuantos puntos de coincidencia.

En las redes sociales también se habla de ellos con frecuencia, se los compara, se los mide y cada tanto se disparan debates interminables sobre las preferencias entre uno y otro: Patti o Sujarchuk, Sujarchuk o Patti.

Una de esas primeras polémicas se encendió en julio de 2017, con una entrevista que DIA 32 le hizo al entonces titular de la UGC Nº1 y presidente de la Sociedad Cosmopolita, Guillermo Ferrari: “Sujarchuk es mejor intendente que Patti”, fue el título de aquel artículo, con una declaración arriesgada a la que hoy miles de escobarenses suscriben.

Por lo pronto, el actual mandatario está a tiro de alcanzar y superar la marca histórica del ex policía en las elecciones generales que tendrán lugar el próximo 27 de octubre, con la reelección ya en el bolsillo para un segundo mandato. Cuando este transcurra y concluya, recién podrá ser posible sopesar sus logros y déficits con los de Patti, que gobernó ocho años. Pero la comparación, hoy, es tan molesta como ineludible.

Salvando las distancias

Aunque sea demasiado obvio, en atención a las susceptibilidades y a algún desprevenido, resulta conveniente establecer de antemano una asimetría sustancial entre las cualidades de uno y otro. Patti fue tres veces condenado a prisión perpetua por crímenes de lesa humanidad, ocurridos durante la última dictadura militar (1976-1983). Sujarchuk no mató a nadie. Por el contrario, es un visible adherente a la causa de los Derechos Humanos. No sólo en lo discursivo sino también en lo material: él y decenas de funcionarios municipales donan una fracción de su sueldo a la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo.

Durante los tiempos de Patti, HIJOS hizo una manifestación a modo de escrache frente al Palacio Municipal, junto a Madres de Plaza de Mayo. Ahora, participan de actos por el Día de la Memoria en Escobar junto al intendente de turno.

En otro plano de disparidades, mientras que Patti era una figura popular cuando se postuló a intendente, Sujarchuk inició su carrera política desde el más absoluto anonimato y sin ningún arraigo. También sus formaciones académicas son distintas: uno en la Escuela de Policía Juan Vucetich y otro en la Universidad de Buenos Aires (UBA).

Algo de eso seguramente también tendrá que ver con otro notorio contrapunto. En el año 2000, los estudiantes del Ciclo Básico Común marchaban para defender la flamante sede de la UBA, que había sido inaugurada durante el interinato de Jorge Landau como intendente. Patti quería cerrarla, pero no lo hizo: convocó a un plebiscito y aplicó un aumento en la tasa de servicios generales para financiar esa partida. Sujarchuk, en cambio, creó un Polo de Educación Superior.

Los contrastes entre sus perfiles serían largos de enumerar, desde los más profundos hasta otros tan superficiales como sus simpatías futbolísticas (uno de Boca y el actual de River).

Sin embargo, aún entre los más opuestos es posible hacer paralelismos y detectar también aspectos en común. Patti y Sujarchuk no escapan a esta regla.

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No tan distintos

La primera coincidencia entre los dos viene de cuna, ya que ninguno es “nyc” (nacido y criado): Patti es oriundo de Baigorrita (partido de General Viamonte) y Sujarchuk del barrio porteño de Flores. La segunda es que los dos viven en countries: el primero en Terrazas de Septiembre, donde cumple arresto domiciliario, y el otro en Puertos.

También coinciden en la edad que tenían cuando llegaron a la Intendencia de Escobar: 43 años. Y como candidatos del peronismo. Después del 27 de octubre -a menos que ocurra una catástrofe electoral- tendrán otro ítem en común: los dos habrán sido reelectos para un segundo mandato.

En las urnas, precisamente, se da una similitud nada menor. En las elecciones de 1995, Patti fue ungido intendente con un 72% de apoyo. Hoy Sujarchuk quedó a cinco puntos de ese récord, con casi 68% de los votos y posibilidades ciertas de superar la marca del ex policía en los comicios venideros. Por lo pronto, son los dos más votados en la historia del partido de Escobar.

Ambos lograron un fenómeno de transversalidad en el electorado, que puede medirse por los cortes de boleta. Gente que votó a Mauricio Macri para presidente y a nivel local a Sujarchuk, así como en 1995 muchos radicales optaron por Patti para intendente.

Los dos tienen un alto perfil mediático. Sujarchuk es periodista de formación y ejerció la profesión. Patti alguna vez fue columnista del extinto diario La Prensa. Son los dos únicos intendentes que traspasaron la frontera del partido de Escobar y llegaron a los medios nacionales. Incluso, ambos participaron de los célebres almuerzos de Mirtha Legrand.

En el plano de la gestión de gobierno también tienen varios aspectos en común. Fue Patti quien inauguró en 1998 el teatro municipal, que Sujarchuk restauró y reinauguró en 2018, justo veinte años después. También fue el ex subcomisario quien sacó del abandono a la plaza de la estación de Escobar, así como el actual jefe comunal hizo lo propio recientemente. Dos obras emblemáticas de sus primeros mandatos, que no son las únicas en donde hay placas de uno y otro amuradas.

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Las coincidencias también alcanzan a sus colaboradores. En el equipo de gobierno de Sujarchuk hay varios funcionarios con pasado -unos más, otros menos- en el pattismo: desde la subsecretaria de Ingresos Públicos, Karina Centioni, hasta Juan Gaztañaga, Gustavo Castagno y Hugo Cantero, que coordinan distintas UGC, entre otros nombres. Un ex imposible de soslayar es el concejal massista Luis Carranza, otrora jefe de Prensa de Patti y hasta hace poco director ejecutivo de la Agencia Municipal de Transporte.

“Patti era un obsesivo del trabajo. Un tipo que arrancaba tempranísimo y que te llamaba en cualquier momento si pasaba por un lugar y veía algo que no estaba bien. Sujarchuk es igual en eso, está pendiente de todo y labura full time”, asegura alguien que trató de cerca a los dos. “Los dos pusieron como ejes centrales de la gestión al espacio público, la infraestructura y las áreas de salud, seguridad, educación y deportes. Pero lo que está haciendo Sujarchuk tiene una mirada más integral en ese sentido”, diferencia.

En el terreno estrictamente político, los dos tuvieron enfrente al mismo adversario: Roberto Costa, que ya a mediados de los ’90 era senador provincial y el principal referente de la oposición. Ambos supieron armonizar sus relaciones con él, para asegurarse la gobernabilidad necesaria.

La proximidad con el vecino es otro rasgo en común. En sus recorridas por los barrios y en las inauguraciones, Patti no dejaba de saludar ni de pararle la oreja a cuanto vecino se le acercaba. Sujarchuk hace lo mismo. En el campo de lo simbólico también es posible hallar parecidos: el ex intendente era de subirse a las máquinas para la foto y cada tanto se mostraba jugando a las bochas en algún centro de jubilados. El actual mete las botas en el agua cuando hay inundaciones y es común verlo jugar al ping pong o al fútbol cuando inaugura una plaza o un polideportivo.

Cada uno, a su manera, con sus modos y su impronta, supo construir un liderazgo político indiscutible y de un volumen suficiente para ambicionar con proyectarse a otro nivel, usando a Escobar como trampolín para desafíos mayores. En su momento, Patti quiso ir por más: se postuló para gobernador y después fue electo diputado nacional, aunque no pudo asumir. Sujarchuk también quiere jugar en primera y espera su turno para dar el salto.

El tiempo dirá quién llega más lejos. Por lo pronto, en sus recorridos hay unas cuantas huellas parecidas.

ELECCIONES HISTÓRICAS

El podio de los intendentes más votados

Luis Patti

Luis Patti 72.01%

Frente Justicialista Federal

Elecciones generales 1995

Ariel Sujarchuk 66.77%

Frente de Todos

Elecciones primarias 2019

Ariel Sujarchuk
Alejandro Burgueño

Alejandro Burgueño 55.99%

Frente Justicialista de Liberación

Elecciones generales 1973

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