Desde hace veinte años acompaña a figuras del golf en torneos y ya conoció más de cuarenta países. “Con el jugador hay que hacer de psicólogo”, confiesa.

Aquel niño de 12 años jamás hubiera pensado que ir un día a ver golf al Club Náutico Escobar, acompañando a uno de sus hermanos y a un amigo, lo marcaría para siempre. Y muchísimo menos que ese sería su medio de vida, el mismo que lo haría volar por el mundo y conocer personalidades destacadas del deporte. Pero así fue. Hoy sus días giran en torno a los courts, palos y pelotitas blancas ahuecadas.

Como salida de un cuento, la historia del escobarense Ángel Leonardo Burgos (48) se basa en comenzar de abajo, dedicarse con compromiso y trabajar perfeccionándose día a día. Por eso hoy es uno de los caddies más buscados por jugadores de elite, que lo contratan para que los asista en grandes torneos, en el continente que sea, “Leo” está dónde lo llamen.

Hijo de Laura Beatriz Rodríguez y Felipe Burgos, dueño de la herrería que está ubicada frente a la cancha de Boca del Tigre, en la avenida San Martín, Leonardo Burgos nació en Belén de Escobar. Hizo la primaria en el Colegio del Norte y la secundaria en la Media 3º. “De chico jugaba bastante al fútbol. Me inicié en Defensores, estuve en la selección local, pasé por Villa Vallier y jugué en el futsal de Tigre, en primera división”, relata a DIA 32 sobre su pasado como futbolista.

“A los 12 años acompañé a mi hermano Damián al Náutico porque un amigo (Cristian Reinoso) lo había invitado a ver. Me gustó, empecé a jugar de chico y a ir los sábados y domingos a trabajar de caddie. Comencé a recorrer las provincias y miraba los torneos por la tele. Hasta que en 2006 me animé a viajar y fui a Portugal, a trabajar de caddie en el circuito europeo de hombres. Ese fue mi primer viaje”, repasa sobre sus inicios en el ambiente de esta disciplina, donde lleva dos décadas consecutivas de trabajo en el primer nivel.

Aprendió idiomas, se interesó en distintas religiones para estar a la altura de los jugadores y se fue haciendo un nombre importante en el mundo del golf. Pasó por el circuito europeo, el asiático y en 2014 se inició en Norteamérica. “Me iban llamando de varios países hasta que llegué a viajar a Estados Unidos, para un torneo femenino. Me siguieron contratando y empecé en el LPGA (Ladies Professional Golf Association) de mujeres”, señala.   

Así, no paró más y viajó por decenas de países. “Alrededor de cuarenta”, calcula. Estuvo cuatro veces en el British Open, tres en el US Open y en torneos regulares de Asia, África, Europa y Norteamérica, entre los eventos más relevantes donde prestó sus servicios.

Ser caddie

En cada torneo televisado de golf se ve al jugador como protagonista principal, y a su lado el caddie, que lo acompaña constantemente, hoyo tras hoyo. Lo que no muchos saben es que su trabajo no solo es llevarle el carro con los palos, sino que abarca aspectos muchos más profundos que hacen al buen desempeño del golfista en el court.

Mi trabajo consiste en armar la estrategia. Lunes, martes y miércoles marcás el campo con un láser, ves cómo estará el clima, a qué altura del nivel del mar está el campo, reconocés el lugar. Cada torneo dura una semana y con el golfista empezás el jueves. Si clasifica, juega sábado y domingo. Generalmente es así”, explica, acerca de las funciones que debe establecer.

La elección del palo para cada golpe es clave también. Varía de acuerdo a las distancias, fuerza y otros aspectos. “Hago un cálculo de dónde y cómo cae la pelotita, el efecto del viento y según el terreno es la elección. Tengo un minuto para hacerlo. Por día son 18 hoyos, unas cinco horas de competencia”, detalla. Durante ese período la concentración debe ser total y estar enfocado en que el golfista de lo mejor de sí.

A veces hay que hacer medio de psicólogo. Al jugador le tenés que dar seguridad al elegir el palo. Con la experiencia de uno, conociendo al jugador sabés la distancia que le puede pegar con determinado palo, siempre según la circunstancia del momento”, acota.

Un caddie normalmente está con un jugador fijo, meses o años, eso va variando. Lo que Leonardo Burgos no hace son contratos, para estar libre y poder elegir. “Tengo bastante trabajo y cuando quiero volver a mi casa lo puedo hacer. Por eso no hago contratos. Últimamente estoy más en los tours norteamericanos, que a fin de año se hacen en Asia”, comenta.

Cada vez que puede vuelve a Escobar para estar con la familia y compartir tiempo, y vivencias, con sus hijos Agustín (28) y Luciana (19), su nieta Isabela y estar con sus hermanos, Damián y Julián, acompañándolos en sus trabajos comerciales.

En veinte años de trayectoria, el experimentado caddie escobarense trabajó con jugadores muy conocidos en el mundo del golf: Branden Grace (Sudáfrica), los argentinos Rafael Echenique, Julián Etulain, Daniel Vancsik, María Juribe (Colombia) -número 1º de Sudamérica- y Mari López (México), entre otros. Además de muchos europeos y jugadoras asiáticas, de países como Tailandia, Taiwán, China.

A la hora de elegir sus mayores logros acompañando a los golfistas, Burgos se queda con dos títulos. “El que ganamos con el “Tano” Estanislao Goya, en 2009, en Portugal, y en Manchester (Inglaterra) con el italiano Alessandro Tadini”, asegura, orgulloso.

Durante el mes de junio estuvo trabajando en el torneo major de Dallas, luego regresó a Escobar unos días. Entre julio y agosto están los certámenes en Francia y Estados Unidos. De acuerdo a las clasificaciones que sus golfistas alcancen para poder jugar, él estará allí también. No para, y ese ritmo de vida lo mantiene activo, en el mundo que conoció de pibe y que de grande lo tiene fascinado.

“Tengo bastante trabajo y cuando quiero volver a mi casa lo puedo hacer. Por eso no hago contratos”.

RECUERDOS INOLVIDABLES

Los partidos con Zidane, Donadoni y Cruyff

El hecho de haber practicado fútbol en su juventud le dio un plus muy valioso a Leonardo Burgos, porque eso lo hizo compartir canchas con destacadísimas figuras, en partidos a beneficio, en Europa. 

“Todos los años hay un torneo de golf en Evian (Francia) y también se hace un partido benéfico por el ELA. La mujer de Zinedine Zidane es de esa localidad y él siempre va. También juegan Robert Pirés, Laurent Blanc, Bixente Lizarazu, Karembeu y Roberto Donadoni. Invitan a algunos jugadores del torneo de golf. Yo fui cuatro o cinco veces. Una vez nos dirigió Johan Cruyff”, relata el escobarense, feliz por vivir esas experiencias tan inolvidables.

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