Ganaron un Estrella de Mar por su música para Un Gardel de película y están por sacar su primer disco. “En menos de dos años tenemos más de 40 tangos, valses y milongas”, destaca uno de los integrantes del trío.

Por DAMIAN FERNANDEZ
dfernandez@dia32.com.ar

El tango nació a fines del siglo XIX en los arrabales porteños. Ellos, casi cien años después y lejos del empedrado. Sin embargo, lo llevan en la sangre. Tanto que manejan su argot a la perfección e imitan el estilo cadenero de La Guardia Vieja de tal forma que a más de un vejanco logran piantarle un lagrimón. A fuerza de un repertorio de célebres valses y milongas lunfardas, Las Guitarras del Río están abriéndose paso en el globalizado mundo del 2×4, el género popular argentino por excelencia.

El trío se formó a fines de 2014 y está integrado por Ezequiel Jaime (41) en primera guitarra, Ramiro Desimone (34) en segunda guitarra -ambos de Escobar- y Ariel Guzmán (33) -de Pilar- en voz y rítmica. “Con Ezequiel somos amigos del barrio de hace mucho y empezamos a enseñarles a otros amigos lo que era cantar y tocar tangos con guitarra. Era más una escuelita que otra cosa. Con el tiempo las cosas se fueron acomodando, entró Ariel y ahí arrancamos con todo”, recuerda Desimone a DIA 32 sobre los comienzos del grupo, cuyo nombre se debe al amor que los tres sienten por los cursos de agua dulce.

Desde entonces, comenzaría a forjarse una historia que en poco tiempo les deparó varias alegrías: acompañaron al fallecido maestro Alberto Podestá y a otros importantes artistas de la escena nacional y en febrero de 2016 fueron galardonados con el premio Estrella de Mar al “Mejor espectáculo de música marplatense” por su participación en Un Gardel de película, el show protagonizado por el aplaudido cantor Hernán Pari, que homenajea al “Zorzal Criollo” tomando pasajes de sus cortometrajes y canciones más reconocidas.

“Fue hermoso y una experiencia totalmente nueva desde muchos lugares. Los tres sabemos afinar y tocar una guitarra. Ahora, preparar un espectáculo y a la distancia es otra cosa muy diferente”, afirma Desimone, quien también es docente y arreglador. Más allá de que este reconocimiento indefectiblemente “sumó a la concurrencia” y les hace sonar los teléfonos “diez veces más que antes”, confiesa que prefieren guitarrear “en lugares donde la gente se arremanga y hace cosas por la sociedad”.

“Desde la música vemos cómo podemos contribuir para que todos estemos un poquito mejor. Creemos que el arte ayuda a mejorar la calidad de vida de las personas. Por eso, decidimos hacer una peña mensual en la Fomento de Villa Vallier y, por suerte, nos va muy bien”, explica.

Clásicos de Carlos Gardel como Yira yira, Melodía de arrabal, Volver y Por una cabeza forman parte de un heterogéneo repertorio preparado para ser interpretado a la orden del día. “En menos de dos años tenemos más de 40 tangos, valses y milongas. Ahora estamos tratando de sacar temas propios y terminando el primer disco, que va a tener 14 ó 15 tangos”, adelanta Desimone sobre el futuro de la agrupación.

Por lo pronto, impulsados por la fuerza etérea de los ríos y el sonido de sus aguerridas “guitarras bolicheras”, el trío escobarense seguirá yirando de lleca en lleca para intentar alcanzar ese sueño compartido de vivir del arte. Para golpear puertas, currículum ya tiene de sobra.

Comentar la noticia

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *