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ARTE CALLEJERO EN GARIN

El paseo de los murales

Impulsados por un joven canadiense, un grupo de artistas plásticos realizó trece enormes pinturas en el centro de la ciudad. “La idea es recrear la vista y darle otro aire a las calles”, explican.

Por DAMIAN FERNANDEZ
dfernandez@dia32.com.ar

Como parte del programa de intercambio cultural que lleva adelante el Rotary Club a nivel mundial, el joven canadiense Liam Lewis (18) llegó a Garín a mediados de 2016. Con el paso del tiempo, se cansó de caminar las calles buscando algo que llamara su atención y solo encontrar paredes “manchadas” por el vandalismo y la propaganda política. Por eso, antes de emprender la vuelta a su tierra natal quiso retribuir la hospitalidad que recibió a lo largo de su estadía. Y pensó en una creación para que la gente pudiera “experimentar el arte” y “levantar el estado de ánimo” en un lugar especial: el Paseo de los Murales.

La bicicleta de la vida, el robot con sentimientos, Salvador Dalí, El Buda, La ciudad y el ciervo, el planeta derretido, un gato sphynx y hasta el retrato del propio Liam son algunas de las trece coloridas y llamativas pinturas que dan forma a los tres lienzos de cemento que componen la secuencia artística. Once de esas producciones componen un solo mural, el que le devolvió la vida al cruce de las calles Churich y Lamberti, una de las esquinas más oscuras y descuidadas del centro garinense. Los otros están ubicados en Sulling al 900 y Lamberti al 1100.

“El objetivo de los murales es recrear la vista de la gente de una manera artística y darle otro aire, vida y colores a las calles de Garín. También alegrar los corazones de los transeúntes e inspirar a la juventud a liberarse de las cargas negativas y aplicar las positivas en cualquier tipo de expresión que conlleve arte en su esencia”, explica Hernán Cabral (26), quien hospedó al canadiense durante su estadía y terminó convirtiéndose, además de en su “hermano adoptivo”, en el socio ideal para llevar adelante el plan.

Ambos se ocuparon de buscar las paredes disponibles y pedirles permiso a los dueños para pintarlas. Además, el joven norteamericano se encargó de financiar el proyecto a través de un sitio web de recaudación de fondos colectivo (gofundme.com), donde sus amigos, familiares y otros usuarios de Internet donaron el dinero necesario para comprar latas de látex, pomos de acrílico y aerosoles para graffiti.

Después llegó el turno de elegir a los muralistas, quienes fueron seleccionados con diferentes criterios: algunos por el material que tenían publicado en sus redes sociales (los alias “Sebacener” y “Smoko”), otros por recomendación y el resto por invitación del artista plástico y profesor Francisco Ferreyra (LEMA), al cual Liam conoció en su paso por el Instituto José Manuel Estrada de Garín. Una vez convocados los pintores, pusieron manos a la obra y en quince días concluyeron los tres murales.

“El proceso fue bastante rápido. Un día pusimos las paredes en condiciones para usarlas y les dimos una base. Y usamos dos días más para plantearlo, pintarlo, detallar y demás. Personalmente, nos pasa que el ‘terminado’ nunca es terminado del todo. Siempre se nos ocurre algo nuevo para agregar”, señala Candela Martínez (18), alumna del Estrada, quien junto a Priscila Alaniz (18) dio vida a la caricatura de Dalí que puede apreciarse en Lamberti al 1000.

Todos los muralistas coinciden en la satisfacción por el trabajo realizado y el agradecimiento a la buena onda que les devolvieron los vecinos. “Un colectivero frenó todo el tránsito para preguntarme si quería pintarle el tablero y me pasó el número” cuenta uno de ellos. Y otro acota su experiencia más singular: “Una señora que iba caminando como en una galería de arte me preguntó que representaba la obra. Y fue conexión total, porque la entendió toda”. Así, la lista de anécdotas continúa.

“Cuando los artistas transformaron las paredes ‘manchadas’, la gente prestó atención y se deslumbró al verlas. Era una hermosa vista para contemplar. Al fin, la imaginación y creatividad fueron finalmente reconocidas en la ciudad”, afirma Lewis a DIA 32, totalmente orgulloso por el objetivo cumplido.

A mediados de mes el joven abandonó la localidad para volver a su suelo natal y quizás nunca vuelva a Garín, pero se fue dejando una llama que será difícil de apagar: ahora sus discípulos desean seguir expandiendo los Murales de la Libertad -así se llama el proyecto- por toda la localidad. Y eso ya nadie lo podrá parar.

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