Con cuatro títulos en TC 1100 y 21 victorias, a los 26 años es el piloto en actividad más ganador en los circuitos de ALMA. “Cuido mucho el auto, no hago locuras”, sostiene el escobarense, hijo del tetracampeón Jorge D’Angelo.

Por JAVIER RUBINSTEIN
Director de El Deportivo Magazine y El Deportivo Web

El máximo campeón contemporáneo de ALMA (Asociación Libres Mil Agrupados) tiene un pasado ligado a los motores y los autos de carrera. Por cuestiones de sangre era prácticamente inevitable que Gastón D’Angelo (26) salga piloto y de los buenos: su padre, Jorge, es el máximo ganador en la historia de la categoría, con dos títulos en Libre y otros dos en 850 cc, y quien tiene a cargo la preparación de su Fiat 600.

Cuando Gastón nació, en febrero de 1988, su papá ya había salido campeón cuatro veces. “A los 5 años me regalaron un cuatriciclo y empecé a ir a todas las carreras con él. Y a los 8 me dieron el karting. No competía por el tema económico, pero andaba siempre”, le cuenta a DIA 32 acerca de sus primeros pasos en las pistas, manejando pequeños vehículos que para su precoz edad eran verdaderas naves.

A los 12 años aprendió a manejar autos de calle y a los 16 dio sus vueltas de bautismo en el autódromo de Benavídez, conduciendo el Fiat 600 del papá, que siempre lo acompañó a todos lados. “Habré dado cuatro vueltas y estaba enloquecido, no me quería bajar. Igual, no podía competir hasta que llegué a los 18 y saqué la licencia de piloto”, sostiene el escobarense, que recién cumplió 26 años y ya cuenta con una trayectoria que más de un piloto experimentado desearía tener.

Su debut oficial en ALMA fue en 2006, en el autódromo de Buenos Aires. Era la 8º carrera de TC 1100, ese día largó 14º y llegó 7º. A la competencia siguiente, en Dolores, salió segundo y subió al podio. “No lo podía creer, ¿sabés como lloraba?”, confiesa.

Esa misma temporada corrió otras tres carreras hasta fin de año. Y si bien no volvió a terminar entre los primeros, ya sabía que eso era lo que le gustaba, sintiendo una adrenalina imposible de encontrar en otro lado.

Estirpe ganadora

En su derrotero como corredor, su primera victoria fue en la tercera carrera de 2007, disputada en La Plata. Ese año terminó 5º en la tabla final de posiciones. A la temporada siguiente el auto no anduvo bien y quedó 7º. Pero los laureles llegarían al otro año, cuando festejó su primer título tras ganar dos fechas y terminar en el podio en la mayoría de las carreras.

En 2010 ganó cuatro veces y fue subcampeón, detrás de Gabriel Roldán, por cinco puntos. Y luego llegaron los tres títulos consecutivos de 2011, 2012 y 2013. “Todos son especiales para mí, significan muchas cosas”, sostiene quien fue el campeón más joven en la historia del TC 1100, con 21 años.

El domingo 9 de marzo se inició el calendario 2014 de ALMA en Baradero y, fiel a su costumbre, el piloto escobarense volvió a ser el primero en ver la bandera a cuadros. En total lleva 21 triunfos y más de 90 trofeos ganados.

Gastón comparte el podio de los máximos campeones de ALMA junto a su padre, a Diego Rivadulla y Hugo Romero, todos con cuatro consagraciones. Pero ninguno de los otros tres pilotos celebró en la misma categoría.

“Cuido mucho el auto, no me gusta ir al roce. No hago locuras por ganar, en eso soy como mi viejo. Soy un piloto tranquilo, pero creo que todavía me falta mucho. En cada campeonato aprendí cosas”, cuenta cuando se le pregunta por sus características. Su ídolo es Juan María Traverso: “Es un genio, ¡hizo cada cosa! No hay con qué darle”.

Asegura Gastón que una sola vez sufrió un accidente importante, pero como copiloto, al volcar tras un roce. En tanto, recuerda que su mejor carrera fue en Gualeguaychú, en 2011, cuando un toque lo hizo despistar y quedó 12º, pero terminó ganando la carrera en la última vuelta. “Fue de película, increíble”, comenta.

Su máximo anhelo es llegar a una categoría nacional, como el Turismo Pista. “Me gustaría ver qué soy capaz de hacer ahí arriba, contra muy buenos pilotos. En circuitos nuevos, recorriendo el país. Sería como jugar en primera. Y el TC es el sueño de cualquiera, pero en lo económico es imposible llegar”.

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