Existieron tiempos, la mayor parte del tiempo de la existencia de la humanidad, donde las personas podían caminar por la calle sin ser observadas, vigiladas ni perseguidas desde una cámara. Tiempos sin el ojo de Gran Hermano espiándolo todo y en que The Truman Show era solo una película de ficción.
A partir de la década del ´90 la historia cambió: si bien las cámaras de seguridad ya se utilizaban en ámbitos privados, hubo un marcado pasaje al ámbito público. La video vigilancia nació en Europa y en América del Norte. De ahí se expandió hacia los cinco continentes, convirtiéndose en una de las principales herramientas al servicio de la seguridad ciudadana.
La relación entre las imágenes, la policía y la seguridad se profundizó en dimensiones mayúsculas. Las políticas de seguridad gubernamentales incorporaron sistemáticamente los circuitos cerrados de televisión (CCTV) con el objetivo de monitorear el espacio público para el control social y la prevención del delito.
Gran Bretaña fue el país que se posicionó como líder y pionero mundial, con el más extendido sistema de cámaras del planeta. Hacia fines de los ´80 tenía instalados más de cuatro millones de dispositivos. Se estima que allí se encuentra el 20% del total de las cámaras en uso de todo el mundo y que un inglés es captado por esas cámaras, en promedio, unas 300 veces por día. El fenómeno se dio tanto por la creciente inseguridad como para evitar atentados terroristas.
Desembarco en Escobar
Quince años atrás, en mayo de 2009, se instaló en el distrito la primera cámara de seguridad en la vía pública. Toda una novedad para ese entonces. Se dio a partir de un convenio entre el municipio, que gobernaba Sandro Guzmán, y la Jefatura de Gabinete de Ministros de la Nación, que estaba a cargo de Sergio Massa, en el marco del programa de “Seguridad Ciudadana”.
Esta primera cámara se ubicó en la intersección de la avenida 25 de Mayo y la calle Pellegrini, a una cuadra de la entrada a Belén de Escobar. Era una prueba piloto para evaluar su funcionamiento antes de instalar otros dispositivos similares.
Hoy el distrito cuenta con 2.100 cámaras que se controlan ininterrumpidamente desde el Centro de Monitoreo de Garín. Pero nada se hizo en un abrir y cerrar de ojos. Fueron tres lustros de ensayos, de prueba y error hasta llegar a un sistema que no es el perfecto y que aún se cuestiona su efectividad, pero que se pulió a través del tiempo.
La colocación de cámaras en la vía pública era un pedido que desde 2005 venía impulsando el Foro Vecinal de Escobar a través de un proyecto denominado Ojos Verdes. Inicialmente la iniciativa causó rechazo en la dirigencia política local y también en parte de la sociedad, al estimar que estaba en juego la privacidad de las personas.
“En esa época, cuando ocurrían delitos, nadie aportaba evidencias objetivas y los controles que el Ministerio de Seguridad nos asignaba a los Foros eran imposibles de ser efectivos, pues la fuerza policial, que debía controlarse desde La Plata, actuaba autónoma y anárquicamente, siendo también parte del problema”, recuerda Juan Butori en diálogo con DIA 32.
El entonces presidente del Foro y vecino de Loma Verde sostiene que, a su vez, “las autoridades municipales, escudándose en el principio de que la seguridad era una obligación del gobierno de la provincia de Buenos Aires, se desentendían del tema y no querían ni asistir a las reuniones del Foro de Seguridad. Sólo se limitaban a mostrar algún grado de proximidad y pesar cuando ocurría algún delito grave”.
El proyecto Ojos Verdes proponía el tendido de una red troncal de fibra óptica a lo largo de las avenidas San Martín y Tapia de Cruz para colocar cámaras en el eje de la ciudad y monitorear los accesos y egresos de Belén de Escobar, Loma Verde y Matheu.
Según Butori, “el sistema de video vigilancia de Escobar mejoró bastante, no sin antes atravesar su primera fase con una asignación muy oscura e irregular del primer tendido de la red, que culminó en un sistema que no funcionaba. Con el tiempo y la generalización del sistema de monitoreo en muchos municipios vecinos se fue encontrando el rumbo”.
Modernizar la tecnología
El tendido de fibra óptica del partido de Escobar, según información oficial, abarca una extensión total de 420 kilómetros. Desde la Secretaría de Seguridad afirman que regularmente el 90% de las cámaras está en funcionamiento. A veces el sistema puede interrumpirse por cuestiones climáticas y los dispositivos que presentan falencias son reparados con inmediatez. Un problema nuevo es el robo de cables, que actualmente es una modalidad muy común.
“Desde esa primera cámara, que era analógica, grababa y la imagen había que buscarla, la tecnología ha avanzado sustancialmente. Hoy estamos en otra dimensión a nivel tecnológico. Por lo tanto, lo más importante es realizar un diagnóstico general del estado de situación del tendido, de las redes y de la estabilización del Centro de Monitoreo. También trabajar en la incorporación de herramientas que tengan que ver con una nueva tecnología, como cámaras en móviles o en el cuerpo de los agentes de la futura Guardia Urbana”, afirma la secretaria de Seguridad, Rocío Fernández.
La funcionaria remarca que Escobar está “en un número de cámaras altísimo comparado con cualquier otro distrito, incluso por cantidad de habitantes”. De acuerdo al censo de 2022, el distrito tiene una población de 256 mil personas, mientras que en las calles hay 2.100 cámaras, según el Municipio. Esto da un promedio de una cámara cada 121 habitantes.
“Estamos en una etapa de diagnóstico para ver la implementación y la viabilidad de instalar nueva tecnología. Como decimos, no se pueden instalar 10.000 cámaras, no hay Centro de Monitoreo que resista. Ahora el tema es ver cómo hacemos una reconversión tecnológica de las que tenemos”, agrega la abogada, que en febrero asumió al frente de la cartera de seguridad ciudadana.
¿Previenen el delito?
De un tiempo a esta parte, ver accidentes, robos, peleas u otro tipo de incidentes registrados por cámaras de seguridad, ya sea en televisión o en redes sociales, se volvió algo de todos los días. Sin embargo, la discusión sobre si un sistema de filmación público previene el delito o simplemente lo deja asentado y no sirve para amedrentar a los delincuentes, es infinita.
Para Fernández, “hay momentos donde las cámaras son centrales y fundamentales. No solamente para detectar la existencia del delito, sino para ir guiando a la policía en una persecución”.
“Delitos siguen ocurriendo, no es que las cámaras disuaden al delincuente para que no lo cometa. Como las cámaras que pueda tener alguien adentro de su casa o su negocio, son una herramienta más”, apunta.
Por su parte, Butori advierte que “hay que fortalecer todos los mecanismos de monitoreo y control de las acciones de quienes operan y dirigen este sistema, a fin de que no se convierta en una amenaza para la seguridad de la comunidad”.
El partido de Escobar tiene una población de 256 mil personas, mientras que en las calles hay 2.100 cámaras. Esto da un promedio de una cámara cada 121 habitantes.
“Recientemente, en Rosario, fueron separados del Centro de Monitoreo el jefe y su segundo por haber aportado información relevante a bandas narco en medio de una serie homicidios narco-terroristas. Todo un triste mensaje para la comunidad, que no tiene que bajar los brazos en la lucha contra la corrupción”.
A quince años de la instalación de la primera cámara de seguridad en Escobar, algo está claro: aunque no hayan sido un arma letal contra la delincuencia, ya nada es como era antes.
ESQUEMA REFORZADO
Tecnología al servicio de la seguridad
Las cámaras que están en la vía pública también sirven de apoyo al móvil del Centro de Operaciones de Escobar (COE). Desde esa camioneta se coordinan diferentes operativos en tiempo real y en la zona de los hechos. Está equipada con seis cámaras de seguridad con capacidad para filmar y grabar imágenes, dos domos con visión de 360 grados de alta definición con antena telescópica de altura, un drone, equipos de comunicación, una central meteorológica y un grupo electrógeno que garantiza su total autonomía.
El COE se complementa con el Plan Paradas Seguras. Son refugios de colectivos con wifi, terminal de carga y consulta de saldo de la tarjeta SUBE, cámaras de seguridad, botón antipánico e intercomunicadores para casos de emergencia. Desde abril de 2017 también se colocaron lectoras de patentes en varios puntos del distrito: hay 50 en total.
Por otro lado, también existe el sistema Ojos y Oídos en Alerta, que según Fernández es “más eficiente que el 911 y tiene un tiempo de respuesta altísimo”. Es un canal de denuncias vía WhatsApp, que cuenta con más de 40 mil vecinos adherentes. “En cuanto se dispara alguna alerta de Ojos y Oídos, va directo a Policía. Lo mismo pasa con el SAME o Defensa Civil si se trata de una emergencia”.
La funcionaria explica que hay integralidad dentro del sistema y que, además, cuentan con un área de Analítica que aporta herramientas no solamente en tiempo real, sino posteriormente, ante solicitudes tanto de la Policía como del Poder Judicial, que ayudan y que dan herramientas para avanzar en las investigaciones.
