La descontrolada proliferación de manteros y puesteros en la vía pública ubica hoy al distrito en el noveno puesto del ranking de informalidad comercial del país. ¿Hasta dónde llegará la permisividad de las autoridades?

Por CIRO D. YACUZZI
cyacuzzi@dia32.com.ar

Un reciente estudio de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) revela que el partido de Escobar se encuentra en el noveno lugar del ranking nacional de comercio ilegal. Aunque demoledor, el dato no debería causar demasiada sorpresa, ya que el exponencial aumento de puesteros, vendedores ambulantes y manteros en las calles y espacios públicos está a la vista de absolutamente todo el mundo. Sin embargo, la falta de controles y la total permisividad por parte de las autoridades hacen de la capital nacional de la flor una tierra más que fértil para la proliferación del mercado negro.

La presencia de vendedores informales en el distrito no es un hecho nuevo. De hecho, en 1982 su incipiente existencia por estos lares originó una ordenanza del fallecido intendente de facto Humberto Príncipe que regulaba la venta ambulante. El texto, que 32 años después continúa en vigencia, hoy es pura letra muerta, un mero decálogo de requisitos que en la práctica no se aplican.

Con el tiempo, el fenómeno se fue expandiendo a través de las ferias y paseos de compra populares, como los de Lambertuchi, la calle Rivadavia y, más recientemente, frente a la estación de Maquinista Savio. Establecimientos que operan como una réplica a escala de La Salada, el emblema mundial del comercio ilegal.

La habilitación de estos centros comerciales siempre estuvo enmarcada en polémicas, controversias y concesiones al filo de la ley -cuando no reñidas con ella-, que históricamente fueron presentadas como el remedio para frenar la expansión de vendedores ilegales en la vía pública. Sin embargo, el tiempo demostró que el efecto fue exactamente el contrario.

Los comerciantes de Belén de Escobar son los más perjudicados por el avance de la informalidad. Lo que empezó años atrás con algunos puestos de cassettes y cd’s en la terminal hoy es una exposición de ilegalidad comercial a cielo abierto. Entre las plataformas de los colectivos y las veredas de Rivadavia y Spadaccini se puede conseguir de todo: desde películas y juegos en DVD, hasta comestibles -pan, facturas, verduras, productos regionales-, indumentaria y calzado, pasando por juguetes, anteojos, bijouterie, artesanías y perfumes. Y por qué no, de paso, sacarse una foto en un poni.

El andén y el camino de la estación que conecta con la plaza de las banderas también es un mercado persa. El área está plagada de tablones sostenidos por caballetes, exhibidores y cada vez más manteros. Desde hace poco en ese sector se ofrecen, además, servicios estéticos, como hacerse las rastas o colocarse un piercing.

Así, con la misma dinámica que tuvo en su crecimiento poblacional y demográfico durante las últimas décadas, Escobar hoy está en la cresta de la ola del comercio ilegal. Y la línea cada vez se corre más, de manera impune y grotesca: ya los manteros se instalan sobre la avenida Tapia de Cruz y a este paso quizás próximamente haya quien se anime a ponerse a vender en la vereda de la Municipalidad.

La no inclusión de esta problemática entre las Metas de Gestión presentadas por el intendente interino Walter Blanco hace presumir que el panorama difícilmente mejore, al menos en el corto plazo.

Datos duros

La Ciudad de Buenos Aires, los partidos de Lomas de Zamora y La Matanza, San Salvador de Jujuy y San Miguel de Tucumán son actualmente los cinco territorios más amenazados por la ilegalidad. Allí se concentra el 44,1% de los puestos detectados en las localidades con Saladitas relevadas en el país.

Detrás de Mar del Plata (1.800 puestos), Salta (1.500) y Comodoro Rivadavia (1.350), Escobar aparece en la novena ubicación del ranking con 1.300 puestos, lo que representa un promedio de un puesto ilegal cada 164 habitantes. Hace un año y medio, la posición del distrito en esta nada prestigiosa nómina era la 28º, lo que demuestra que el cuadro de situación, muy lejos de empezar a corregirse, profundizó su deterioro.

El relevamiento de CAME se realizó entre el 26 de diciembre de 2013 y el 31 de enero de 2014 en 378 ciudades de 24 jurisdicciones del país, para monitorear la evolución de la venta ilegal, uno de los flagelos que más debilita al comercio minorista. Como primer resultado general, se detectaron 522 Saladitas en 111 distritos, cuyas ventas se estima que orillaron los $1.800 millones en enero.

En las ciudades donde funcionan Saladitas se encontraron, además, 15.179 manteros, lo que completa un caudal de al menos 51.569 vendedores ilegales (entre manteros y puestos en Saladitas) en esas 111 localidades invadidas por la ilegalidad.

Dolor de cabeza

Haciendo a un lado la compleja cuestión de la inseguridad, que es el problema número uno en esta parte del país, el auge de la ilegalidad está entre las principales preocupaciones de los comerciantes locales, ya que prácticamente no hay rubro que no se vea afectado por esta creciente y desleal modalidad.

Stella Maris trabaja en una perfumería ubicada en la zona de la terminal, donde todos los sábados y algunos días de semana unos jovencitos trajeados se paran en la esquina a vender lo mismo que ella, pero claro, a un precio muy distinto. “Ellos te venden tres al precio que nosotros vendemos uno, es mucha la diferencia, en el costo que tenemos y en la ganancia, que no es mucha, y sobre todo respecto a otros rubros”, se queja la mujer, con justa razón.

Las disquerías también están entre los comercios más perjudicados por los vendedores ilegales. Más allá del cimbronazo causado por Internet, los puesteros son un factor de fuerte incidencia en la caída de las ventas. “Cada vez hay más puestos en la calle y nadie los controla, o si los controlan no sé que pasará que los levantan y al otro día están de vuelta”, plantea Leonardo, encargado de un conocido negocio de la avenida principal.

Lo mismo pasa con los videoclubes, casi una especie en extinción. “Siempre existieron películas ‘por afuera’ pero jamás pasó lo de ahora: 10, 15 puestos en la estación y en la feria. La tecnología y las plataformas para bajar películas nos afectan, pero acá los videoclubes están desapareciendo por la ilegalidad, y el ejemplo más cabal es la desaparición de los Blockbuster en la Argentina”, afirmó un comerciante del rubro que pidió a DIA 32 la reserva de su identidad.

Además, graficó: “Si a mí me sacan los puestos que están en la estación, yo incremento las ventas. Ahí se baja un montón de gente de los colectivos y del tren para ir a su casa, y los agarran antes que pasen por acá”.

“Te apretan para cobrarte impuestos, te piden todos los requisitos habidos y por haber y te da bronca que haya un montón de negocios ilegales y te digan que no pueden hacer nada porque “eso es del ferrocarril”, ¿que tiene que ver?, ¿es El Triángulo de las Bermudas? Entonces, un día va a venir uno con una balanza y se va a poner a vender cocaína, total nadie hace nada”, concluyó con una indignación que representa el sentir de muchos comerciantes ante la invasión de la ilegalidad y la completa permisividad de quienes deberían evitarla.

HERNAN GONZALEZ, PRESIDENTE DE LA CAMARA DE COMERCIO DE ESCOBAR

“Hay una permisividad muy grande”

¿Cuál fue su reacción al ver la ubicación de Escobar en el ranking de ilegalidad elaborado por CAME?

Tristeza. Es preocupante y lamentable que estemos rankeados en el noveno puesto por la ilegalidad en el comercio. La situación es avasallante.

¿Cómo se llegó a este estado de situación?

Por la falta de controles y la inacción. No existen los controles que tienen que existir y hay una inacción total que hace que esto crezca cada vez más.

¿Falta de control exclusivamente del Municipio o también de otros organismos?

Del Municipio y de todos los organismos, provinciales y nacionales, que tienen que realizar controles. Con las marcas, por ejemplo, son controles federales.

¿Por qué cree que el Municipio no hace los controles que debería?

La verdad que no lo sé. En el caso de los manteros, creo que el Municipio debería delinear un área donde se puedan instalar y controlarlos hora a hora, día a día. Tiene que haber inspectores caminando la calle y un número de teléfono al que el comerciante pueda denunciar. Es terrible que un comerciante que paga las tasas, el alquiler, la cartelería, el personal, tenga que soportar a un mantero enfrente vendiendo lo mismo.

¿De qué manera está actuando la Cámara sobre este tema?

Siempre reclamamos dentro del marco de la legalidad. Junto a las federaciones, como FEBA y CAME, hemos enviado constantes notas al Municipio. Hoy CAME está reclamando en nombre de todas las cámaras y se está viendo un reclamo más fortalecido desde el ámbito federacional.

¿Considera que ustedes están haciendo todo lo posible?

Considero que sí, pero la pelea es muy desigual. Porque del lado que deberían controlar no nos ayudan. Hay una permisividad muy grande. El poder político no apoya.

¿En qué orden de preocupaciones de los comerciantes se encuentra el avance de los vendedores ilegales?

Los principales problemas son la inseguridad y la inflación, junto a la caída de las ventas, que va agarrado de la mano de la ilegalidad, porque es un factor más que incluye en la merma de las ventas.

Cuando el Concejo Deliberante aprobó la polémica instalación de la nueva Saladita de Savio, en noviembre pasado, el concejal Daniel Tossio, que preside la Comisión de Comercio, expresó que “el sol sale para todos”. ¿Qué análisis le merece esa afirmación?

No merece ningún análisis, es un comentario infantil. ¿Porque el sol salga para todos vamos a permitir que se instalen comercios ilegales o a manejar la ilegalidad? Estos temas hay que analizarlos con más profundidad. Una frase no puede ocultar las reglas.

¿Cómo cree que estará ubicado Escobar en el próximo ranking? ¿Más arriba o más abajo?

Espero que más abajo. Pero con el panorama que tenemos al día de hoy, creo que en el mismo lugar o más arriba.

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