“Quiero dirigentes que expresen la esperanza de los escobarenses”, afirmó el líder del Frente Renovador. También le tiró tierra a su ex aliado Guzmán: “Hay quienes no entienden que la política no es oscuridad, negocios y cargos”.

La espera se hizo larga, un poco más de lo aceptable teniendo en cuenta que venía de Tigre. El caso es que todos lo esperaban a las 11, expectantes, pero Sergio Massa se hizo rogar hasta el mediodía para asomar su figura en la entrada de Garín, el sábado 11. Apenas bajó de su auto, se fundió en un ostensible abrazo con el concejal Leandro Costa, su pupilo escobarense, y junto a sus respectivos séquitos, más el precandidato a gobernador Darío Giustozzi, empezaron a caminar por la avenida Belgrano. El periplo, de apenas cinco cuadras, duraría más de una hora.

Guste o no guste, no se puede negar que el diputado nacional del Frente Renovador tiene un magnetismo bastante particular para moverse entre la gente, aún en rodeo ajeno. Canchero y entrador, encara siempre, rompe el hielo con una broma, improvisa, se presta a todas las selfies que hagan falta y, por lo general, logra en pocos segundos el efecto deseado: caerle bien a ese vecino de a pie que apenas un momento antes ni se hubiera imaginado estar frente a frente con un presidenciable.

Así, pulgar en alto y con la sonrisa fácil, Massa recorrió el espinel del centro comercial de Garín con la perseverancia inagotable de un testigo de Jehová. Más atrás, en la segunda línea del peregrinaje, lo seguían su esposa, Malena Galmarini -termo y mate en mano-, diputados, senadores, candidatos y dirigentes de sus filas.

Después de la caminata proselitista, el otrora niño mimado de Néstor Kirchner hizo una escala frente a la plaza, en la confitería Barocca. Se esperaba que allí diera una conferencia de prensa que compense la paciencia y avidez de los periodistas que cubrían su visita, pero a la segunda pregunta difícil se despidió de los micrófonos al estilo Ramón Díaz. No obstante, en esos escasos tres minutos alcanzó a dejar un puñado de definiciones sobre los dos temas más importantes a nivel local: su apoyo a Leandro Costa y la ruptura con Sandro Guzmán.

“Quiero dirigentes que expresen el futuro y la esperanza de los escobarenses, no que se abracen al pasado; un intendente joven, pujante, no alguien que se quede en el cargo esperando hacer acuerdos”, contrastó Massa en un claro tiro por elevación al mandamás local. “Hoy Leandro lidera todas las encuestas y estoy seguro de que va a transformar Escobar haciendo el mismo trabajo y con la misma pasión que nosotros pusimos en Tigre”, aseveró.

Cuando le consultaron puntualmente sobre el repentino alejamiento de Guzmán -uno de los fundadores del Frente Renovador y a quien era común ver cerca suyo-, disparó: “Lamentablemente hay quienes no entendieron que la política es cambio, transformación y desarrollo, que no es oscuridad, negocios y cargos”. Por supuesto, hubo una repregunta, acerca de las verdaderas causas de la ruptura. Pero Massa no quiso ir ni una línea más allá del guión que tenía en mente, aunque tiró un comentario sugerente: “No sé, pregúntenle a él o a Sujarchuk” (sic).

Por su parte, Costa manifestó sentirse “orgulloso y honrado” por las palabras de Massa y afirmó: “Cuando cruzamos a Tigre sentimos tristeza, porque sabemos que podríamos estar así. Pero no tengo ninguna duda de que a partir del 10 de diciembre de 2015 vamos a empezar a cambiar”.

La jornada, que terminó con un acto en un local partidario de la calle Perna, fue el formato elegido por Massa para ungir en sociedad a su precandidato a intendente. Y también el inicio de la campaña del Frente Renovador en Escobar de cara a las elecciones primarias del 9 de agosto.

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