La asignación de uso impuesta a las tierras “ociosas” del distrito definió la dirección hacia la que encausará su desarrollo. Generar fuentes de trabajo y engordar la recaudación municipal fueron los factores decisivos.

Por CIRO D. YACUZZI
cyacuzzi@dia32.com.ar

La sanción del Plan de Zonificación y Desarrollo Estratégico del distrito determinó el camino de Escobar, que en vastas superficies sin rotular permitirá ahora la proliferación de nuevos emprendimientos urbanísticos, fundamentalmente entre la barranca de El Cazador y el contorno del Río Luján, así como la radicación de un parque industrial en Loma Verde.

Esa es la síntesis que surgió tras las exposiciones que el Ejecutivo y los concejales realizaron en el Concejo Deliberante -el martes 24 y el miércoles 25, respectivamente-, antes de que el proyecto oficial se convierta en la ordenanza con más impacto sobre el conjunto de la comunidad que se haya sancionado en los últimos años.

Erigido en vocero del Gobierno, el arquitecto Héctor Giambuzzi aseguró públicamente que “a lo que hemos llegado es un plano base, ya que hasta hoy el Municipio tiene más del 50% del territorio sin asignación de uso. Si no tenemos reglas claras, no vamos a poder avanzar sobre un desarrollo sustentable”.

En idéntica sintonía, el secretario de Obras Públicas, Rubén Cabrera, había afirmado que “no es un plan definitivo, es una base, el puntapié inicial de algo que necesita el distrito para seguir creciendo y desarrollándose. Estamos dispuestos a escuchar ideas superadoras como lo venimos haciendo”.

Como base argumental de este norte se remarcó la premisa de “generar trabajo genuino” para que Escobar “no siga siendo un distrito dormitorio, donde la gente tiene que viajar a Capital para trabajar”. Con igual énfasis, también se explicó que la nueva zonificación de parcelas rurales permitirá que se dupliquen las partidas por servicios generales, con el consecuente incremento de la recaudación municipal.

La exposición de Giambuzzi, ante una sala colmada por representantes de entidades intermedias, se dividió en cuatro ejes: ordenamiento de las áreas productivas, localización de desarrollos inmobiliarios, conectividad y accesibilidad vial y revitalización del espacio turístico ribereño. Sin embargo, aclaró que la mayoría de sus expresiones eran ideas fuerza que no podrían concretarse en el término de la actual gestión de gobierno. En el mejor de los casos, podrían concretarlas futuras administraciones.

Más allá de las modificaciones que puedan -o no- propiciarse en los talleres participativos a los que convocó el Gobierno para “pulir” la ordenanza, el perfil del distrito, a grandes trazos, ya quedó delineado: una cantidad no precisada de hectáreas fiscales, a la altura del kilómetro 57 de la Panamericana, albergará en Loma Verde a un nuevo parque industrial (el de Garín ya colmó su capacidad). Y en los bañados que van de la barranca de El Cazador hasta el puente del Río Luján, el millonario Eduardo Constantini y otros inversores tendrán luz verde para avanzar con sus mega desarrollos urbanísticos.

Los nuevos barrios de esa zona, según se anunció, construirán un camino público de circunvalación que unirá la ruta que va al Paraná con el kilómetro 42 de la autopista, en Ingeniero Maschwitz, para no recargar las ya atiborradas redes de circulación vehicular disponibles hoy.

“Tanto en Provincia como en Nación, este plan fue visto con muy buenos ojos”, puso de relieve el maestro mayor de obras Cabrera. Y así, guste o no, en el año del cincuentenario Escobar terminó de definir su personalidad.

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