Los artistas Gabriel Rey y Flavio Valente le dieron un aspecto renovado a la esquina de Rivadavia y Travi. Utilizando la técnica del aerosol inmortalizaron los rostros de tres personalidades escobarenses: Alberto Ferrari Marín, Horacio Travi y Tomás Seminari.

Por FLORENCIA ALVAREZ
falvarez@dia32.com.ar

La gigantesca ochava de Rivadavia y Travi cambió de fisonomía en tan solo tres días. La transformación se produjo gracias al trabajo de los graffiteros Gabriel Rey (31) y Flavio Valente (36), a través de una iniciativa de la Oficina de Restauración y Conservación del Patrimonio Histórico del Municipio que apunta a combinar el embellecimiento urbano con la reivindicación de vecinos notables de Belén de Escobar y el distrito. Nombres que muchas veces resuenan una y otra vez en nombres de calles, edificios y artículos históricos, pero cuyos rostros resultan completamente desconocidos para mucha gente.

En el enorme mural de la esquina ubicada a una cuadra de la terminal se recuerda a tres sobresalientes personalidades que hicieron historia por sus obras y por sus trayectorias: el ex intendente Alberto Ferrari Marín, el médico Horacio Travi y el actor vocacional Tomás Seminari.

Por lo general, este tipo de tributos suelen darse en forma de circunspectos monumentos o de placas conmemorativas que generalmente pasan inadvertidas, pero en este caso la opción fue un mural pintado por graffiteros. Algo bastante fuera de lo común.

“La idea era pintar con técnicas nuevas y frescas como las que ofrece el aerosol, utilizando colores muy vivos y llamativos para que se vean diferentes”, explica Rey a DIA 32, que no es la primera vez que realiza una creación de estas características en el centro de Escobar. Una de las más curiosas está sobre la calle Hipólito Yrigoyen y recuerda al Planeta de los Simios, y otra que llama la atención se encuentra en una pizzería de Rivadavia al 500, donde están plasmados los rostros de Diego Armando Maradona y de Lionel Messi.

En solo tres jornadas, los artistas matheuenses lograron el lavado de cara de la gran pared. Pero no trabajaron en soledad, ya que al ser una zona de alto movimiento hubo varias personas participando del proceso. “Fue muy gracioso, porque hasta que los rostros no aparecieron completamente era casi imposible reconocer a quiénes estábamos pintando. Entonces tiraban nombres de cualquier cosa menos de los que realmente eran y me causaba mucha gracia”, cuenta Rey, quien es conocido en el ambiente como Byga.

Sin embargo, asegura que mucha gente acertaba y que pudieron reconocer a Ferrari y a Seminari, pero que a Travi nadie lo pudo descifrar. Lógicamente, ya que es el menos contemporáneo de los tres.

Por su parte, Valente -alias Hombrecito- destaca que lo más gratificante fue que el público que los miraba trabajar apreciaba el arte que estaban realizando: “La experiencia fue buenísima. No hay forma de explicar lo que se siente al hacer lo que a uno más le gusta y que lo reconozcan con tan buena onda”, sostiene.

De esta manera, la esquina que durante años fue ensuciada con afiches proselitistas y publicitarios, mejoró su aspecto notablemente. Desde el Municipio aseguran que esto es solo el principio, y que la idea es replicar la iniciativa en otros lugares de la ciudad y también de las demás localidades.

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