Imágenes de película para un país en cuarentena. Una pandemia que avanza vertiginosamente y que llegó a Escobar. Calles desiertas, operativos de control, protocolos sanitarios y una guerra inédita contra un enemigo invisible.

Reinventarse, volver a cero, desarmar rutinas, aprender a valorar los detalles, descubrir héroes, rediseñar el orden de instituciones que llevaban años funcionando con la misma lógica… Estos y otros innumerables cambios trajo el Covid-19 al país, todos casi de un día para el otro. “Un enemigo invisible”, como lo definió el presidente Alberto Fernández, que viajó en tres meses de Wuhan, China, a Argentina. Marzo cerró con 1.054 infectados a nivel nacional, de los cuales seis son vecinos del partido de Escobar.

Desde el histórico anuncio del gobierno nacional en la noche del jueves 19, que tuvo como objetivo garantizar la efectividad de la cuarentena que ya había sido sugerida el domingo 15, el partido de Escobar, al igual que el resto del país y buena parte del mundo, entró en un paréntesis gigante, donde las pocas actividades que no se prohibieron funcionan con estrictas restricciones.

El paisaje urbano es de un orden propio de la ciencia ficción: la avenida Tapia de Cruz luce prácticamente desierta y el virus pareciera ser la nevada tóxica de El Eternauta, el clásico de Héctor Oesterheld. Es más, ningún vecino se sorprendería si en el hospital Erill lo recibieran vestidos con réplicas de los mamelucos blancos de E.T, el entrañable film de Steven Spielberg.

Las puertas del Palacio Municipal están cerradas, al igual que las de las escuelas, y se oye la ausencia de conversaciones en bares y restaurantes. El único sonido de fondo es el de los móviles de Defensa Civil que advierten con altavoces a los vecinos la obligación de permanecer en sus casas para evitar la proliferación del virus.

También interrumpen el silencio los cantos de los pajaritos en las copas de los árboles de la plaza General San Martín; unos pocos bajan y se posan en los canteros de flores, como adueñándose de un lugar que tienen a su entera disposición.

Las únicas zonas donde el movimiento es continuo son los accesos a cada localidad, donde los controles de Prefectura, Policía Local y Prevención Comunitaria ya llevaban un saldo de decenas de aprehendidos y vehículos secuestrados por incumplir el aislamiento obligatorio.

En un mensaje que compartió en sus redes sociales el miércoles 18, el intendente Ariel Sujarchuk afirmó: “Estamos actuando con responsabilidad y los convoco a actuar con la misma responsabilidad a cada uno desde el lugar que le ocupa. Es importante ser prudentes, ser solidarios, cuidarnos entre todos, pero también mantener la calma. De esta crisis vamos a salir fortalecidos. Vamos a aprender”.

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Modo Covid-19

En este escenario social extraordinariamente atípico, las personas ya no se encuentran en las colas de los bancos para hacer un trámite, pero sí lo hacen en las de los almacenes, supermercados, carnicerías, verdulerías o farmacias, respetando la distancia prudencial de un metro para evitar contagios. Muchas llevan barbijos, al igual que los empleados de los comercios, una imagen que irremediablemente recuerda a la pandemia de Gripe A, en 2009.

Ante la deslealtad de quienes aprovecharon la emergencia sanitaria para remarcar los precios de insumos esenciales, hubo multas, sanciones y clausuras. Además, a través de un decreto, el intendente dispuso que los comercios deban exhibir la lista de precios máximos de 2.300 productos de 50 categorías básicas de consumo, de acuerdo a lo establecido por el gobierno nacional, en tanto que la actividad comercial quedó limitada al horario de 7 a 20.

En medio de estas acciones y medidas tomadas sobre la marcha, el lunes 23 se conoció el primer contagio de coronavirus en Escobar: una mujer que trabaja de enfermera en el Hospital Austral de Pilar quedó internada en aislamiento. Todos los protocolos para evitar el contagio se pusieron en práctica en este caso y en los cinco que siguieron hasta el cierre de esta edición.

Para evitar la saturación del sistema sanitario, sobre la calle San Lorenzo se amplió con una carpa y módulos -donados por la familia Scaldaferro y la empresa Ecosan- la guardia del hospital Erill, donde se atiende especialmente a los pacientes que presenten síntomas del virus.

Asimismo, teniendo en cuenta que el pico de contagios se prevé para fines de abril y principios de mayo, se adaptó el microestadio municipal de Garín como hospital de campaña con 50 camas para recibir a pacientes en observación que requieran tratamientos leves. De esta manera se descomprimirá a la Unidad de Diagnóstico Precoz (UDP), distante apenas unos metros.

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Escobar, además, forma parte de una red sanitaria nacional para articular acciones conjuntas frente a la pandemia mundial. Junto a otros municipios que conforman el Consorcio Región Norte 2, avanza en un protocolo común para garantizar la atención de los millones de vecinos de la región.

Así como el microestadio de Garín, que ante las circunstancias pasó a cumplir una función acorde a la emergencia sanitaria, en las sedes de distintas entidades sociales, educativas y culturales el Municipio comenzó a fabricar barbijos, alcohol en gel y camisolines quirúrgicos, con el objetivo de ampliar la cantidad de insumos destinados a la prevención. También la imprenta recuperada Madygraf, de Garín, decidió hacer mascarillas y sanitizante de alcohol para donar.

Esta rápida capacidad de adaptación ante una realidad movilizante, difícil e incierta, se observa a su vez en incontables muestras de solidaridad, de empresas, comercios, organizaciones y particulares; también en el interior de las casas, en las nuevas rutinas de las familias, en la dedicación a la comida casera, en el aprendizaje y el desafío de los estudiantes que ahora ven a sus maestros a través de las pantallas, y en los padres que ahora repasan las tablas y las capitales del mundo junto a ellos.

Para la mayoría, la nueva forma de trabajar y también de vincularse ahora es, al mejor estilo futurista, completamente virtual. Pero resulta además una buena oportunidad para desempolvar un juego de mesa o finalmente darle una chance a las lecturas eternamente pendientes.

Con la extensión de la cuarentena obligatoria hasta el 12 de abril y la consigna #QuedateEnCasa definitivamente instalada en la sociedad, el efecto coronavirus ya marcó un antes y un después en las vidas de todos. Una realidad de ciencia ficción.

ALGUNOS FUERON REPATRIADOS, OTROS NO PUDIERON VOLVER

Escobarenses varados por el mundo

Varios vecinos del partido de Escobar se encontraban fuera del país cuando se declaró la cuarentena. Para muchos, volver fue una odisea; para otros, una misión imposible.

Olivia Pietranera (23) es de Ingeniero Maschwitz y estaba en la embarcación de la empresa Buquebus que regresaba de Colonia, Uruguay, con 400 personas a bordo y fue retenido en el puerto de Buenos Aires por llevar entre sus pasajeros a un joven con coronavirus. La joven y las dos amigas con las que viajaba fueron reubicadas, junto a las demás personas, en el Hotel Panamericano para realizar la cuarentena obligatoria.

Por su parte, Camila Cifuentes (28), vecina de El Cazador, terminó sus vacaciones soñadas en Cuba del modo menos esperado. Luego de estar varada durante cuatro días, fue repatriada en un vuelo de la aerolínea Lan y ya está en su casa cumpliendo el aislamiento obligatorio.

Una vecina de Maquinista Savio que viajó a Chile tuvo menos suerte y debió quedarse del otro lado de la Cordillera, en su suelo natal. “Estoy varada sin poder viajar, pero feliz porque estoy en mi país. En Savio quedaron mi esposo y mi nieto, que están bien y con quienes estamos en comunicación diariamente”, expresó Silvia Mora Serey en su página de Facebook.

EL CASO DE MARCELO TOLEDO

Viajó a Nueva York y cuando volvió al país tenía coronavirus

Nacido en Belén de Escobar, el orfebre Marcelo Toledo (44) es uno de los más talentosos y requeridos del mundo: sus obras llegaron a los reyes de Holanda, a toda la Corona española y al rey de Marruecos, como también a celebridades como Madonna, Robbie Williams, Robert De Niro y Antonio Banderas. En febrero viajó a Nueva York para estar en The Armony Show, la feria de arte más importante de Estados Unidos. Nunca imaginó que en estas circunstancias podía contraer el Covid-19.

Cuando regresó a Buenos Aires, el lunes 9, EE.UU. no estaba en la lista de países en riego, por lo que él comenzó a trabajar. Pero al día siguiente se alertó ante los síntomas gripales y se encerró en su casa. Al tercer día con 38 grados de fiebre, llamó al SAME y procedieron con todos los protocolos: fue completamente aislado y estuvo seis días internado, sin respirador.

Le hicieron varios hisopados y finalmente llegó el resultado positivo del Malbrán por coronavirus. Las trece personas con las que tuvo contacto fueron alertadas y también aisladas. Luego de pasar por un proceso viral que lo afectó levemente, se encuentra cumpliendo el aislamiento obligatorio en su casa, agradecido por sentirse bien y diseñando para futuras exposiciones. “Fue un alerta, para entender que de un momento al otro todo puede cambiar”, reflexiona.

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