Con el empuje de la juventud y un disco editado en 2015, este cuarteto empieza a hacerse un lugar en la escena local. Su estilo combina influencias de Eruca Sativa, Zeppelin, Soda Stereo, Pink Floyd y grunge.

Por MARTIN POZZO
Director de revista La Negra

Escobar está gestando una escena de músicos muy jóvenes que comienzan a transitar sus primeros pasos en el camino de rock. Ecos de Ser es uno de los grupos abanderados de esta nueva generación, que ya comenzó a marcar el recambio.

Juan Cruz Monti (guitarra y voz), Santiago Perone (guitarra), Lautaro López (bajo y coros) y Nicolas “el Chino” Numamae (batería) cuentan con pasión cada paso firme de la agrupación.

¿Cómo nació la idea de unirse bajo el nombre de Ecos de Ser?

Juan: En 2014, luego de la disolución de nuestra anterior banda, Dulce Derrota, Lautaro y yo emprendimos la búsqueda de nuevos músicos para armar otro proyecto. Finalmente, en noviembre de ese año nos juntamos con Koenraad Remijsen (batería), quien a su vez nos presentó a Santiago. Así quedó armada la primera formación, empezaron los ensayos y nos presentamos por primera vez en Escobar el 24 de enero, en Plan B. En 2015, luego de la grabación de nuestro primer EP, Koenraad decidió dar un paso al costado por motivos personales. Estuvimos varios meses buscando baterista, hasta que apareció “el Chino”.

¿Qué referencias musicales les darían a los que todavía no tuvieron la oportunidad de escucharlos?

Lautaro: Es un poco difícil encuadrarse en un estilo muy específico, sobre todo cuando uno como artista siempre busca, de alguna manera, salir del frasco. Nosotros hacemos rock y punto. Con influencias de Eruca Sativa, Led Zeppelin, Foo Fighters, Pink Floyd, Soundgarden, Pearl Jam y Soda Stereo, entre otros.

¿Qué mensaje priorizan para comunicar en las letras de sus canciones?

Santiago: En general las canciones se sitúan en los ojos de distintas personas, en distintas situaciones. Así, cada una engendra un nuevo ser, único cada vez, y que llega mucho más allá de lo que nosotros escribimos.

¿Cuál es su mirada sobre la actualidad del rock local?

Lautaro: Escobar es un lugar complicado. Por un lado nos encanta, nos genera un sentido de pertenencia muy difícil de explicar. Hay gente muy copada, que hace cosas buenísimas, tanto bandas, como estudios, sonidistas, bares, etcétera. Gente con muchas ganas de sacar adelante al rock. El tema es que no hay más que eso, algunas personas (y no muchas) que le ponen toda la garra. Para una banda que recién empieza es muy difícil hacerse conocer. Escobar es muy familiar. Nos conocemos, en mayor o menor medida, todos con todos.

¿Cómo fue la experiencia de haber editado un EP?

Santiago: El EP lo grabamos en Megatherium, un estudio de El Cazador. Para mí fue una experiencia increíble. Fue la primera vez que entré a un estudio. Es un proceso largo, que lleva muchísimo laburo, desde la grabación hasta la mezcla. Te da la oportunidad de ver lo que estás haciendo de una manera totalmente distinta, nueva. Por ahí un tema que venís tocando hace un montón lo escuchas ahí y decís “uh, pará, esto es cualquiera”. Pienso que fue algo muy nutritivo para todos desde lo personal, y también como banda. Es una experiencia por la que definitivamente hay que pasar.

¿Se plantean objetivos como banda?

Nicolás: El objetivo principal, siempre, es pasarla bien. No estamos muy pendientes del resto. Obviamente, uno siempre sueña con… no sé… ¡llenar un Luna Park! Pero sentimos que para que otros puedan disfrutar de lo que hacemos, primero tenemos que disfrutarlo nosotros.

¿Cómo ven el futuro del género?

Juan: El rock no va a sobrevivir de la mano de la música de nuestros ídolos muertos. Son las nuevas generaciones las que nos van a hacer saltar y cantar en los próximos años. Solo hay que aprender a escucharlas.

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