Cultor del folklore latinoamericano, el guitarrista y cantante garinense acaba de editar su tercer disco, Racimo de Luz. Ya pasó por Cosquín y tocó con Juan Falú y Teresa Parodi. “Mi sueño es ser coherente conmigo mismo”, dice.

Por DAMIAN FERNANDEZ
dfernandez@dia32.com.ar

No estaba el show de Panam ni tampoco la taquillera comedia de Nazarena Vélez o el aplaudido unipersonal de “Baby” Etchecopar. Sin embargo, el viernes 3 de octubre la sala del teatro municipal de Escobar lució colmada como en sus mejores citas de 2014 en el lanzamiento de Racimo de Luz, el flamante trabajo discográfico de uno de los artistas locales más queridos y con mayor proyección: Federico Pecchia (30).

“Siempre que uno saca un disco es como que está naciendo de nuevo. Y poder ponerlo a consideración de la gente, empezar a compartir esas canciones que uno preparó con tanto tiempo y cuidado, es una situación muy especial. Estamos todos muy contentos”, le cuenta a DIA 32 mientras los músicos que lo acompañan acomodan instrumentos y equipos en la sala de ensayo que montó en su casa.

Egresado del Conservatorio Provincial de Música Clásica, ya recorrió gran parte del país con su obra, tocó con artistas de la talla de Juan Falú y Teresa Parodi y hasta tuvo el privilegio de subir al escenario mayor de Cosquín. Sin embargo, le da un valor superior a sus conciertos en el Seminari: “Siempre es una emoción muy fuerte tocar ahí, porque es el lugar de uno. Al teatro mucha gente lo critica porque puede tener alguna pintura corrida u otra cosa, pero hay lugares que tienen la mística que le pone uno. Si yo desde chiquito toco ahí, ¡cómo no me voy a emocionar cada vez que se llena un teatro por nuestra autogestión!”, afirma, orgulloso.

En cuanto a Racimo de Luz -sucesor de Paisaje Interno (2009) y De acordes y flores (2012)-, explica que “la hipótesis que sostiene es que si cada uno en su pequeño espacio, en su propia aldea, hiciera las cosas con amor y dedicación, viviríamos en un mundo más armonioso”. Y agrega: “Mucha gente vive sin sentirse realizada con lo que hace y mirando hacia el otro por una cuestión de frustración personal. Este disco habla de que si uno se encuentra a sí mismo dejaría de ver al lado y se acabarían el odio, el miedo y la competencia. Esa es la esencia”.

El álbum también tiene su costado de crítica social. “Acá la gran mayoría de la población consume lo que nos dicen la televisión y los medios hegemónicos, y ni siquiera se cuestiona a qué intereses responde esa historia”, señala. El contenido humanista de sus letras también va acompañado, metáforas mediante, de una reivindicación: “En Latinoamérica los últimos diez, quince años, ha bajado el nivel de pobreza y eso le molesta a la gente pudiente, porque implica más impuestos y otras cosas”.

La nueva placa está compuesta por once canciones de su propia autoría, que con géneros tan disímiles como la chacarera, el candombe, la cumbia y el son cubano reflejan a la perfección el estilo y sentir musical del garinense. “La convergencia entre la música que vino por los esclavos del África, la música andina de los pueblos originarios de la región y la música occidental forman un tridente que se hace uno solo. En la música esto de la Patria Grande ya existía mucho antes que se postule desde la política”, enfatiza. Y subraya: “De ninguna forma me ceñiría solamente al folclore de nuestro país”.

En su tercer disco, Pecchia está acompañado por Joaquín Peduzzi (piano y coros), Martín Koiffman (bajo y coros), Ezequiel Ferraro (batería y coros), Dino Mereu (percusión) y Mariano Luraschi (saxo), quienes lo secundan en todos sus shows. “Somos amigos, algunos fueron alumnos míos y nos llevamos muy bien”.

Tras algunas presentaciones en Capital Federal y La Plata y una visita programada al Festival de Cosquín, el garinense se tomará un descanso “para bajar la tensión física y emocional que significa un nuevo disco”. Además, continúa trabajando en la Orquesta Escuela Lambaré de Maschwitz y en la Escuela Municipal de Música Popular de Escobar.

Cuando se le consulta su mayor anhelo profesional, Pecchia ofrece una respuesta que lo pinta de pies a cabeza: “Mi sueño es ser coherente conmigo mismo. Que después de haber estudiado tanto no renuncie a los sentimientos y a las ideas propias por una imposición del mercado o lo que sea. Y, obviamente, multiplicar seguidores y poder vivir bajando y subiendo escenarios”.

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