Fundador y actual vicepresidente de la Cámara de Turismo de Escobar, dice que el distrito debe “volver a ser la Capital Nacional de la Flor” y propone embellecer la ciudad con jardines verticales.

La palabra turismo en nuestro distrito es sinónimo de Fiesta de la Flor, Temaikèn, Jardín Japonés, calle Mendoza, BarbaRoja y Delta del Paraná, entre otros atractivos. Pero también lo es de un nombre que promociona, difunde y defiende como pocos la no tan escasa pero poco valorada oferta local: Rubén Wasinger (52), uno de los socios fundadores y actual vicepresidente de la Cámara de Turismo de Escobar.

Hijo de entrerrianos, nació en Belén de Escobar el 14 de febrero de 1965 y de inmediato se instaló en Garín, donde se crió y creció hasta mudarse a Capital Federal para ir a la universidad, aunque no por mucho tiempo: tras graduarse de contador público en la UBA, decidió regresar para formar una familia -tiene una esposa y dos hijos- y afincarse definitivamente.

Junto a comerciantes y empresarios locales, muchos de los cuales contrataban sus servicios profesionales, el 19 de junio de 2002 dio nacimiento a la Cámara de Turismo de Escobar. “Como empezaba Temaikèn, todos los prestadores del Delta, más los de las fiestas regionales, tenían la oportunidad de asociarse y buscar un nuevo impulso, apoyándose en la apertura del bioparque”, cuenta a DIA 32 sobre la gestación de esta asociación civil sin fines de lucro, cuyo objeto social es la “promoción, jerarquización y desarrollo del turismo”, ya sea privado o público.

“El turismo es una actividad que genera muchas fuentes de trabajo. Es la industria sin chimenea”, grafica Wasinger, mientras carga un GPS imaginario con el circuito de las fábricas más importantes del sector: “Obviamente, la Fiesta de la Flor y los viveros; BarbaRoja para los amantes de la cerveza artesanal y la calle Mendoza para ir a degustar un buen plato. Y para los que les gusta pasear, el río Paraná de las Palmas o el Canal Correntino, que se puede surcar en catamarán o en kayak”, apunta.

Con tantas alternativas para conocer y disfrutar, entre las que también se pueden incluir Temaikèn, el Jardín Japonés, la Pequeña Holanda y celebraciones como la Fogata de San Juan y la Fiesta Popular del Pollo al Barro, por nombrar algunas, Wasinger sostiene que hay que aprovechar y explotar el miniturismo existente para que “la gente de Buenos Aires venga a Escobar todos los fines de semana”.

Desde su óptica, ¿cuál es el cuadro de situación del turismo escobarense?
La administración actual está haciendo un esfuerzo para hacerlo trascender. Ya de movida, tiene más hechos positivos que los gobiernos anteriores. Creo que está faltando una oficina de atención al público donde la gente se acerque a preguntar, como las hay en cualquier lugar turístico. Hay que apuntar a eso, porque cuando llega el fin de semana los prestadores necesitan colocar su folletería y la gente debe encontrarla para saber qué puede hacer y dónde. De Temaikèn y el paseo Mendoza ya saben todos, pero hay más cosas, sobre todo en el Paraná de las Palmas y el acceso al río Luján.

¿Cree que algún día podremos disfrutar de un paseo ribereño como el que tienen Tigre o Campana?
Dios quiera. Es muy bueno el punto, porque desde la primera asamblea anual que yo recuerdo de la Cámara hasta ahora, uno de los reclamos que siempre se reitera es el de mejorar el acceso al Paraná de las Palmas, una de las principales causas de abandono. Se repite y se repite y, lamentablemente, nunca llegamos a ver el camino inaugurado. Ahí hay un montón de cosas por hacer. Por ejemplo, muy antaño decían que había piletas de agua salobre, por lo cual si alguien tuviera visión y dinero para invertir podría realizar un predio con piscinas de agua salada para explotarlo en verano. Sería algo único en la zona. Pero bueno, se necesita ayudar y fomentar a toda la gente del Paraná de las Palmas, porque así y todo, con un mal camino, tiene mucha concurrencia los fines de semana. Tenemos un Delta fabuloso, con todo para explotar.

¿Y qué es lo que está faltando para que Escobar se instale de una vez por todas como un distrito receptivo?
Primero, concientizar a la gente. Y ahí tienen un gran trabajo para hacer los docentes y alumnos de Turismo del Instituto Superior de Formación Docente y Técnica Nº55. En ese lugar se realizó el primer Congreso de Turismo de Escobar (2013) y de ahí surgió la idea de hacer la Fiesta del Pollo al Barro, que ahora es un éxito y ya figura en el calendario cultural nacional. Ese es un semillero de grandes ideas. Luego, hay que mejorar la infraestructura del distrito y los vecinos tienen que colaborar con la limpieza y colocando jardines verticales en sus casas, algo que se puso de moda en Capital. De esa forma cambiaría la fisionomía de Escobar y realmente pasaríamos a ser la Capital Nacional de la Flor. Yo creo que con poco se puede hacer mucho.

Más allá de promocionar lo que ya existe, ¿la Cámara tiene proyectos propios?
Sí… La teoría de Federico Kirbus (periodista e investigador) dice que la primera fundación de Buenos Aires se hizo en Las Vizcacheras -sitio arqueológico prehispánico-, en la zona del río Luján. Basa su teoría en que en 1536 el Delta solo llegaba a Escobar y que después de cincuenta años recién llegó a la actual Ciudad de Buenos Aires. Toda esa área puede ser explotada. Realmente se puede hacer un gran parque temático, que abra sus puertas todo el año para que los chicos vayan a contemplar lo que fue el fortín de la primera Ciudad de Buenos Aires. Este es un proyecto “loco” que tengo desde hace muchos años, pero para concretarlo también se necesita un aporte fundamental del Municipio o de un inversor privado.

¿Hay diálogo entre la Cámara y las autoridades del gobierno municipal?
Hay una buena relación y creo que hemos mejorado, pero igual falta. Nosotros le hemos presentado muchos proyectos, inclusive lo de la Oficina de Turismo, y esas son asignaturas pendientes. Incluso, le pedimos que se termine el hospital de Garín, porque tiene mucho que ver con el turismo. No puede ser que venga un turista, se nos enferme o accidente, y no lo podamos atender porque el hospital Erill no da abasto. No solo la Cámara y las distintas entidades tienen que insistir para que se termine ese elefante blanco, sino todo el pueblo.

Si el Intendente le pudiera cumplir un solo deseo para jerarquizar al distrito, ¿qué le pediría?
Que motive a los frentistas a realizar los jardines verticales. Eso va a cambiar la cara de todas las localidades. Esto lo puede promover con una exención impositiva como la que anunció recientemente para los comerciantes que cambien la marquesina de su local. Si quiere, lo puede hacer.

¿Cuáles son los objetivos de la entidad a corto y mediano plazo?
A corto plazo, tenemos que promocionar la Fiesta Popular del Pollo al Barro, que se hará en mayo. Y después queremos volver a realizar la Fiesta del Turismo de Escobar, que en 2016 no se hizo, y premiar al emprendedor turístico del año. El turismo en Escobar tiene un gran futuro y siempre aspiro a que genere puestos de trabajo, sobre todo en el área de la jardinería, para ser realmente la Capital Nacional de la Flor y que nos admiren en la Argentina y el resto del mundo. En esto tenemos que focalizarnos.

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