En tiempo récord, el ex secretario de Salud Pública pasó de ser considerado una pieza clave del Ejecutivo al peor de los traidores. Las razones de su alejamiento, su mala relación con el Jefe de Gabinete y las supuestas denuncias en su contra.

Por CIRO D. YACUZZI
cyacuzzi@dia32.com.ar

Hay dos aspectos sobre los que el intendente Sandro Guzmán suele alardear al hablar de su gestión: las obras públicas, para lo cual dispuso de una fenomenal asistencia económica de la Nación, y el desarrollo de un nuevo modelo sanitario -versión a escala del de Malvinas Argentinas-, que en el podio de sus logros tiene a la construcción y puesta en marcha de un hospital oftalmológico y de un centro odontológico, en Garín y Maschwitz, respectivamente, así como la municipalización del servicio de ambulancias. Durante cuatro años, el desempeño de la Secretaría de Salud Pública fue motivo de elogios en declaraciones y comunicados de prensa. Pero de la noche a la mañana su titular, Matías Bertol (41), pasó de ser un funcionario modelo a un enemigo con todas las letras.

Antes de ingresar a la función pública, Bertol -que es dentista con especialización en cirugía bucomaxilofacial, aunque todos lo llaman “doctor”- era un completo desconocido en el partido de Escobar. Vivía en Pilar y se lo presentaron a Guzmán cuando armaba su primer equipo de gobierno, en diciembre de 2007. Al jefe comunal le gustó su estilo y no dudó en designarlo subsecretario de Salud Pública. Al poco tiempo Bertol quedó a cargo de la secretaría, ante el sorpresivo alejamiento de Adrián Brukman, casi un secreto de Estado en ese entonces.

Desde aquel momento, el galeno de notorio parecido a Gustavo Béliz empezó a ganar protagonismo hasta convertirse en uno de los funcionarios de mayor exposición del gobierno actual. Pero todo cambió hace unos meses. Sus aspiraciones políticas y haberse alistado en una tropa distinta a la “oficial” del kirchnerismo escobarense le valieron el peor de los castigos del jefe de Gabinete.

Su cabeza fue una de las primeras que Walter Blanco hizo rodar cuando comenzó la purga -oficialmente denominada “reestructuración”- del Ejecutivo, a fines de septiembre. Es que Bertol se alistó en las filas de Sergio Berni, y el jefe de Gabinete, que tiene una pésima relación con el actual secretario de Seguridad de la Nación, no dudó en bajarle la guillotina.

Inicialmente, el depuesto secretario de Salud fue reubicado como director general del programa nacional “Argentina Trabaja”. Pero sería solo temporal, una especie de transición: pocas semanas después, el manejo de las cooperativas pasaría a manos del concejal -ahora en uso de licencia- Luis Carranza. El mensaje era claro: al verse nuevamente relegado, Bertol entendió que ya no tenía lugar en la gestión y decidió dar un paso al costado.

Ahora, el apellido del odontólogo es considerado peor que una mala palabra en algunos despachos del Palacio Municipal. Mucho más después de que Berni, tras un acto en Escobar, lo haya ungido como candidato a concejal en las próximas legislativas, con una lista que enfrentaría a la del oficialismo en las elecciones primarias de agosto.

En medio de esta vorágine que lo tiene en el centro de la escena, Bertol habló con DIA 32.

Su caso es bastante atípico, hasta hace unas semanas era funcionario y ahora es candidato a concejal por una lista contraria a la actual gestión, ¿cómo se explica?

A esta gestión me convocaron desde un perfil técnico y los resultados están a la vista. Yo me siento partícipe de la gran elección que hizo el intendente en 2011. Pero después aparecieron discrepancias políticas con el jefe de Gabinete que fueron definitorias. Su forma de conducción no me permitía sentirme con la capacidad suficiente para desarrollar mi potencial. Y ante esa distonía tuve que dar un paso al costado.

Hoy soy partícipe de un proyecto de construcción para 2013. Obviamente que me encanta lo que planteó Berni, pero la idea es presentar una alternativa de trabajo que consolide el modelo de Cristina. Después se verá desde qué lugar y cuál va a ser el esquema.

¿Cuáles fueron esas discrepancias “definitorias” que tuvo con el jefe de Gabinete?

A veces tiene interpretaciones que son muy personales y sería interesante que pueda redebatirlas, no para que cambie su decisión pero sí para que tenga otra lectura. Creo que en esa soledad que hoy enfrenta toma decisiones que pueden complicar la gestión y la política. Porque la denominada reestructuración que hizo no tuvo como principal objetivo optimizar la gestión sino enlentecer la dinámica de un proyecto de construcción política.

Si plantear una alternativa que potencie el proyecto es considerado una deslealtad, no me queda otra cosa que formar parte de los desleales. Pero yo no comparto para nada esos parámetros. Si los ejes y los proyectos son similares, ¿desde dónde se plantea la deslealtad? Son lecturas personales que tiene Walter Blanco y que me cuesta interpretar.

Para mí traición es dejar una gestión para irse a un espacio enfrentado ideológicamente, pero si estamos todos dentro de un mismo espacio y tratando de mejorarlo, no lo entiendo.

Daniel Bufelli, otro de los funcionarios que perdieron su cargo en la purga y que forma parte del armado de Berni, acaba de denunciar penalmente a Walter Blanco por amenazas contra él y usted. Dijo que los tildó de “enemigos”. ¿Qué interpretación hace de este episodio?

Supongo que se trató de un desequilibrio emocional momentáneo. El jefe de Gabinete tiene un carácter sanguíneo que en cierta forma lo puede haber hecho cometer un exabrupto, que espero que sea solo eso. Esto marca que viene un tiempo donde la carga reactiva de algunos referentes va a ser impulsiva y peligrosa.

Si plantear una alternativa que potencie el proyecto es considerado una deslealtad, no me queda otra cosa que formar parte de los desleales. Pero yo no comparto para nada esos parámetros. Son lecturas personales que tiene Walter Blanco y que me cuesta interpretar.

El secretario de Proyección Institucional del Municipio, Germán Maldonado, publicó en Facebook que usted fue apartado por “muchas razones que se encuentran en plena investigación judicial”. ¿Estaba al tanto?

Desconozco en qué se basa Maldonado y obviamente va a tener que hacerse cargo de lo que dijo. Pero es absolutamente absurdo que se me haya desplazado de la Secretaría de Salud por irregularidades y se me ponga en un lugar de conducción con un presupuesto de 28 millones de pesos. De por sí, es incompatible la decisión.

Lo de Maldonado es algo que responde a lo más retrógrado de la política. Cuando uno quiere empezar a crecer políticamente se lo trata de estigmatizar y demonizar desde distintos lugares para desgastar. Entiendo que van a tratar de instalar ciertas definiciones que, más allá de que queden en la nada, van a dejar una mínima impronta en algún segmento que se quedará con esa interpretación. Eso, lamentablemente, también forma parte de la política.

Lo que dice es algo muy usual, desde el “miente, miente, que algo queda”, del propagandista nazi Joseph Goebbels, a las maniobras de Jaime Durán Barba en nuestros días, incluso hay bastante bibliografía al respecto…

Bueno, mientras yo estuve en la gestión en muchas oportunidades tuvimos que luchar contra corrientes de opinión muy instaladas desde operaciones políticas en relación con injurias para el propio intendente y también el jefe de Gabinete, a quienes no hemos dudado en salir a defender y evitar que la gente caiga en esas trampas perversas. Ahora, si desde el mismo espacio desde el que luché tanto para combatir ese tipo de maniobras, hoy algunos referentes las utilizan, es otro elemento que me reafirma en mi distanciamiento. Yo voy a seguir adelante independientemente de las operaciones y las chicanas.

Lo de Maldonado es algo que responde a lo más retrógrado de la política. Cuando uno quiere empezar a crecer políticamente se lo trata de estigmatizar y demonizar desde distintos lugares para desgastar.

Desde su óptica, ¿Escobar es un municipio que representa fielmente el modelo nacional y popular?

Creo que Escobar tiene una importante impronta peronista, pero que no ha logrado vehiculizar claramente la expresión del Frente para la Victoria. Y ese me parece que es uno de los desafíos. El FpV todavía tiene mucho trabajo para la consolidación del proyecto a nivel local como para abandonarlo y dejar que se construya por sí solo azarosamente.

¿Cree que este proyecto que encabezan el Intendente y el Jefe de Gabinete sigue por el mismo camino que cuando empezó o cambió de rumbo?

La política es muy gestual. Yo veo al intendente reafirmando que él sigue estando en este espacio y no tendría por qué descreerle. Pero desde las actitudes que han tenido conmigo y con otros compañeros, claramente referenciados en el FpV, me da para dudar cuán alto es el compromiso, porque el eje de este modelo es la construcción colectiva.

¿Por qué decidió seguir en la política y no retornar a su actividad profesional?

Cuando uno está en la actividad privada tiene una percepción de la realidad social honestamente bastante distante. En la actividad pública uno toma contacto directo y se da cuenta de que muchas postergaciones que tienen muchos vecinos están claramente atadas a dificultades en el desarrollo de programas de mediano y largo plazo. Hoy volver a mi actividad privada y desproyectarme de las necesidades que tiene mucha gente me resulta absolutamente imposible. Estoy convencido de que debemos generar el concepto de que hay que involucrarse en la política.

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