La velocidad con la que se suceden los anuncios en la gestión de Javier Milei no tiene parangón. Si hasta lejano parece aquel domingo 10 de diciembre al mediodía en el que asumía la presidencia de la Nación y daba su primer discurso, de espaldas al Congreso. Desde entonces, pasaron tantas cosas que hasta se complica enumerarlas.
También lejana parece la imagen del mensaje grabado el martes 12 por el ministro de Economía, Luis Caputto, anunciando una devaluación del 120% con el salto del dólar oficial a $800, la reducción de los subsidios al transporte y la energía y la paralización de la obra pública, entre otras medidas.
Apenas una semana después, Milei dio su primer mensaje por cadena nacional para comunicar un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) a través del cual pretende derogar y/o modificar de un plumazo más de 350 leyes.
El decretazo firmado por el jefe de Estado dispone la derogación de la ley de alquileres, la que favorece el comercio de las pymes en grandes superficies comerciales y la de abastecimiento.
También libera el precio de la medicina prepaga, habilita la privatización de todas las empresas públicas y fomenta la posibilidad de que los clubes de fútbol se conviertan en sociedades anónimas.
Del mismo modo, modifica el régimen laboral vigente, restringe el derecho a huelga, aumenta el período de prueba de los trabajadores y autoriza a las convenciones colectivas a explorar mecanismos de indemnización alternativos a cargo del empleador.
Además, deroga la Ley de Tierras que limita la posesión de inmuebles en manos de personas físicas y jurídicas extranjeras y lo mismo hace con las regulaciones a las importaciones y exportaciones, entre muchos otros ítems.
El anuncio del DNU no tardó en generar polémica. Mientras todavía miles de personas seguían sin suministro eléctrico por el temporal que azotó el domingo 17 al área metropolitana bonaerense, el shock por el futuro impacto de semejante paquete de medidas y la pérdida de numerosos derechos sacó a la gente a la calle.
Esa misma noche se convocaron espontáneos y masivos cacerolazos en las principales capitales del país. El más multitudinario, frente al Congreso de la Nación. A partir de ese momento hubo un quiebre, un punto de inflexión. Parte de la sociedad decidió hacerse oír para tratar de ponerle un freno a la pretensión presidencial de arrogarse facultades legislativas y dar un giro de 180 grados en las reglas de juego, de funcionamiento y de convivencia de todo un país.
A la controversia por el DNU se sumó, el miércoles 27, la presentación del denominado proyecto de “ley ómnibus”, un documento de más de 350 páginas y 664 artículos con modificaciones a cientos de leyes vigentes de carácter económico, impositivo, energético, penal y electoral. Un cocktail explosivo que va desde anular la fórmula de movilidad jubilatorio y suprimir las elecciones primarias hasta disponer que los jueces usen togas y martillo.
Ruido de cacerolas
Diciembre en Argentina es un mes sensible, caliente. Y a pesar de que las marcas térmicas no fueron tan altas, la temperatura en la calle estuvo al rojo vivo desde que se conoció el decretazo de Milei.
En la noche del jueves 14, 24 horas después de la cadena nacional, decenas de escobarenses salieron con banderas, bombos y cacerolas para manifestar su rechazo al controvertido DNU que desregula y liberaliza la economía argentina.
El cacerolazo tuvo lugar en la plaza principal de Belén de Escobar y se dio de manera espontánea; al menos, no se conoció ninguna convocatoria que circulara en las redes sociales. Simultáneamente sucedía lo mismo frente al Congreso y en las principales ciudades del interior, como Rosario y Córdoba.
“La Patria no se vende”, “Patria sí, colonia no” y “Milei, basura, vos sos la dictadura” fueron algunas de las canciones que más se repitieron. La protesta se extendió durante dos horas en forma totalmente pacífica. A tal punto que ni siquiera hubo presencia policial ni de Prevención Comunitaria.
El número de vecinos que participaron del cacerolazo no superó el centenar. Sin embargo, fue notoria la cantidad de automovilistas que expresaron su adhesión al reclamo haciendo sonar sus bocinas cuando pasaban por la esquina de Tapia de Cruz y Asborno.
La escena se repitió, con una concurrencia similar, a la noche siguiente. En la antesala de la Navidad, las cacerolas volvieron a hacerse escuchar en diciembre, como en 2001 y tantas otras veces.
Reacciones políticas
Apenas finalizó la cadena nacional, el primer -sino único- dirigente opositor local que celebró el decretazo de Milei fue Eduardo Gianfrancesco. El ex candidato a intendente de La Libertad Avanza usó las redes sociales para elogiar los anuncios y trazar una analogía con el plan privatizador que Carlos Menem presentó en 1991.
“Después de 32 años del decreto desregulador 2.284/91 del presidente Carlos Menem, el presidente Javier Milei derogó hoy por decreto una enorme cantidad de regulaciones que han impedido, entorpecido y detenido el crecimiento económico de nuestro país”, expresó, con fotos de ambos momentos, curiosamente parecidas.
Por su parte, el oficialismo mantuvo un sugestivo silencio. El intendente Ariel Sujarchuk no hizo ningún pronunciamiento, ni en redes sociales, ni en entrevistas ni en sus -escasas- presentaciones públicas del último mes.
De hecho, fue uno de los pocos jefes comunales que el viernes 22 no asistió a la reunión que el gobernador Axel Kicillof convocó de urgencia en la Casa de Gobierno junto a Sergio Massa y Máximo Kirchner para analizar los pasos institucionales a dar. En su representación estuvo el secretario general del Municipio, Carlos “Beto” Ramil.
En la publicación que hizo en las redes sociales para difundir el encuentro del PJ bonaerense, Ramil sí deslizó críticas fuertes. Calificó de “ilegal e inconstitucional” el DNU, al tiempo que aseguró que “ataca directamente el bolsillo de los trabajadores y los derechos adquiridos por el pueblo argentino”.
“En el marco de los 40 años de democracia, nos merecemos un gobierno que respete la Constitución, los procesos institucionales más elementales, el Congreso Nacional y nuestra soberanía. Un brutal ajuste para la gente, instaurado a través del miedo y la represión, jamás será el camino. Nuestra Patria no está en venta”, enfatizó.
Repercusiones en red
En el último tiempo, el sitio web El Día de Escobar empezó a realizar encuestas entre sus lectores a través de las redes sociales. Si bien se trata de sondeos virtuales que no aplican una metodología científica, sus muestreos suelen ser bastante representativos. Sin ir más lejos, el del balotaje presagió la victoria de Milei a nivel local.
Dada la importancia y magnitud del tema, el portal de noticias lanzó una nueva encuesta para medir los grados de adhesión y rechazo al DNU. Los resultados, como suele pasar, variaron según la red social.
En WhatsApp e Instagram la mayoría se expresó a favor. En la aplicación de mensajería el 55% apoyó el DNU de Milei, frente a un 37% que votó en contra. Además, 5% dijo estar parcialmente de acuerdo y 3% manifestó no tener interés en el asunto. En la segunda plataforma, la diferencia fue muy menor: 41% a favor, 35% en contra, 14% parcialmente de acuerdo y 10% desinteresado.
A contrapartida, en Facebook el 50% se declaró en contra del decretazo presidencial, 43% a favor y 5% parcialmente de acuerdo, mientras que 2% eligió la opción “no me importa”. Algo similar se dio en X (ex Twitter): 42% en contra, 37% a favor, 14% parcialmente de acuerdo y 7% no le importa.
La encuesta se realizó entre el viernes 22 al martes 26 y de la votación participaron, en total, 1.496 personas.
DISCURSO DE ASUNCIÓN
“Si a Milei le va bien…”
Ariel Sujarchuk eligió iniciar su tercer mandato en el anfiteatro del predio de la Fiesta de la Flor, donde el sábado 9 prestó el juramento de rigor y dio un discurso mucho menos extenso de lo que acostumbra.
El reelecto intendente destacó el inicio de una nueva etapa en la democracia argentina y le deseó “el mayor de los éxitos” al entonces todavía presidente electo Javier Milei. La mención al libertario encendió un generalizado abucheo en las gradas, especialmente en el sector ocupado por militantes.
“Si a Javier Milei le va bien como presidente, también nos tiene que ir bien a todos los argentinos”, señaló, a modo de cumplido formal.
Poco después, marcó diferencias con el ideario del nuevo jefe de Estado: “A mí me van a encontrar siempre del lado de la defensa de la salud pública, de la educación pública de calidad y de la promoción de los derechos humanos”.
Desde entonces no volvió a hablar del nuevo presidente, al menos públicamente. ¿Silencio táctico?