Uno de los expedientes más importantes que se tratan cada año en el Concejo Deliberante es la Rendición de Cuentas del Departamento Ejecutivo, donde los concejales tienen la posibilidad de controlar los gastos y los ingresos de cada período. El último, correspondiente al ejercicio 2023, dio un déficit de 1.500 millones de pesos.
A modo de resumen, a lo largo del año pasado el Municipio tuvo ingresos por más de 59 mil millones de pesos ($59.903.351.716), contabilizando recaudación tributaria, multas, fondos de coparticipación y otras transferencias. Los gastos totales, en tanto, superaron los 61 mil millones ($61.422.468.971).
Así, la diferencia entre los recursos corrientes y de capital percibidos menos los gastos corrientes y de capital devengados dio un resultado presupuestario negativo (déficit) de $1.519.117.255.
En términos más simples, aunque no técnicos, puede decirse que el Municipio gastó 2,5% más de lo que recaudó. Un porcentaje similar había dado el déficit de 2019 (2%). Hasta ahora, ese era el único ejercicio de la gestión de Ariel Sujarchuk que había cerrado sin superávit. Ambos años coinciden en haber sido los últimos de cada mandato y los de las campañas de sus respectivas reelecciones.
Desde una perspectiva más amplia, a pesar de haber gastado bastante más de lo que recaudó, las arcas del Municipio no están en crisis. De hecho, el resultado financiero de 2023 arrojó un saldo positivo en $695 millones ($695.573.820). Esto es porque la Comuna contaba con créditos y saldos de caja y bancos por más de $3.878 millones. Con esos ahorros cubrió el mencionado déficit y también pagó $1.813 millones de servicios de la deuda. Es decir, tenía dinero bajo el colchón, lo usó y terminó con algunas reservas, aunque menguadas a una cuarta parte, para encarar 2024.
A favor del déficit
Uno de los principales logros que el presidente Javier Milei se atribuye en lo que va de su mandato es haber alcanzado el superávit fiscal primario. Esto es: que el Estado gaste menos de lo que recauda (casi sin importar qué deje de pagar para lograrlo). Y no solo que hace una acérrima jactancia de eso, sino que llama “degenerados fiscales” a quienes impulsen proyectos que puedan poner en riesgo esa ecuación.
Sin embargo, sus concejales en Escobar no parecen estar tan de acuerdo con este mandamiento, a juzgar por cómo votaron la Rendición de Cuentas de 2023. Casi sin críticas ni observaciones, los tres integrantes del bloque de La Libertad Avanza (LLA) aprobaron el déficit de $1.500 millones del Municipio, que se trató recientemente en el Legislativo.
Pero la contradicción del tridente libertario no es solo con su líder político sino ya directamente con ellos mismos. Durante la campaña electoral del año pasado, el candidato a intendente de LLA cuestionó reiteradamente los gastos del Municipio en eventos como Expo Escobar y la 60º Fiesta Nacional de la Flor, que incluyó la contratación de Cristian Castro y María Becerra, entre otros artistas populares.
“Con nosotros se terminan los festivales y gastos innecesarios, vamos a terminar con el marketing municipal”, aseguraba Eduardo Gianfrancesco, ahora coordinador de las fuerzas del cielo en Escobar. Sin embargo, los tres concejales que ingresaron por esa lista -Mariana Huber, Diego Muzzio y Sandra De Boeuf- votaron a favor de los gastos que tanto criticaban antes de asumir.
“No estuvimos buscando el pelito, sino viendo en qué gastan”, aclaró Sandra De Boeuf en la sesión. “Y hay cuestiones con las que no estamos de acuerdo, como gastar 14 millones de pesos en carteles de PVC corrugado para publicitar obras”, señaló. “Confiamos en el criterio del Tribunal de Cuentas, que es el organismo que tiene que mirar esto más minuciosamente”, cerró la concejal, al argumentar su voto.
La misma sintonía
Los otros concejales de la oposición no se diferenciaron de los libertarios y también aprobaron las cuentas municipales del año pasado. La única salvedad fue la ex vecinalista Gabriela Hernández (ahora PRO Libertad Escobar), que eligió el camino de la abstención. “Políticamente no compartimos prioridades, había otros gastos más necesarios, pero técnicamente esta rendición es correcta”, se justificó.
El terceto del PRO, que conduce Leandro Goroyeski; Griselda Romariz de Aristi (Unión Liberal), el radical Diego Castagnaro (Cambia Escobar) y Carina Chmit (Compromiso Escobar), tomaron el mismo camino. A todos les pareció bien que el Municipio haya gastado más de la cuenta y usado cerca de la mitad de sus reservas para tapar el agujero. Nadie siquiera hizo un análisis al respecto. Aunque sea para explicar en qué se fue ese dinero o por qué no consideraron relevante un rojo de 1.500 millones.
Aristi definió su voto como “un acto demócrata de civismo”, mientras que Goroyeski calificó el de los suyos como “una actitud de madurez política”. Castagnaro, por su parte, argumentó: “Uno puede estar de acuerdo o no con algunos gastos e inversiones que se han hecho, pero la presentación contable es impecable”.
Chmit objetó que se hayan asignado “98 millones de pesos a un evento religioso”, pero a la hora de votar remarcó la “prolijidad” de la Rendición de Cuentas y no dudó en afirmar que “se gastó lo que se tenía que gastar, el dinero de los vecinos se destinó a la gente”.
Así, mientras Milei se vanagloria del superávit fiscal que logró en sus primeros meses de gobierno y lo plantea como un valor innegociable, sus concejales y los de sus aliados votan todo lo contrario, sin ruborizarse ni dar muchas explicaciones.