Sus propiedades son fundamentales para tratar enfermedades complejas como la epilepsia y el autismo. El Estado comenzará a producirla en Jujuy para comercializarla a nivel nacional.

Por ALEJO PORJOLOVSKY
aporjolovsky@dia32.com.ar

Casi todos conocen una faceta de la marihuana. La recreativa, la que puede servir para divertirse con amigos -o en soledad-, la que es capaz de causar alivio en momentos de tensión o en la antesala de un importante examen. La que abunda en estadios de fútbol y recitales; la faceta que está “oculta”, pero a la vista de todos. La que, incluso, sin autocontrol puede derivar en un problema de adicciones.

Sin embargo, el cannabis -nombre científico de la planta- tiene una cara, hasta hace poco, casi desconocida para el mundo y de mucha mayor importancia. Su aceite cuenta con propiedades curativas fundamentales para personas que sufren epilepsia, autismo o artrosis, entre otros padecimientos.

Después de años de lucha por parte de familias y madres de chicos que deben convivir con una infinidad de pastillas para contrarrestar malestares -sin contar el efecto secundario de los fármacos que consumen-, en marzo de 2017 el Congreso de la Nación aprobó la ley que permite el uso medicinal de la marihuana. Fue una victoria para ellas, aunque la norma solo autorizó la importación hasta que el país esté en condiciones de producir.

Mientras la Organización Mundial de la Salud (OMS) acaba de recomendar que el cannabis no siga siendo considerado como una droga peligrosa y sea fiscalizada de una manera distinta, en Jujuy, a principios de 2019, se lanzó la primera compañía pública autorizada a producir y cultivar la popular planta con fines medicinales.

Se trata de Cannabis Avatara, una empresa estatal que se encargará del proceso en la Finca El Pongo, al norte del país. La iniciativa contará con el apoyo de Green Leaf Farms Internacional, una subsidiaria de la compañía estadounidense Players Network, que se encargará de la inversión y pondrá a disposición su experiencia en el área.

Su fin será cultivar, producir, industrializar y comercializar cannabis con una orientación científica, medicinal y terapéutica. Hoy, que el producto solo se puede importar, cada botella de 100 mililitros cuesta alrededor de 400 dólares y apenas dura un mes.

“La idea es que el Estado sea un proveedor seguro”, sostuvo Gastón Morales, presidente de la empresa e hijo del gobernador de Jujuy. “Próximamente llegarán las primeras semillas y en septiembre ya podremos pasar de la etapa piloto a la industrial”, adelantó.

Natural y efectiva

Pese al riesgo de sufrir una condena de hasta 15 años de prisión -sorprendentemente, la misma pena que está estipulada para un violador-, miles de familias llevan años recurriendo al autocultivo de marihuana con fines medicinales.

Por otra parte, hace algunos años surgió Mamá Cultiva: una ONG que aconseja a las familias que padecen esta situación y lucha por la despenalización de la producción con propósitos terapéuticos.

Sin embargo, muchos chicos y adultos se quedan afuera. No pueden acceder económicamente al aceite y deben adquirirlo en el mercado negro, mientras la apuesta del gobierno con inversores extranjeros no termina de cerrar. A su vez, las empresas productoras internacionales ven cómo se elevan exponencialmente sus acciones en Wall Street.

Según las estadísticas, el 1% de la población argentina padece epilepsia. A eso hay que sumarle otros trastornos, que injustamente complican la vida de los pacientes y sus seres queridos. La marihuana, tantas veces denostada por ciertos sectores, puede ser la solución más adecuada.

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