Oriunda de Garín, heredó de su padre el gusto por la música popular, que se fortaleció en la secundaria y la impulsó al conservatorio. Acaba de editar su primer disco, Jazmín en Flor.

Por SOFIA MORAS
smoras@dia32.com.ar

En la casa donde nació y creció, sobre la calle Paso al 600, en Garín, las zambas y chacareras eran el clásico de los fines de semana y de esos ratos en los que se cortaba la luz. “El amor por la música popular claramente me lo transmitió mi papá, era un guitarrero completamente amateur, nos la pasábamos con mi hermano escuchándolo, cantando e inventando canciones… Más tarde me di cuenta de que ese juego era lo que me apasionaba, lo que me hacía feliz”, afirma Sofía Kusznir (32), que en 2017 terminó de grabar su disco debut Jazmín en Flor, síntesis de una de las etapas más maravillosas de su vida.

En el Instituto Estrada, donde cursó la secundaria, tuvo la posibilidad de encontrar grandes profesores de música como Sonia Miño Gálvez y Oscar Portillo. Allí empezó todo: la participación fuera de su casa, los torneos juveniles bonaerenses y los viajes a Mar del Plata. “Siempre me sentí cómoda arriba del escenario, es claramente mi lugar en el mundo. Y el miedo, la adrenalina, también están. Una vez que relajás… plenitud”, le cuenta a DIA 32 la joven garinense.

Convencida del camino que quería seguir, cuando terminó el colegio ingresó en el Conservatorio Provincial Juan José Castro, de Martínez, para hacer el Profesorado de Música con orientación en Canto Lírico y Camarístico. “De chica estudié con distintos profesores la técnica básica, la respiración, y haciendo la carrera me di cuenta de que me faltaba muchísimo más”.

“El canto lírico te da una técnica tan fuerte que después podés cantar de todo. Me gusta mucho el tema de la puesta en escena y la actuación, pero creo que soy mejor cantando folklore, porque tiene que ver con mi esencia. Los textos de la música popular tienen que ver con la raíz pura, con historias nuestras”, explica sobre sus sensaciones con un género y otro.

La producción artística y general del disco, los arreglos y la dirección estuvieron a cargo de otro músico y cantante garinense: su hermano de la vida Federico Pecchia, a quien conoció en el Instituto Estrada. Fue él quien la impulsó, la acompañó y guió en el proceso de grabación, realizado en el estudio El Cubo, de Ingeniero Maschwitz.

“Empecé a grabarlo después de que falleció mi viejo y creo que resultó en algo muy genuino, que me representa absolutamente. Fueron dos años de producción acompañados por un crecimiento mío emocional y cosas increíbles”, resume sobre una experiencia en la que se dio el gusto de estar rodeada por amigos y compañeros como Martín Koiffman, Ezequiel Ferraro, Rodolfo Cabrera, Nicolás Bidegay, Diego Frías, Lucas Aguirre y Hernán Rojas, junto al incondicional apoyo de su madre. Jazmín en Flor es una fotografía de mí en este momento, es una imagen congelada”.

El disco incluye un variado repertorio popular folklórico, con un estilo clásico. Dura 40 minutos y combina distintos ritmos, algunos más tranquilos, para apreciar desde lo musical, y otros para bailar. “Intenté elegir las poesías que quería decir. Cuando vivís situaciones que se dan en las canciones, las cantás desde otro lugar, y creo que eso es lo maravilloso de la música popular, que está cerca de uno, que en pocas palabras lo dice todo”.

Jazmín en flor es la última frase de la primera canción del disco, Espinel de sueños, de Jorge Milikota. “Creo que representa este momento de florecer… En una planta es el instante de mayor brillo y plenitud, que es de alguna forma lo que estoy viviendo”, concluye Kusznir, que también trabaja como profesora de Música en colegios, da un taller de canto en el programa municipal “Barrio es Cultura” y es parte de las orquestas escuela Lambaré y Amancay.

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