Andres Violante - foto Daniela Ara
Su cámara capturó las fotografías más conocidas de Los Redonditos, Rata Blanca, Pappo y Almafuerte, entre otros. “Si me pagaran un peso por cada remera fabricada con fotos mías, hoy estaría en una situación envidiable”, asegura, a días de dictar un curso en Escobar.

Por MARTIN POZZO
Director de revista La Negra

Andrés Violante (45) se presenta como “fotógrafo rockero”. Lleva tres décadas dedicadas a la escena nacional. En 1984 fundó el fanzine Zote, desde donde comienza a relacionarse con diferentes bandas que luego serían fundamentales en la historia del rock argentino. Por dichas páginas pasaron entrevistas a Sumo, Los Violadores, Los Redonditos de Ricota y Hermética. Es allí donde empieza su relación con la fotografía.

Desde entonces publica sus imágenes en las principales revistas de Argentina (Efecto Metal, Madhouse, Rock n’ Shows, El ojo Metálico, Epopeya, Generación X, Mundo Redondo) y de España (Heavy Rock, Kerrang, Rock Estatal). Más de cien producciones discográficas y de prensa cuentan con sus fotos. Entre las bandas más destacadas retratadas por este maestro de la imagen se encuentran Hermética, La Beriso, Rata Blanca, Almafuerte, Malón, A.N.I.M.A.L., Mal Momento, Memphis la Blusera, Los Cafres y Dos Minutos.

A días de empezar a dictar un curso en Escobar, Violante suelta la cámara por un rato para hablar de su pasión con La Negra en 32.

¿Cómo fueron tus inicios con el arte fotográfico? ¿Cómo lo combinaste con el rock?

Todo comenzó en simultáneo, en 1984 con un fanzine junto con mi hermano, donde difundíamos punk, heavy, dark y escritores malditos. Ahí hacíamos todo: texto, fotos, edición, distribución. Desde ese momento comencé a conocer bandas con las que luego seguí trabajando como fotógrafo, como Los Redondos y Hermética. También por esa época fotografié y entrevisté a Sumo, Soda Stereo, Andrés Calamaro, Los Violadores y a Alejandro Dolina.

En estos treinta años de profesión en la fotografía de prensa & conciertos, ¿cómo describirías su evolución en nuestro país?

El crecimiento viene de la mano del acceso a la tecnología. No es lo mismo mostrar una foto en un fanzine fotocopiado como en los ‘80 que una imagen digital subida a la web en alta resolución. Hace treinta años era más de gueto. Ser rockero era marginal, usar un chupín y una campera de cuero era motivo de espanto. Hoy se usa el rock pesado hasta para vender fideos. ¡Burn, de Deep Purple, es jingle de Matarazzo! Hay mucho interés en ser fotógrafo de rock y se pierde de vista que primero hay que ser fotógrafo.

Si tuvieses que armar un Top 5 de tus propias fotos, ¿cuáles elegirías y por qué?

Primera: Indio Solari en un show caótico en Huracán en 1994, fue tapa de libros y varias revistas. Segunda: La foto interna del disco Víctimas del vaciamiento, de Hermética; está en todas las remeras de la banda. Tercera: La tapa del primer CD de A.N.I.M.A.L.; está hecha con ojo de pez, en una época en que ese lente casi no se usaba. Cuarta: cualquiera de las de prensa de Malón y de Mal Momento. Quinta: la tapa del DVD Vivo por la gloria, de La Beriso, recientemente certificado como Platino.

Muchas veces la fotografía es bastardeada en relación al reconocimiento económico del trabajo y, en especial, por el respeto a los derechos de autoría, ¿qué opinás al respecto?

El principal problema es que el propio fotógrafo no hace respetar su laburo. Si comienzan regalando sus fotos a cambio de un crédito o de futuros trabajos rentados, están en el horno. Si me pagaran un peso por cada remera fabricada con fotos mías, hoy estaría en una situación envidiable. Pero es más barato afanar una imagen de Internet o levantarla de una revista.

¿Qué consejo le darías a los jóvenes que se inician en la fotografía musical?

Hacerse respetar desde el principio, no regalar nada.

Comentar la noticia

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *