Vive en Capital Federal, es licenciada en Relaciones Públicas, estudia periodismo deportivo y el 2 de octubre fue coronada 48º Reina Nacional de la Flor. “Siento que estoy representando algo en lo que verdaderamente creo”, expresó.

Por FLORENCIA ALVAREZ
falvarez@dia32.com.ar

Cuando tenía 6 años, ella y su mamá eran fanáticas de Xuxa y particularmente de la canción Juguemos a los indios. A partir de esa interpretación de la brasileña, la madre de Carla Iriarte compuso una coreografía y confeccionó un traje alucinante para que su pequeña saliera por los pueblos a contar la historia del suyo propio. “La coreografía homenajeaba y defendía a la cultura aborigen. Justamente mi pueblo se llama Los Toldos porque allí se asentó la reserva mapuche más numerosa que llegó a Argentina”, explica la flamante Reina Nacional de la Flor.

Del traje se destacaba una vincha de plumas que llegaban hasta el piso, algunas compradas, pero la mayoría sacadas de plumeros y pintadas a mano. En todos lados les cerraban las puertas a la madre y a su niña, pero Escobar se las abrió permitiéndoles mostrar la coreografía en la Fiesta de la Flor. Carla nunca olvidó ese gesto.

Hoy tiene 25 años, hace ocho que vive sola en Capital y ya cursó dos carreras: licenciatura en Relaciones Públicas y Periodismo Deportivo. Se gana la vida organizando eventos de promoción institucional y turística, y a partir de haber sido electa reina aspira a “aprovechar al máximo todo lo que tenga que ver con la Fiesta de la Flor, al tiempo que intentaré conseguir oportunidades laborales que me permitan seguir desarrollándome en el ámbito profesional”, afirma a DIA 32.

Carla habla con propiedad y segura de sí misma. “Me presenté a esta elección porque me siento identificada con las cosas que se hacen por amor y no por fines económicos. Los floricultores trabajan más allá de las inclemencias del tiempo, apuestan al trabajo y viven para eso. Desde la madrugada hasta la noche están pendientes de sus flores y de sus plantas”, destaca la soberana.

El trabajo de reina

No se presentó a un concurso de belleza sino a la búsqueda de una mujer en flor, como les explican los jurados a las aspirantes, que pueda ser una embajadora de los floricultores en el resto del país. “No es que hay que ser 90-60-90 sino que hay que saber apreciar el trabajo de los floricultores, y poder expresarlo”, señala Carla.

Desde el domingo 2 de octubre luce una corona, una banda, un cetro, una capa sobre su espalda y una medalla colgada al cuello. “Forma parte de un protocolo y tiene que ver con que a uno lo identifiquen. Son elementos muy valiosos y bellísimos. Pero lo que me gusta es la responsabilidad que se tiene al llevar ese atuendo. Siento que estoy representando algo en lo que creo verdaderamente”.

Carla es hija única y sus recuerdos van siempre de la mano de su mamá y de su papá, quien falleció hace algunos años. “Esto tiene un condimento especial para mí, porque siempre recuerdo haber recorrido el predio floral con él”.

La reina dice que ya está preparada y que no ve la hora de que empiecen los viajes para poder transmitir el espíritu de la máxima festividad escobarense a todos los lugares donde le toque ir.

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