Casi escondido tras montañas de madera, sobre la calle Fructuoso Díaz funciona el centro de rehabilitación para adictos de una iglesia evangélica. Quiénes son y qué hacen.

Desde afuera, mirando a la pasada, da la impresión de ser un enorme depósito de madera. Las hay a raudales, desparramadas a lo ancho y a lo largo del extenso predio, ubicado sobre la calle Fructuoso Díaz. Pero en el portón de entrada un cartel anuncia que se trata del Centro de Rehabilitación en Adicciones “Renuevo de Vida”, dependiente de la iglesia evangélica Rey de Reyes, a cuyo templo del puente de avenida Chilavert y Panamericana concurren cada semana miles de fieles.

Al lugar asisten solamente hombres, jóvenes y adultos doblegados por el consumo de drogas y alcohol, la mayoría de orígenes muy pobres y marginales, con historias muy pesadas sobre sus espaldas. Llegan en la peores, desesperanzados, sin rumbo, pero con la intención de enderezarse, de ponerse de pie y ser gente de bien.

Leer la Biblia es una de las principales tareas diarias, pero para nada la única. De hecho, los talleres de carpintería y herrería les ocupan muchas horas, entre el aprendizaje para los más nuevos, y la confección de bancos, carteles, buzones, cuchas y otros trabajos que realizan y venden. También hay una pequeña granja, con gallinas, patos, un chancho y una oveja.

“Acá llegan jóvenes que a veces no sabemos ni en qué estado vienen, entonces les hacemos estudios de HIV, curaciones y hasta operaciones”, cuenta a DIA 32 Julio Ronchini, ex adicto y actual director del establecimiento, creado hace nueve años.

Como la necesidad está en todos lados, el Centro recibe gente de diferentes lugares: Buenos Aires, Entre Ríos, Santiago del Estero y hasta Tucumán. “Nosotros no tenemos ni queremos una difusión del Hogar porque no daríamos abasto y como esto no es para lucrar con los problemas de las personas, si no tenés un ingreso importante te cuesta mucho darle de comer a 100, 200 ó 300 personas”, expresa Ronchini.

Bajo la premisa de capacitarlos “tanto laboral como culturalmente”, Ronchini es muy claro respecto a los objetivos planteados por el Hogar: “Primero restaurar su vida personal, después su vida familiar y en tercer lugar su vida social”. Pero admite que “no es muy alto el porcentaje” de gente que logra cumplir estas tres metas.

Condiciones y objetivos

El enorme predio ubicado al 1200 de la transitada calle Fructuoso Díaz tiene espacio para albergar a 24 hombres -actualmente hay 20- que pueden permanecer allí por un período máximo de un año y medio. Si bien se trata con enfermos, las reglas son tan claras como tajantes: está prohibido fumar y decir malas palabras, el que no trabaja es expulsado y el que se va por su propia voluntad ya no puede regresar.

Renuevo de Vida cuenta con una carpintería rústica –con herramental de primera-, una tornería de madera, herrería y una cabina de pintura con compresor. Además, tienen un torno para hacer “cositas” en hierro y ya están fabricando boyas. Así, pueden producir y crear objetos para vender y generar ingresos para el Hogar.

“La idea es capacitarlos en el manejo de un torno, una escuadradora, una sierra, un martillo. Enseñarles a criar un pollo, una gallina, un pato, un chancho, a hacer pan, a cocinar, a vivir con dignidad, limpieza, orden y, sobre todo, con honestidad. Además de capacitarlos se genera un cambio de conciencia”, explica Ronchini.

Los pallets y tambores de maderas que colman el campo son donaciones de empresas del parque ìndustrial de Garín, como Fortinox, Denver Farma y Mahle. “El consorcio del parque se interesó por este lugar y se comprometieron a donarnos materiales, no dinero, para poder terminar el Hogar y dejarlo lindo como todos queremos”, cuenta su director.

En este punto, además, afirma que una de las cosas que le gustaría lograr después del año y medio de internación de cada adicto en recuperación es poder reinsertarlo laboralmente, haciendo pasantías en el parque industrial, “aunque sea para cortar el pasto, para que la persona empiece a tener otra cabeza”.

En carne propia

“Yo fui adicto, desde el 11 de diciembre de 1986 que no me drogo; fui delincuente y estuve ahí, y ahora estoy del otro lado”, confiesa Ronchini, quien además de dirigir Renuevo de Vida durante veinte años estuvo al frente de una empresa constructora. “Toda esa experiencia me ha capacitado de tal forma que cuando veo entrar caminando a alguien al Hogar a veces ya sé hasta lo que me va a decir”, asegura.

Según sus palabras, el adicto lo es por decisión propia: “Nadie te va a hacer tomar droga o alcohol si no querés. Los jóvenes se empiezan a drogar por orgullo, por soberbia, por no querer decirles a los amigos que no quieren eso, por el ‘no seas careta’. Entonces aceptan y entran en el vicio”.

Una de las penosas consecuencias que sufre el adicto, además de las físicas, es la depresión, que en muchos casos deriva en suicidios. “Ahí entramos nosotros como equipo pastoral, donde escuchamos a la gente, porque la realidad es que ¿cuántas veces hubo gente que te pudo escuchar a vos? Yo tengo a mi pastor, pero hay gente que no tiene ni amigos”, sostiene Ronchini.

El rol de la iglesia

El centro de rehabilitación nació hace casi una década, como un desprendimiento de la Iglesia Evangélica “Rey de Reyes”, que inicialmente estaba en la estación de trenes hasta que el exponencial crecimiento que tuvo la llevó a tener su edificio propio en Chilavert 130 -a cien metros del puente Garín-, al que miles de fieles asisten los fines de semana.

“Cuando entra un joven al Hogar ya se le avisa que este es un lugar evangélico y que debe asistir a la Iglesia. Allí se los recibe como hijos, entonces van haciendo nuevas amistades, que no fuman, no toman, no se drogan, no dicen malas palabras y por eso la iglesia es fundamental en esta etapa de la recuperación”, relata Ronchini.

La cuestión de la imagen también resulta primordial. “La Biblia dice así: ‘De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura él, las cosas viejas pasaron, aquí todas son hechas nuevas’. Flaco, si antes estabas disfrazado de chorro en la calle, ahora no, cambiá tu interior pero también tu exterior. Los viejos hábitos tienen que dejarlos y empezar a revestirse con los nuevos”.

Relaciones peligrosas

A las problemáticas específicas de cada adicto con las que se debe lidiar a diario, al Centro se le suman las trabas impuestas por los entes gubernamentales. “Nunca vinieron, y cuando lo hicieron fue de una manera ladina y tramposa: le pidieron a todos los teléfonos de los familiares y a los diez días los llamaron diciéndoles que los retiren porque esto se iba a clausurar”, recuerda enojado Ronchini, aunque las denuncias contra el Estado y sus representantes no terminan ahí.

“Un senador me ofreció a través de un amigo suyo un subsidio de $100.000 para el Hogar, pero a cambio quería que de ese monto le devolviera $75.000. Yo le dije: ‘Yo no tengo problema, deposite el dinero, pero vuelto no hay’. Si vas a hacer algo por el Hogar, hacelo de corazón”, narra a la vez que ejemplifica cómo opera la corrupción pública.

Convencido de que “esto no se puede hacer por plata, esto hay que hacerlo por pasión”, al responsable de la granja “oculta” se muestra optimista y concluye: “Desde este lugar siento que estoy cambiando la Argentina, porque si cambio a diez personas, son diez delincuentes menos que hay en la calle. Yo estoy haciendo patria acá”.

4 comentarios

  1. Holaa.estoy buscando ayuda para mi esposo alcohólico.que además es Diabético Insulino Dependiente…y está medicado x por la hipertensión…Hoy con visibilidad reducida por Rinoplastia Diabética..que fue expulsado de mi hogar por violencia de genero..Hoy se encuentra arrepentido y necesita ayuda urgente ya que amigos y familiares le cierran las puertas

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