Cruces esvásticas aparecidas en varios lugares encendieron el alerta. Pero hay otros antecedentes, incluso violentos. DIA 32 se sumergió en el tema y entrevistó al presidente de una agrupación nacionalista que está en el centro de las sospechas.

Por FLORENCIA ALVAREZ
falvarez@dia32.com.ar

Hablar de nazis, neonazis o fascismo en el año 2012 puede sonar a fantasía. En Argentina abundan las teorías, las leyendas y hasta los casos comprobados de que el país tuvo una cercana relación con ellos. Se habló de los submarinos alemanes que llegaban hasta estas costas trayendo el oro del Tercer Reich; algunos hasta sospechan que Adolf Hitler no se suicidó el 30 de abril de 1945 y que entre julio y agosto de ese año habría venido a exiliarse a la Patagonia. También se habla de las cuentas millonarias que poseían en el Banco Central de la República Argentina con sumas cercanas a los 364 millones de dólares y de que el general Juan Domingo Perón simpatizaba con la causa y por ello dio vía libre para que los oficiales nazis se refugiaran en el país luego de la guerra.

Aunque parezca descabellado, algo de todo eso es cierto: Erich Priebke, responsable de la masacre de las fosas Ardeatinas, vivía en Bariloche; Adolf Eichmann, jefe del departamento judío de la Gestapo, quien supervisó la implementación de la “solución final”, vivió tranquilamente en Buenos Aires hasta que en 1959 fue descubierto bajo el alias de Ricardo Clement, y el médico Josef Mengele, especialmente reconocido por sus experimentos con seres humanos en Auschwitz, también fue encontrado en Argentina, todos ellos luego extraditados.

Es decir que resabios pueden haber quedado por todas partes y que no es tan absurdo pensar que aún hoy existen en estas latitudes grupos que se juntan para pregonar el viejo ideario nazi. Un paseo por la web sirve como muestreo para afirmar que militan y reclutan desde allí. Odian a los judíos, a los negros, a los travestis, a los mendigos, a los gays y a los inmigrantes. Están en contra del aborto y a favor del servicio militar. No tienen reparos en declarar actitudes totalitarias que no hacen más que repetir esquemas de un pasado funesto.

Los skinheads son otro grupo que también adhiere a estos principios, una tribu neonazi con ideas salvajes, que entiende a la violencia como el único camino para imponer sus creencias. Por eso es común escuchar que arremeten a golpes contra aquellos que no les caen bien, incluso hasta dejarlos sin vida (un caso de este tipo reciente y cercano es el que ocurrió en Chile el 3 de marzo, cuando asesinaron a un joven llamado Daniel Zamudio por su condición de gay).

Todo acto discriminatorio o símbolos que aludan al holocausto y al exterminio de personas están prohibidos por ley. De ahí que los skinheads llevan esvásticas y demás insignias tatuadas en la piel, o el pelo rapado para identificarse. Se definen como “guerreros urbanos fieles a su patria y a sus creencias”.

Con la esvástica como bandera

Los locales del Partido Obrero y de la biblioteca popular 20 de Diciembre, en Belén de Escobar, sufrieron ataques con pintadas de simbologías nazis en sus fachadas. El primero ocurrió en febrero y el segundo un mes después. Pero no es la primera vez que la biblioteca pasa por este tipo de situaciones.

En el frente de su inmueble de Hipólito Yrigoyen al 500, la 20 de Diciembre tiene un mural que resalta las figuras de luchadores sociales como Julio López, Mariano Ferreyra, Maximiliano Kosteki, Darío Santillán y Carlos Fuentealba, además una placa que lleva el nombre de la institución y que también fue alcanzado por los aerosoles. “Esto ya nos pasó en cinco oportunidades y de una de esas veces hay videos en Internet donde muestran cómo nos pegan carteles con la imagen de (Benito) Mussolini”, afirma Axel Masioli, uno de los integrantes de biblioteca.

“Aquellos carteles estaban firmados por Guías del Sur. Pero esta vez no podemos decir que fueron ellos”, agrega Masioli, sin aventurarse en hipótesis.

Por su parte, el presidente de la biblioteca, Federico Jara, expresó que “está hecha la denuncia y es la Policía la que tiene que investigar. Cada vez que nos pasaba algo así volvíamos a pintar y no decíamos nada, pero ahora decidimos hacerlo público para que todos se enteren que en Escobar hay un grupo de personas que todavía cree que a la gente que es diferente a uno hay que matarla o correrla o atacarla”.

Desde el Partido Obrero también repudiaron el acto vandálico y a sus autores. “Estos sectores son la expresión de los peores resabios de la derecha dictatorial y asesina”, afirmaron en un comunicado. Además, la ex candidata a intendente por esa fuerza, Claudia Consiglio, manifestó su indignación por el hecho de que una de las pintadas en aerosol se haya realizado sobre el afiche que evoca a Mariano Ferreyra.

Pero no son la biblioteca y el local del PO los únicos sitios del partido de Escobar donde aparecieron esvásticas. Hay varios lugares públicos con esas cruces pintadas. Solo es cuestión de afilar la mirada.

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Antecedente violento

Sin embargo, uno de los episodios más llamativos ocurrió en marzo de 2011, cuando un grupo de jóvenes quiso organizar un “Recital Antifascista”, de música punk, en la plaza de la estación de Escobar. Mientras se realizaba la convocatoria, uno de los organizadores del evento, llamado Matías, quien en su blog se apoda “punkytud”, fue golpeado, amenazado y perseguido hasta que se vio obligado a suspender el festival.

En la página web El Nacionalista, un vecino que firmó como Néstor Carrizo publicó una foto del chico que sirvió de blanco para que los simpatizantes del fascismo le dirigieran todo tipo de improperios. El post se tituló: “Este nefasto personaje es Matías Punkytud” y lo más suave que le escribieron fue: “Bueno, me tendré que calzar los borcegos, raparme y cagar a piñas a este indígena…”.

Pero las amenazas no terminaron ahí. Alguien con el nombre de usuario “biondini88” y una cruz esvástica como imagen identificatoria, directamente amenazó con matarlo a través de la letra de una las canciones del grupo skinhead español División 250: No te cruces por mi lado/no te metas en mi bar/no te pases por mi barrio/porque te voy a matar.

Probablemente no haya sido el presidente del movimiento nacionalsocialista Nuevo Triunfo, Alejandro Biondini, en persona quien le escribió los mensajes a Matías, aunque esas ideas bien pudieron haber salido de algún miembro de la organización, a la cual la Justicia le negó el status de partido político por su ideología y por utilizar la cruz esvástica como símbolo.

A la hora de acusar, nadie lo hace señalando firme con el dedo, pero todos los ojos apuntan hacia un solo lado.

Miradas al sur

“No fuimos nosotros, no tenemos nada que ver”, afirma Daniel Osvaldo Laita (50) cuando DIA 32 le pregunta por las cruces esvásticas que aparecieron pintadas en las últimas semanas.

Laita es el presidente de Guías del Sur, un partido nacionalista -“o argentinista”, propone- que hace tres años está en vías de formación. “No es fácil conseguir gente que realmente se comprometa”, explica. En abril de 2010, a modo de presentación en sociedad, una veintena de hombres marcharon con antorchas y banderas por la avenida Tapia de Cruz hasta el monumento de los caídos en Malvinas. También hicieron otros actos no menos llamativos y participaron de un homenaje al skinhead Marcelo Scalera (32), apaleado por punks en el Parque Rivadavia -nicho de los cabezarrapadas-, en 1996.

De sus actividades -algunas con ribetes de ritual masónico- hay varios videos subidos a la red Youtube. La estrella federal de ocho puntas es el símbolo que adoptaron como emblema y suelen uniformarse con camisas blancas y un brazalete con los colores de la bandera argentina y un sol. También tienen una arenga distintiva: “¡Viva la Patria, carajo!”, que gritan a garganta pelada. Patriotismo, honor, justicia y lealtad son los términos más recurrentes de su vocabulario. En sus filas está expresamente prohibido hablar de religión y veneran la figura del general Manuel Belgrano.

“Cambiar el destino” y “mano justa” son algunas de las consignas de esta agrupación, que se define como “la única opción” y entre sus principios plantea restablecer el servicio militar obligatorio, fortalecer la capacidad técnica y humana del Ejército, suprimir el derecho de los extranjeros a votar, eliminar el peaje y el interés del capital financiero, recuperar la soberanía científica y tecnológica y poner condiciones a la inmigración, particularmente a la “avanzada” del gigante asiático. “No se puede dejar entrar tanta población que solamente sirva para estar del otro lado del mostrador vendiendo un paragüitas, porque no hay de comer. Que entren los que necesitemos”, expone el fundador de Guías del Sur, sin ocultar una especie de fobia obsesiva hacia la raza amarilla.

Laita es nieto de italianos y sus padres pusieron en pie una tradicional panadería de la ciudad que hoy está a su cargo. Cuenta que durante siete años militó en el movimiento Camino Nacional (luego Camino Patriótico), comandado por el neurólogo escobarense Eduardo Abad, a quien considera su “único referente, un excelente argentino y un excelente patriota”.

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Distintos, pero parecidos

Guías del Sur es ultranacionalista, pero no nazi ni neonazi ni fascista, asegura Laita. “Somos gente que está harta de ver pasar traidores y cobardes por el poder político de nuestra gloriosa y amada Patria. Lo que pasó con Mussolini en Italia o lo que pasó en Alemania con Hitler me ne frega. Porque hicieron lo que quisieron, les fue recontra mal y por esas movidas se murió muchísima gente”, afirma para marcar distancia pero sin ahondar demasiado.

“Lo que hizo Hitler no tiene explicación lógica, no sé qué quiso hacer. Habló de la pureza de la raza aria y se alió con Japón, que son amarillos. Tampoco entiendo su decisión de querer reventar todos los hormigueros de una sola patada. No solo que suena mesiánico, es mesiánico. Un tipo con dos dedos de frente sabe que no se pueden patear todos los hormigueros de una sola patada porque van a salir todas las hormigas y te van a masacrar. Y el peor de los puntos es que perdió: hizo lo que quiso y perdió”, acentúa Laita. Y advierte: “Ese es un lujo que nosotros no nos podemos dar”.

Asegura que ni él ni su tropa están detrás de las cruces esvásticas pintadas en paredes y murales escobarenses ni de los afiches con la foto del dictador italiano que tiempo atrás se vieron en varios lugares. “Puede haber aparecido algún panfleto, alguien pudo haberlo hecho y yo no tengo cómo decir que no. Pero no fuimos nosotros. Si me entero que alguien anda haciendo eso, le rompo la crisma en persona”.

También afirma que Guías del Sur no tiene “nada que ver” con la doctrina política del nacionalsocialismo, aunque admite que la idea está instalada. “Cómo será de problemático el tema del nazismo que nos ven con el brazalete y automáticamente dicen: ‘sos nazi’. Puede haber tipos que tengan miedo a la infiltración. Pero no debe haber alguien que duerma más tranquilo que yo, porque acá no van a encontrar nada. Y si yo encuentro uno así, lo saco a patadas en el culo”, promete.

Pero así como pone las manos en el fuego por los suyos y dice repudiar la violencia, Laita reconoce que en Guías del Sur hay “de todo”. Por ejemplo, ex squadristas, confesos seguidores del facismo que se atavían con camisas negras y reivindican al Duce. “A mí no me importa de dónde vengan sino adónde están dispuestos a ir. No me interesa lo que fueron, me interesa lo que sean más adelante”, sostiene al ser consultado sobre las condiciones de admisión.

“Que nos tilden de nazis, de fascistas, de lo que se les antoje… Nosotros somos tipos honestos que no tenemos medias tintas, no nos gusta el gris. Queremos hombres íntegros, de honor, hechos y derechos, que no se engañen a sí mismos, que actúen lealmente de las puertas para afuera y de las puertas para adentro”.

En la web abunda material informativo y propagandístico sobre este tipo de tribus, de no muy diverso linaje pero encendidos enconos. No hace falta buscar demasiado para encontrar unas cuantas alusiones poco elogiosas a Guías del Sur. En una de esas notas los tildan de ser “un rejunte de resentidos de diferentes grupos, ineptos e ignorantes, criminales y peligrosos. Son lo que la izquierda necesita: combustible para la destrucción del nacionalismo”.

Laita contrarresta: “Dicen eso porque no son argentinos. Son una mugre, un engendro. Algunos tienen más fanatismo por Alemania, Italia o por el Vaticano que por Argentina. Nosotros ponemos nuestro honor a la parrilla por la Patria”.

“Patti es un antiargentino”

Laita se jacta de ser pluralista por haberse reunido “con todos”. Desde Mohamed Seineldín a Luis Patti, pasando por el referente nazi Alejandro Franze -conocido también como “el Gordo del Parque Rivadavia”- y un líder skinhead al que todos en el ambiente llaman por su apodo “Siquito”. Pero aclara que con ninguno encontró coincidencias mínimas para encarar un proyecto conjunto.

Cuenta que tuvo un único encuentro con Patti, cuando era intendente, donde conversaron sobre la posibilidad de crear un batallón Sanmartiniano en Escobar, pero la idea no prosperó. “¿Qué pienso de él? Patti se abrazó con Menem. Y por igual es tenido quien con malos se acompaña. Vos te abrazaste con Menem, ya no tenés marcha atrás. Son un antiargentino”, sentencia.

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