Abrió sus puertas el año pasado y creció tanto que el lugar ya le quedó chico. Su objetivo es tender un puente a la cultura, para grandes y pequeños.

Por MARTIN JUAREZ
mjuarez@dia32.com.ar

Mucho antes de concretar este proyecto, Nora Seitz lo tenía instalado en su mente. Un día, dando clases de apoyo escolar en un comedor comunitario de Matheu, un trabajador de la tierra de nacionalidad boliviana, Don Berno Segovia, se le acercó y le dijo: Mire señorita, yo quiero ayudarla a crear la biblioteca, porque escuché en la televisión que es muy importante leer. “Eso me impacto muchísimo, fue un click en mi vida”, explica ella, que está a punto de terminar el profesorado de Historia.

Poco tiempo después, Nora y don Berno fueron a la sede del SERPAJ (Servicio Paz y Justicia), en Capital Federal, donde recibieron de su presidente, el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, los primeros 200 ejemplares para dar forma al proyecto de tender un puente a la lectura para niños, jóvenes y adultos.

Recién en octubre de 2009 pudieron abrir las puertas de este sueño a la comunidad, con una aceptación tal que desbordó el pedido de libros. “Tuvimos que salir a buscar ejemplares que se estaban necesitando”, comenta Nora. En la actualidad, la biblioteca cuenta con más de 8.000 ejemplares, catalogados en tres géneros: Literatura Latinoamericana, Literatura General y Literatura Argentina.

“Nuestra América” se sostiene con el aporte mensual de sus socios, que pagan bonos contribución de dos a cinco pesos, según las edades. “Nuestro público es muy variado, pero los más interesados son los estudiantes, desde primaria hasta la universidad”.

Todas las actividades que se ofrecen en sus instalaciones son gratuitas. Se dictan clases de apoyo, particulares o grupales, con profesores y maestros que colaboran desinteresadamente. Recientemente se incluyó una mesa de ajedrez para que niños y jóvenes puedan aprender a jugar.

Por el momento, la biblioteca está funcionando en una casa de la calle Islas Malvinas cuyas dimensiones empezaron a quedar chicas. Se buscaron otros lugares para alquilar, pero hasta ahora no apareció nada. Por eso decidieron pedir al Municipio que los ayude a dar este paso. “Le enviamos una carta al Intendente, pero todavía no tuvimos una respuesta. En Matheu hay una gran necesidad de espacios de cultura”, asegura Nora.

Mientras transcurre la entrevista, alguien golpea a la puerta principal. Ella se levanta y abre.

-¿Aquí dan clases particulares de ayuda escolar?, pregunta una señora acompañada de su hijo.

-¡Sí!, contesta Nora.

-Me envió la señorita de 5º grado de la escuela Nº 7, me comentó que había una biblioteca y podría adquirir material para mi hijo…

La charla entre mujeres continúa. Al regresar, Nora señala: “Esta situación es muy rescatable, ya que se produce a diario y cada vez más. Es por eso que estamos necesitando un espacio físico más grande. El boca a boca nos ayuda a que los vecinos de Matheu sepan que estamos para ofrecerles un espacio para la lectura y el conocimiento”.

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