El comercializador de El Cazal sostiene que “los humedales son habitables” y basa sus argumentos en la normativa vigente. “En todo caso, habría que modificarla”, dice. Y no tiene dudas de que Escobar terminará como Pilar.

Los bañados de Escobar empiezan a inundarse de inmensos emprendimientos urbanísticos y más de dos mil hectáreas de tierras bajas dejarán de estar vírgenes para convertirse en unidades habitacionales casi autosuficientes, en un fenómeno de esta época que instala una discusión central: ¿es un aprovechamiento apropiado del recurso o una amenaza para el equilibrio ambiental?

En una jornada organizada por las entidades locales que conforman El Escobar Que Queremos, reputados expertos de la UBA y del INTA plantearon un panorama sombrío para la zona de humedales, que verá avasallada su biodiversidad y seriamente afectada su indispensable función escurridora. Pero del otro lado de la barranca de El Cazador, hay actores que piensan distinto. Y DIA 32 entrevistó a uno de ellos.

“Lo que han dicho los técnicos en esa jornada se contradice literalmente con la normativa vigente”, sostiene Marcelo Vieytes, de la inmobiliaria homónima, que tiene a su cargo la comercialización del barrio náutico El Cazal. Y agrega: “Hay una cierta rama de gente que está proponiendo no hacer cosas en los humedales, pero la ley dice todo lo contrario: que si uno los hace habitables, con servicios y obras, se pueden usar perfectamente. En todo caso deberían impulsar que se cambien las leyes. Nosotros no hacemos más que lo que nos dejan hacer”.

¿Y qué le dice la voz de su conciencia?, ¿tienen razón los expertos o la normativa?

Ni las leyes ni las personas tenemos la única verdad. Yo los escucho y en algunos puntos comparto con ellos medidas de mitigación y cuidado, pero hay que ponerlo en la ley para que los desarrolladores no tengan otro remedio que hacerlo. Se habla mucho de la importancia de los humedales y de la función que cumplen, pero si usamos todas las tierras altas para hacer viviendas, en algún momento nos vamos a quedar sin espacios para cultivar. Y los humedales no son cultivables ni tampoco tienen una densidad de gente que los pueda aprovechar o que los haga habitables. Independientemente de que mi posición es la de hacer, me rijo por lo que la ley y los usos me permiten hacer. Por eso, en cuanto a mi conciencia, estoy totalmente tranquilo de haber hecho todo tal cual la ley requería.

El arquitecto Alfredo Garay, que tiene a su cargo la cátedra de Urbanismo de la UBA, afirma que la barranca de El Cazador debería ser el límite de la urbanización. ¿Se equivoca?

Es su criterio. Y yo lo tomo como tal. No digo que no sea una voz autorizada o un referente, pero en mi opinión no creo que ese deba ser el límite, para nada. Comparto más la teoría de que las tierras altas deberían reservarse para otras cosas más que para vivienda.

Además, también están en el medio la Autoridad del Agua, la Dirección de Hidráulica de la provincia y una serie de organismos que deberían funcionar como un real control de que las aguas, las bombas, el manejo de aguas y afluentes y todo lo demás funcionen como se debe para que estos emprendimientos sean viables y no resten calidad de vida.

¿Cuál fue el resultado del estudio de impacto ambiental de El Cazal?

Cualquier actividad que uno haga causa un impacto, desde plantar un árbol a construir una casa o hacer un emprendimiento residencial. Si bien fuimos el centro de muchas críticas, la realidad es que esa zona ya estaba habilitada para este tipo de emprendimientos y por eso avanzamos. Siempre hay una parte positiva y una negativa, el balance de ambas da si el emprendimiento sirve o no a la comunidad. En nuestro caso, dio positivo.

Las cuestiones negativas tienen que ver con el cambio visual, el paso de un terreno virgen a uno al que hay que hacerle obras y algo de polvareda por los movimientos de suelos. De todos modos, esos aspectos los manejan los profesionales de El Cazal. Es un expediente muy largo, yo solo leí los resúmenes finales, pero la gente que tenga interés puede consultarlo en el Municipio.

Al ser contratadas por los desarrolladores, las consultoras que realizan los estudios de impacto muchas veces quedan envueltas en suspicacias sobre su neutralidad y rigor científico. ¿No sería más lógico que sean las municipalidades quienes las contraten, a costa del desarrollador?

Coincido totalmente. Sería mucho más lógico, ético y casi ideal que esas y otras normas sean adoptadas por las comunas.

Habló de efectos malos y buenos. ¿Qué beneficios le reportan a una comunidad los barrios privados?

Hay, principalmente, tres ventajas. Inmobiliariamente suman mucho, porque de áreas rurales se generan partidas residenciales que pagan las tasas más altas del partido y esa gente empieza a contribuir al mantenimiento de un municipio, requiriendo muy poco, porque casi se autoabastecen. Además, es increíble la cantidad de mano de obra y de comercios que empiezan a crecer. El tercer elemento es el acceso a la vivienda para mucha gente que no tenía una casa y arrancó comprando un lote desde el pozo.

Teniendo en cuenta que la ciudad ya se ve colapsada en el tránsito y otros aspectos, ¿cómo se podrá armonizar la incorporación de miles y miles de habitantes a una zona hoy despoblada?

Se van a generar obras para que el impacto sea lo menor posible y que, en alguna medida, beneficien también al resto del distrito. Hay un camino de circunvalación que va a sacar a toda la gente que circule de El Cazador a la Panamericana de Maschwitz una vez que esos barrios se terminen. Si no venían esos emprendimientos, ese camino no se iba a hacer nunca. También está previsto hacer caminos que salgan como circunvalación norte, aunque no tan definidos como en este caso.

Mientras que Campana cuenta con un Código de Planificación desde hace diez años y ahora lo está actualizando, Escobar recién tiene un Plan de Zonificación, que todavía no fue homologado por la Provincia y no contó con la participación de la comunidad. ¿Somos un municipio atrasado en comparación con la región?

Es obvio que es así. Me tocó hacer negocios en ambos distritos y Campana tiene pautas muy claras de qué se puede construir y qué no. Todos saben cómo son las reglas y eso les da tranquilidad a los que viven y a los que desarrollan. Escobar lo tiene que hacer, si no es con esta administración, será con la que viene. Y sí que estamos atrasados, obviamente, esto ya debería estar listo desde hace años. No le estoy echando la culpa a nadie en particular. Simplemente que hubo gente que, o porque no tuvo la fuerza política suficiente o porque no lo creyó necesario, dejó pasar el tiempo sin hacerlo. Esta administración entiende que es el momento y empezó dando un cambio de zonificación, que no es la totalidad de un plan estratégico general y requiere un poco más de trabajo. Pero todo lo que se haga para ir mejorando eso va a ser bienvenido.

En una entrevista como esta, el arquitecto Gustavo Darrigo reveló que su mayor temor es que Escobar termine replicando el modelo de Pilar, con centros de consumo y lujos en las afueras y su casco céntrico descuidado. ¿Comparte esta preocupación?

Lo que él está avizorando no es ni más ni menos que lo que va a pasar. No lo veo como una preocupación sino como una realidad inevitable, vamos directamente camino a eso. Y no digo que sea bueno o malo. Pilar hoy tiene dos centros: el kilómetro 50, donde están los centros comerciales y de esparcimiento, y el casco histórico de la ciudad, donde hay otros emprendimientos de tipo torres, viviendas y comercios que circundan la estación. Creo que esto se va a repetir acá, por las extensiones geográficas que tenemos y la localización de distintos sectores que van a tener que convivir en el mismo partido. Se van a generar polos, uno en Maschwitz, otro en la entrada de El Cazador y quizás otro en Loma Verde, y va a seguir existiendo el polo histórico de Belén de Escobar, que ojalá se expanda y se regule y no quede todo circunscripto a cinco cuadras de la Tapia de Cruz.

Si estuviera parado en otra vereda, ¿tendría una mirada distinta sobre esta línea de desarrollo que viene dándose en el distrito?

Es difícil ubicarse en una posición que no sea la que se tiene. En la medida en que el crecimiento sea controlado y tenga pautas claras, igual apostaría al crecimiento si no estuviera en este lugar. Hay toda una cuestión romántica del Escobar de antes y las casas bajas, pero creo que el crecimiento de un partido también es el de uno. Entiendo a la gente que dice “es otro Escobar, cambió”, pero el crecimiento y la presión demográfica no se pueden frenar.

Audiencia pública

Ciudad del Lago es el nombre del megaemprendimiento urbanístico similar a Nordelta que el empresario Eduardo Constantini se propone realizar sobre una superfi cie de 1.440 hectáreas de bañados cercanas al Río Luján.

Como se requiere ante casos de esta envergadura, el estudio de impacto ambiental del proyecto será sometido a la consideración de particulares y entidades del distrito en una audiencia pública prevista para el miércoles 14 de julio, a las 9, en el teatro Seminari. Esta jornada de participación ciudadana tendrá carácter consultivo y no vinculante.

Los interesados en participar podrán inscribirse y solicitar más información en la Dirección de Medio Ambiente -Travi y Alberdi, Belén de Escobar-, de lunes a viernes de 10 a 13 hasta el martes 13.

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