Las elecciones legislativas del domingo 26 de octubre arrojaron un resultado que sorprendió, muchísimo, a propios y ajenos: La Libertad Avanza (LLA) se impuso por casi 9 puntos de ventaja a nivel nacional y ganó en 16 provincias, incluida la de Buenos Aires, donde el mes anterior había perdido por una holgada diferencia ante Fuerza Patria.
El partido de Escobar, donde el peronismo había ganado por 17 puntos en septiembre, no estuvo ajeno a la marea violeta. Por el contrario, la lista encabezada por Diego Santilli para diputado nacional superó por tres puntos y medio a la que llevaba como primer candidato a Jorge Taiana. Un batacazo que no estaba en los planes de los libertarios más optimistas ni de los peronistas más agoreros.
El triunfo de la fuerza política del presidente Javier Milei en suelo bonaerense desafió a los pronósticos que daban como favorito a Fuerza Patria. La expectativa inicial se apoyaba en la contundente victoria provincial de septiembre y en las dificultades del gobierno libertario, tras la salida de José Luis Espert de la lista por supuestos vínculos con el narcotráfico y una tensión económica y cambiaria que puso al país casi al borde del abismo, de no mediar el salvataje del presidente norteamericano Donald Trump.
Pese al adverso contexto que atravesó entre los comicios bonaerenses y la elección nacional, La Libertad Avanza ganó en la provincia de Buenos Aires. Por apenas medio punto (41,4% a 30,9%), pero suficiente para celebrar el triunfo, lograr una banca más en el Congreso -se quedó con 17 de los 35 escaños que se renovaban, contra 16 de FP y 2 del Frente de Izquierda- y dejar en el pasado el contundente triunfo -también sorpresivo del peronismo en septiembre.
Como primer análisis, es indudable que el gobierno nacional no sólo logró un triunfo impensado sino que esta victoria ahuyentó los fantasmas de un futuro incierto en el corto plazo, al mismo tiempo que fortaleció a Milei a niveles del inicio de su mandato, pese a todo el desgaste transcurrido en estos casi dos años de gestión. Qué revirtió la balanza a su favor es una pregunta que seguramente tiene muchas y complejas explicaciones.
Por el lado del peronismo, el resurgir que esbozó en septiembre fue directamente proporcional a la desazón que provocó esta derrota, que también admite varias explicaciones. Creer que se debió a la inacción de los intendentes que se desentendieron casi completamente de la campaña sería un reduccionismo, aunque es parte de la verdad. Al igual que tras el balotaje de 2023, el peronismo está obligado a recalcular o seguir a la deriva.

Terrenos perdidos
En las elecciones del 7 de septiembre, Fuerza Patria había ganado en 96 de los 135 municipios que conforman la provincia de Buenos Aires. Ahora, sólo triunfó en 36, mientras que en los 99 partidos restantes se impuso La Libertad Avanza.
En la primera sección electoral, el reparto fue quirúrgico: una docena de municipios para cada fuerza. El peronismo logró retener solo 12 de los 17 distritos que gobierna, cuando en septiembre había triunfado en 20. Uno de los ocho municipios donde se revirtió el resultado es Escobar: Fuerza Patria pasó del 51,56% de septiembre a un 40,35% en octubre. Por su parte, La Libertad Avanza creció de 34,25% a 43,97%.
Otros distritos donde el peronismo mermó pronunciadamente su caudal electoral, pasando del triunfo a la derrota, son Campana (de 41,45% a 36,26%), San Miguel (45,48% a 38,63%), Morón (43,67 % a 38,12%), Luján (51,62% a 37,47%) y Cañuelas (43,82% a 38,79%). En Tigre también perdió, aunque sacó más votos que en septiembre (35,28 % a 38%).
Fuerza Patria ratificó en octubre el triunfo del mes anterior en varios distritos cercanos, aunque en todos tuvo un desempeño menor, como ocurrió en Pilar, Malvinas Argentinas, José C. Paz, San Fernando y Zárate.
El mapa resultante de estas elecciones es un tablero partido al medio, que refleja tanto la capacidad de resistencia del peronismo en algunos distritos históricos, como la expansión territorial de La Libertad Avanza en municipios donde hasta hace poco parecía impensado.
El análisis matemático deja varias conclusiones. Primero, que la primera sección ya no es un territorio de predominio claro, sino un espacio de disputa real donde la volatilidad del voto se expresa con fuerza. Segundo, que el peronismo enfrenta el desafío de sostener su territorio local mientras reconstruye un proyecto nacional que vuelva a seducir al electorado. Y tercero, que los libertarios demostraron capacidad de crecimiento acelerado, convirtiendo territorios peronistas en escenarios de paridad.
El mapa local
En las elecciones de septiembre, Fuerza Patria había ganado en todas las localidades del partido de Escobar. Ahora, en cambio, se impuso en tres y perdió en cuatro. El principal triunfo del peronismo volvió a darse en Maquinista Savio, con un margen contundente pero menor al del mes anterior: 55,3% contra 30,2% (un mes atrás había sido 64,6% contra 22%).
Lo mismo pasó en Garín: la lista encabezada por Taiana ganó, pero LLA recortó mucho la diferencia: 45,7% contra 39,1% (antes 56,5% a 30,6%). Algo simular se dio en 24 de Febrero, aunque de ese circuito no hay cómputos oficiales publicados online.
Por su parte, LLA logró un apabullante triunfo en Belén de Escobar, donde sacó más de veinte puntos de ventaja 52,4% a 32,2% (en septiembre había sido 44,5% a 41,4% para el peronismo). En Ingeniero Maschwitz, la lista encabezada por Santilli se impuso 45,8% a 36,1% (46,3% a 38,6% en septiembre para FP), mientras que en Matheu ganó 48,4% a 34,8% (48,5% contra 37,9%). De Loma Verde no hay cómputos oficiales desagregados en la web.
La participación electoral fue de 67,49 % (135.458 votantes sobre 200.705 empadronados), en tanto que el escrutinio provisorio se cerró con el 98,12% de las mesas escrutadas (577 sobre 588) y tendencias irreversibles.

Manos vacías
El partido de Escobar contaba con dos candidatas a diputadas nacionales ubicadas en puestos expectantes de dos fuerzas minoritarias. La posibilidad de que fuesen electas era un poco remota, aunque nada descabellada, pero el escrutinio mostró que estuvieron muy lejos de lograr el objetivo.
El caso más conocido, y que fue observado con particular interés por muchos sectores, es Laura Guazzaroni, concejal reelecta en septiembre por Fuerza Patria, que ahora se postuló como segunda candidata a diputada nacional por Unión Federal. Su presencia en esa lista fue el aporte que el intendente Ariel Sujarchuk hizo para la aventura electoral de su par de Esteban Echeverría, Fernando Gray, que terminó siendo un bluf electoral bastante dañino para el peronismo.
Unión Federal obtuvo apenas el 0,89% de los votos (78.125) de toda la provincia, quedando en un lejano octavo puesto. Gray no ganó siquiera en su propio distrito, donde lleva cinco períodos como intendente: terminó tercero (21,09%), detrás de La Libertad Avanza (36,11%) y de Fuerza Patria (27,77%). En Escobar, quedó en el décimo lugar, con 775 votos (0,59%).
El experimento electoral de Gray, respaldado por Sujarchuk, no logró el propósito inicial de que los intendentes tengan voz propia en el Congreso, algo que la lista de Fuerza Patria les privó. Sin embargo, la magra cosecha de Unión Federal alcanzó para sacarle al peronismo los votos que le hubieran dado el triunfo en la provincia de Buenos Aires.

Más allá de esta incursión fallida y poco decorosa en la puja nacional, Guazzaroni tendrá un nuevo mandato de concejal a partir de diciembre y seguramente continuará al frente del Concejo Deliberante de Escobar.
El otro caso era la concejal Griselda Romariz de Aristi, vecina de Loma Verde, quien fue la segunda candidata a diputada de Unión Liberal. Pero la lista encabezada por el economista Roberto Cachanosky pasó casi inadvertida: cosechó 43.339 votos (0,49%) a nivel provincial, quedando anteúltima entre las quince fuerzas participantes.
Impacto interno
En la sede del PJ, las caras eran largas en la noche del domingo. Sobre el escenario que se había preparado en la esquina de Italia y Sarmiento para festejar un triunfo que se daba por descontado, Sujarchuk pronunció un breve mensaje ante los desalentados militantes.
“Esto ameritará una enorme reflexión en el peronismo a nivel nacional sobre qué estamos proponiendo, cómo nos renovamos a nosotros mismos y cómo construimos un nuevo diálogo con la sociedad”, planteó. Junto a él estaban el secretario general del Municipio, Carlos Ramil; el jefe del bloque de concejales de Fuerza Patria, Javier Rehl; el secretario de Gobierno y referente de La Cámpora, Pablo Ramos, y el diputado provincial Leonardo Moreno.
El intendente también reconoció que “de los errores se aprende”, al tiempo que pronosticó un escenario social difícil para el país. “A algunos pocos les irá mucho mejor, pero a la gran mayoría del pueblo nos irá mucho peor. Tenemos que construir una alternativa con justicia social en la que los discapacitados, los estudiantes, los jubilados, los pibes del Garrahan y tantos otros no tengan que salir a pelear por sus derechos”, señaló.

A una cuadra del Palacio Municipal, en la esquina de Mitre y Estrada, el búnker de La Libertad Avanza era pura alegría. Eduardo Gianfrancesco no estuvo, porque participó del festejo en el Hotel Libertador, donde habló el presidente Javier Milei. Ante los militantes que celebraban en la vereda, la voz cantante fue la de su pareja, la ex concejal Sandra De Boeuf, quien coordinó la fiscalización a nivel local. El resultado del 26 de octubre marcó un nuevo punto de inflexión para el gobierno de Javier Milei.
En Escobar, Sujarchuk tiene por delante otros dos años de su tercer mandato sabiendo que el peronismo no le garantiza, al menos hoy, la posibilidad de conservar su dominio territorial. Para Gianfrancesco, las posibilidades de volver a pelear por la Intendencia en 2027 siguen abiertas. Pero para eso falta muchísimo, una eternidad. Una de las tantas conclusiones que dejó estas elecciones es que de un mes a otro todo puede cambiar diametralmente, sin que nadie lo vea venir.


