Descubrió su amor por el canto de chiquita y hace más de dos décadas es la voz de Alma Belén, un grupo de música folclórica que llevó a Escobar a los escenarios más importantes del país.

Desde los 3 años, cuando inventaba canciones con letras disparatadas que le cantaba a su familia como una soprano, la música es el motor de su vida. Alicia Benítez, la voz del grupo Alma Belén, dice que no sabe de quién heredó su vocación, porque entre los suyos -salvo algunos parientes muy lejanos, a quienes ni conoce- no hay músicos.

“En mi casa tampoco era algo que gustaba demasiado y mi padre no me apoyó para nada. Decía que la música no era para las mujeres, que había que andar de noche y que no quería eso para su hija”, le cuenta a DIA 32 la cantante al hablar de sus comienzos. “Después, con los años, su actitud cambió. Una vez estaba trabajando y cuando escuchó que por Radio Nacional estaban pasando una canción mía sintió tanto orgullo que no pudo evitar decirle a sus compañeros que la que estaba cantando era yo”.

Pero la historia de Alma Belén empezó cuando Alicia conoció a quien se convertiría en su marido, Daniel Córdoba. Fue cuando tenía 13 años y tomaba clases de baile folklórico. Tiempo después él la invitó a formar parte de su banda de música tropical, pero ella le dijo que no. Finalmente terminó convenciéndola de ponerle la voz a varios boleros mientras él tocaba la guitarra.

Cuando el grupo se desarmó, ellos ya estaban saliendo y siguieron despuntando el vicio en guitarreadas entre amigos y dedicados al folclore.

El salto a la popularidad local surgió cuando el fallecido Oscar “Cacho” Carrazone los invitó a cantar en su programa del antiguo videocable Kabuki. “Sabíamos dos temas: Corazón de Limón y Amar Amando. Fue tanto el éxito que la gente empezó a llamar para que siguiéramos”.

De ahí en más, el matrimonio decidió comenzar a ensayar seriamente e incorporó a varios músicos. Los llamaron para tocar en Matheu, en Garín, en Campana, en Cardales y cada vez se iban yendo más lejos, hasta poner el pie en varias provincias argentinas. Así, se presentaron en certámenes como el de Baradero y Cosquín, ganaron premios y grabaron tres discos.

El primero de sus álbumes, “Ensayando entre amigos”, fue totalmente casero, resultado de grabaciones que hacían durante los ensayos; el segundo, “Me conformo con poquito” -en alusión al tema que el folclorista Mario Cabrera compuso especialmente para Alicia-, fue más profesional, lo mismo que el tercero, Como una luz, el nombre de una canción que la cantante le hizo a su madre.

El matrimonio tuvo dos hijos, Matías (19) y Pedro (16), quienes muchas veces los acompañaban en las mini giras de los fines de semana durmiendo donde podían y soportando largas trasnochadas.

Golpes de la vida

En 2006 y 2008 Alicia y Daniel sufrieron dos situaciones muy difíciles que los mantuvieron alejados de la música durante un largo período. Ella quedó embarazada y las dos veces los bebés nacieron sin vida. “Estuve muy mal, me explotó la cabeza, no podía cantar. Nunca me imaginé algo así y lo peor es que los médicos nunca descubrieron qué pasó. El segundo bebé era una nena y decidimos llamarla Alma Belén. Aunque me parecía medio absurdo ponerle el nombre del grupo, siempre creí que era un nombre hermoso”.

En ese momento Alicia se sintió enojada con la música: “Es como cuando uno está mal y se la agarra con los que más quiere. Llegué a echarle la culpa de lo ocurrido a tanta lucha, a tanto esfuerzo, pero después comprendí que no fue eso”.

Alicia y Daniel llevan la música impregnada en la piel y viven de ella. Desde hace algunos años volvieron a presentarse ante el público, a ensayar y disfrutar, como en los viejos tiempos. Y cuando no están tocando tienen una relación muy cercana desde Casa Belén, el local de instrumentos que desde 1996 tienen sobre la calle Rivadavia.

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