Comerciante de raza, amante del deporte y benefactor de causas nobles. Trabajó desde pequeño, conoció la pobreza y a los 68 años es dueño de un emblemático negocio de la ciudad. “Las cosas van cambiando y la vida te da cosas”, afirma.

Por JAVIER RUBINSTEIN

1 ¿Cuál fue tu primer trabajo?
En la bicicletería de Medina, sobre la calle Rivadavia, tenía 9 años. Después estuve en la YPF de Giordano, en Tapia de Cruz. Cebaba mate y ayudaba en los lavados.

2 ¿Cómo entraste al rubro del calzado y el deporte?
Mi hermano trabajaba en una veterinaria frente a Delfino, le preguntaron si sabía de alguien que quiera trabajar y me avisó, tendría 14 años. Estuve mucho tiempo con Vicente Colacillo, Leonardi y Angel Consilvio. Un día se separaron y yo me fui con Consilvio para hacer una sociedad. Abrimos La Bomba y después Delfos. El decidió dejar y yo seguí.

3 ¿Cómo surgió el nombre del negocio?
Me fijé en el diccionario y le puse así por el oráculo griego de Delfos.

4 ¿Cómo fueron los comienzos?
Muy duros, porque arrancamos con casi nada. No fue fácil. Delfino ya estaba armado y teníamos que luchar contra ellos. Pero al final crecimos.

5 ¿Había mucha rivalidad entre los dos comercios?
Si bien me fui, con Vicente tenía una muy buena relación y era una excelente persona. No tengo nada que decir, al contrario, tengo que agradecer todo lo que él me dio.

6 ¿Cómo está hoy Delfos?
Hace rato que está encaminado, anda bien. Cuando me separé de Consilvio si venía un negocio muy fuerte me hubiera costado mucho mantenerme, pero no apareció nadie. Por eso hay que tener una dosis de suerte. Siempre digo que cuando era chico yo anduve con un zapato de cada clase y ahora tengo un negocio de calzado… Las cosas van cambiando y la vida te da cosas. Cuando estás afianzado, si crees que ya estás hecho es cuando te equivocás.

7 ¿Cómo fue tu infancia?
Dura, porque éramos siete hermanos, yo soy el segundo. Mi hermano Manuel falleció y era muy laburador, una persona muy emprendedora. Era dueño de la tienda Muriel, tenía muchas propiedades, siempre fue de buscar más. A mí se me fueron dando las cosas, ¡yo he repartido más plata que lo que gasté en mi casa!

8 Sos de dar una mano…
Es lo que más me reconforta. Uno viene a este mundo para dar lo que puede. Siempre quedan cosas por hacer.

9 ¿Cómo ves la parte comercial de Escobar?
Ha crecido mucho, todo el partido creció. Nosotros tenemos créditos dados a gente de Campana que viene a comprar acá. La Rivadavia tiene un público mayoritario y, aunque muchos estén en contra, la feria atrae mucha gente. Acarrea público y nos termina beneficiando a los demás, sin querer.

10 Y Escobar, como ciudad, ¿qué te parece?
Se ha afeado mucho, está descuidado. Todos queremos a Escobar, pero queremos verlo de otra manera también, más ordenado, más lindo.

11 Durante un tiempo fuiste dirigente de Sportivo, ¿cómo resultó esa experiencia?
Fui dos o tres años vice de Juan Tiburzi y estuve uno como presidente. Traté de hacer cosas, pero la mayoría tiene que poner plata, perdés tiempo y le ponés muchas horas. Después agarró “Cacho” Miller. Yo no sabía cómo irme, no volvería a ser presidente nunca más.

12 ¿Qué significa Sportivo para vos?
Los clubes son importantes si hacen cosas por la sociedad, se llamen como se llamen. A Sportivo, para mi gusto, le falta ser más social para la gente que no tiene. Hay básquet y básquet, y nosotros con la paleta, nada más. Pero los comprendo, porque la comisión no puede absorber todo.

13 ¿Cómo nace tu pasión por la pelota paleta?
Empecé de grande, por eso no aprendí nunca (risas). Iba a jugar al frontón de Independiente y al de Sportivo. Me fui metiendo y me fue gustando. Después iba todos los mediodías a jugar a San Lorenzo y a la tarde jugaba en Sportivo. Más adelante se nos dio la posibilidad de traer a los hermanos Andreasen y fuimos tricampeones.

14 ¿Fueron un sueño los campeonatos ganados por los Andreasen?
Fue un regalo de la vida, ni remotamente soñábamos con llegar a ser campeones tres veces seguidas. Mejoramos la cancha, le pusimos blindex y es la mejor iluminada de la provincia. Gracias a los Andreasen nos conocen en todos lados y saben que en Escobar hay paleta de buen nivel.

15 ¿Cómo ves al deporte escobarense?
Es muy importante darle valor a todos los que se sacrifican por el deporte. Por ejemplo, Amílcar Guerra es un pibe bárbaro, lo he ayudado y tiene una familia excelente. Los chicos Zuculini son macanudos, hace poco los encontré con el padre y nos quedamos charlando más de una hora. Los chicos necesitan apuntalamiento. Siempre digo que no quisiera que un hijo mío llegase a ser ídolo, es muy difícil. Hay que saber meterse en ese contexto.

16 ¿Tenés asignaturas pendientes?
¿Quién no tiene? Si me queda algún tiempo más en esta vida me voy a dedicar a hacer cosas por el deporte para chicos.

17 ¿Tu mayor logro personal?
Que nunca se me subieron los humos a la cabeza. También valoro mucho cómo es mi hija y agradezco a Dios la vida que me ha dado.

18 ¿Y algún fracaso?
No hice muchas cosas, no emprendí demasiado. Pero no tuve fracasos. Sí viví mucho tiempo presionado de que venga otro comercio y uno desaparezca, más cuando era joven. Durante 15 años estuve medio a la deriva.

19 ¿Un hobby?
Todos los deportes. Jugué al fútbol, al paddle, a la paleta. No sobresalí en ninguno, pero bueno…

20 ¿Una salida impostergable?
Lo que no dejo es la paleta y las reuniones. Disfrutar con los muchachos, nos matamos de risa. Lamenté mucho cuando fallecieron Flavio (Rovitti), Hugo (Burruchaga) y Eduardo (Estarriaga), todos amigos.

21 ¿Una comida preferida?
La paella, los mariscos, el pulpo, todo bien gallego.

22 ¿Una película?
La Tregua
.

23 ¿Qué música escuchás?
La de mi época: Julio Iglesias, León Gieco, Víctor Heredia, Facundo Cabral, Alberto Cortez.

24 ¿Lanata o Víctor Hugo?
Ninguno de los dos. Víctor Hugo antes era un ídolo y ahora no me gusta porque ha cambiado la faceta, pero no por la política sino por la forma en que encara las cosas. Y Lanata es muy inteligente, me llena, pero está muy politizado. No me interesa la política, algo que fue una basura siempre, aunque se necesite.

25 ¿Hincha de…?
San Lorenzo. Asocié a mucha gente al club, en casa somos todos de El Ciclón. Lo que he sufrido… ¡Casi no puedo ver los partidos!

26 ¿El gol “cuervo” que más recordás?
El del Gallego González a Rosario Central en el ‘95.

27 ¿Una década de tu vida?
Los ‘70, cuando abrimos el primer negocio.

28 ¿Un lugar para veranear?
Me gusta ir a España. Me tira mucho Galicia, tengo parientes ahí. El sur de España es precioso, es para vivir ahí.

29 ¿El viaje más inolvidable?
Al País Vasco. Fuimos con Eduardo (Estarriaga), buscamos el lugar donde él había nacido, la policía nos dio un dato y lo encontramos. La pasamos bárbaro, fueron unas vacaciones muy buenas. Más que amigo, él era un hermano para mí.

30 ¿Qué harías si ganaras un millón de dólares?
No lo pienso, porque no los querría ganar. ¡Que los gane otro!

31 ¿Cómo te gustaría que te recuerden?
Simple, como soy. Nada más.

32 ¿Un deseo?
Que el mundo cambie. Ser útiles a los demás es muy importante para nuestro interior, aunque no lo creamos nos hacemos bien. A veces la gente vive en su ego y no se da cuenta. Una vez alguien me dijo: “Ahora que conseguiste todo, vos tenés que cambiar”. Si cambiara no sería yo, le respondí.

FICHA PERSONAL

Agustín Fernández Lages nació el 8 de mayo de 1946 en el pueblo Cangas de Morrazo, frente a Vigo, España. A los 3 años vino con su familia a la Argentina. Florida fue su primera parada y a los pocos meses se instaló en Belén de Escobar por temas laborales de su padre. Está casado con Norma Raquel Copes y tiene una hija, María Gabriela. Se dedica al comercio desde 1975 -en el rubro deportes y calzados-, primero con La Bomba y después con Delfos. Fue vicepresidente y presidente del Club Sportivo Escobar. Solidario, atento y simple, las cualidades de un comerciante de raza.

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