Con precios inmejorables y otras cualidades, los supermercados manejados por asiáticos siguen creciendo y avanzan en el distrito. Sin embargo, en Maquinista Savio no les dan la bienvenida.

Por CIRO D. YACUZZI
cyacuzzi@dia32.com.ar

Era desgarrador verlo, una y otra vez en las repeticiones de los canales durante la ola de saqueos de 2001, a horas de que Fernando De la Rúa se fuera volando de la Casa Rosada. El chino lloraba desconsoladamente viendo a la turba robándole a cuatro manos la mercadería de su supermercado. Sin embargo, aquella imagen tenía algo de lejano. Por entonces, el auge comercial de la colectividad oriental solo era visible en Capital Federal. Pero en los últimos años su proliferación ha entrado al living del Conurbano y no hace falta salir de Escobar para comprobar la presencia de los nuevos vecinos.

Sumados a corrientes inmigratorias anteriores que dan a la capital nacional de la flor un carácter indudablemente cosmopolita, la colectividad china empezó a hacerse un lugar propio en el vecindario escobarense. Y así como se caracteriza a los bolivianos en el trabajo de la tierra, a los japoneses con la floricultura o a los paraguayos con la construcción –por dar solo algunos ejemplos-, los asiáticos han decidido emparentarse con el comercio, preferentemente de alimentos.

En el partido de Escobar, el número de supermercados y almacenes que regentean ya supera la veintena. La mayoría está en manos de gente joven –no más de 30 años-, que a todo trámite suele presentarse con la compañía de un abogado o un contador, según afirman en los mostradores de la administración pública.

La contracción al trabajo es una de las cualidades que suele apreciarse en ellos. En muchos casos -no todos- también su simpatía y cordial trato. Pero a la hora de elegir entre un súper chino, un hipermercado o el almacén de la otra cuadra, lo que gravita en la elección de los consumidores es el impacto en la billetera. Claramente, la diferencia de precios -a igual calidad- es el factor de desequilibrio.

Plecios mejoles

“Casi todos los días a hago mis compras acá. Tienen precios buenos y mucha variedad”, afirma Noemí, una clienta habitual de uno de los dos mercados chinos que hay en Ingeniero Maschwitz. Changuito en mano, Raquel concuerda: “Es más barato que los demás lugares, siempre te ahorrás unos pesos”.

“Yo elijo comprar acá por los precios, obvio. Aparte, son muy cordiales, a su medida. Aunque no manejan mucho el idioma, el hola y el gracias nunca faltan”, subraya Miguel, mientras carga en el baúl de su auto las bolsas con las que salió del supermercado que está a media cuadra de la terminal de Escobar, del que reconoce haberse hecho adepto enseguida.

Hay varias hipótesis sobre esta particular competitividad con la que los orientales se insertan en el mercado. La más extendida: que el gobierno de su país los favorece con aportes económicos. Pero ellos lo niegan rotundamente.

“El bajo precio de venta al público se debe al hecho de que las compras por mayor entre los diferentes integrantes de la comunidad permiten un mejor descuento por parte de los mayoristas. Eso, sin dudas, incide para que los precios sean favorables”, sostienen sus representantes.

Del mismo modo, definen como un mito que la fórmula del éxito radique en no registrar legalmente a sus empleados. Aseguran que el trabajo en negro es mucho más bajo en los mercados chinos que en el promedio en los comercios minoristas o en la industria en general.

Ojos abiertos en Savio

Hasta ahora, los chinos instalaron autoservicios en cuatro de las cinco localidades del distrito. Y ya tienen en mente ocupar la quinta, aunque su desembarco en Maquinista Savio recibió fuertes resistencias por estar envuelto en irregularidades.

El caso es bastante curioso, por llamarlo de alguna manera, ya que los inversores consiguieron la factibilidad municipal para desarrollar la actividad a escasos días de que las distancias mínimas entre supermercados fueran elevadas de 100 a 400 metros en esa localidad. Así lo estableció la ordenanza 4785/10, sancionada el 9 de junio por el Concejo Deliberante de Escobar como una forma de proteger al comercio minorista.

La instalación de este supermercado en la neurálgica esquina de la ruta provincial 26 y la calle Beliera, ampliando las instalaciones de lo que antes era una cafetería, elevó las voces de algunos referentes de la comunidad saviense.

“Sobre la ruta ya hay 3 supermercados en menos de 300 metros. Que haya uno más va a generar un caos, porque el espacio urbano está agotado”, señaló a DIA 32 el concejal justicialista José María Rognone. “En esa esquina está la salida de los colectivos, la barrera a unos metros y hay que tener en cuenta que la repavimentación de la ruta, con el boulevard, va a acrecentar el tránsito vehicular. Por eso el impacto va a ser muy negativo”, analizó el legislador.

Por su parte, el presidente de la Cámara de Comercio de Savio, Alfredo Rafael, consideró positivo que se hayan modificado las distancias mínimas entre supermercados y que Savio “haya dejado de ser la excepción” al equipararlo con las otras localidades del distrito. Y aunque no ve con buenos ojos la instalación del nuevo súper por los problemas que generaría en el tránsito de esa zona, aclaró que no se trata de una cuestión de nacionalidades. “Sean chinos, argentinos o de donde sea, lo importante es que haya una reglamentación uniforme y clara. Mientras las condiciones sean iguales para todos, no hay problema en que haya competencia”.

Al cierre de esta edición, la construcción del supermercado se encontraba detenida por una clausura municipal dispuesta el 17 de septiembre. Esto se debió a que la obra no respetaría los márgenes libres que impone la normativa local.

“La construcción no se regía de acuerdo a los planos. Sobre la calle Beliera había un encofrado que ocupaba todo el terreno, cuando solo se puede ocupar el 60% del total”, explicó Rognone, que no dudó en indicar que esta situación “no habla bien” de los inversores. “No es un buen antecedente que gente que no es del distrito venga de esta manera”, sentenció.

Esta revista pudo saber que el dueño del futuro comercio se llama Xingguo Liu, quien llegó al país hace diez años y reside en Malvinas Argentinas. “Por el bien de Savio, me gustaría que ese supermercado no llegue a habilitarse. No es un tema de nacionalidades, el problema es el impacto negativo que generaría en ese lugar de la localidad”, concluyó el edil, a quien Liu acusó de xenófobo en una carta documento que le hizo llegar por sus declaraciones a otros medios.

A todo esto, semanas atrás la fachada del local amaneció con caracteres en chino escritos en aerosol que algunos ligeramente vincularon a la temeraria presencia de supuestas mafias asiáticas. Pero todas las fuentes consultadas por DIA 32 descartaron de plano esa conjetura.

Como sea, la polémica en Savio sigue abierta. No es cuestión de tener a cualquier precio un súper chino a la vuelta de la cuadra.

Gremio patronal

En abril de 2004 se fundó la Cámara de Autoservicios y Supermercados Propiedad de Residentes Chinos (CASRECH). Sus objetivos, según declara la entidad, consisten en “lograr una mayor integración y entendimiento entre los miembros de la comunidad china con toda la comunidad Argentina, resolver la problemática que aqueja al rubro, consolidar el crecimiento sostenido del sector supermercadista de origen chino y evitar todo tipo de discriminación o abusos en contra de los comercios de nuestros asociados”.

Además de asesorar sobre impuestos y legislación laboral, la CASRECH sistematizó todos los consejos que antes se pasaban de boca en boca y de generación en generación. Una vez por mes, todos se reúnen para capacitarse en temas de higiene y seguridad, además de idear nuevas estrategias de negocio conjuntas.

Claves en Chino

Tratar de conseguir el mejor precio para mantener su ventaja competitiva es una de las principales virtudes que se atribuyen los supermercadistas chinos. Pero no es la única: minimizar la rentabilidad al máximo posible, tener una baja estructura de costos fijos y una amplia variedad de productos también hacen la diferencia. “Lo importante no es ganar mucho sino que los clientes vuelvan”, explican. Además, es muy común que armen un pool de compras para negociar con los mayoristas, peleando el precio y pagando al contado un gran volumen de mercadería. Otra característica central es el trabajo en familia.

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