Kicillof recibirá de Vidal una mochila para nada liviana. Problemas estructurales sin resolver y demandas en los 135 municipios. En Escobar, la gobernadora dejó varias asignaturas pendientes y promesas incumplidas, aunque también financió obras. La carpeta de Sujarchuk.

En cuanto asuma la gobernación de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof se cargará al hombro una mochila repleta de problemas estructurales sin resolver, promesas incumplidas y muchísimas deudas. Será la herencia que María Eugenia Vidal le dejará tras cuatro años en el sillón de Dardo Rocha.

Uno de los principales problemas que deberá enfrentar el otrora ministro de Economía de la Nación será el fuerte endeudamiento de la provincia, que ya era alto en 2015 y ahora lo es mucho más. Cuando Daniel Scioli dejó la gobernación, la deuda era de 9.362 millones de dólares. Durante el mandato de Vidal no sólo no se achicó sino que creció a 11.924 millones de dólares, según estadísticas de la Dirección Provincial de Deuda y Crédito Público.

Lo que en 2015 representaba el 5.9% del Producto Bruto Geográfico (PBG), hoy llega al 8.4%. Pero eso no es todo: el 77% del endeudamiento es en moneda extranjera y el 75% del total se vence en los próximos cinco años. Es decir, Kicillof tendrá que pagar las cuentas de sus dos antecesores.

Del lado de Vidal dicen que Scioli dejó una “deuda escondida” y justifican los préstamos tomados durante su administración en la necesidad de dinero para poder realizar obras.

Por otra parte, la caída de la actividad económica durante los últimos cuatro años derivó en el cierre de miles de pymes, con sus lógicas, irremediables y dolorosas consecuencias. Solamente en el Gran Buenos Aires, la pobreza escaló de 34.6% a 39.8%, mientras que la tasa de desempleo llegó al 12.7%, según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC).

La lista de situaciones que el gobernador electo deberá atender prioritariamente es larga. Y también incluye demandas y necesidades específicas de los 135 municipios de la provincia. Uno de ellos es Escobar, que durante la gestión de Vidal recibió fondos para varias obras públicas, especialmente repavimentaciones. Pero la gobernadora no cumplió todo lo que prometió y se va sin haber colaborado en resolver ninguno de los temas más complejos del distrito. Eso también forma parte de la herencia que le deja a Kicillof.

Dicho y hecho

Sería injusto decir que Escobar fue discriminado políticamente por Vidal. Al contrario, la gobernadora se mostró varias veces junto al intendente Ariel Sujarchuk y visitó el distrito en tres oportunidades para participar de actos oficiales entre 2016 y 2018. Pero no sólo eso: también abrió la chequera.

Varias obras inauguradas por el jefe comunal fueron financiadas parcial o íntegramente con dinero enviado desde La Plata. La inmensa mayoría a través del Fondo de Infraestructura Municipal (FIM), que se discontinuó en 2018 y donde Escobar fue reconocido como el distrito con mejor gestión de esos recursos (51 millones de pesos en 2016 y 67 en 2017).

El FIM fue un acuerdo político entre la gobernadora y los intendentes peronistas para destrabar la votación del Presupuesto de 2016 en la Legislatura bonaerense. El trato consistió en aprobarle el endeudamiento a cambio de que un porcentaje de esa plata se distribuya para obras en las comunas.

Con dinero de ese acuerdo, de otros convenios que se fueron firmando posteriormente y de proyectos encarados por la Dirección Provincial de Vialidad, en el partido de Escobar se repavimentaron varias calles y avenidas: Villanueva (Maschwitz), Belgrano, Patricias Argentinas, Churich, accesos a los barrios Presidente Perón y Cri Cri (Garín), Pedro Nieto (Maquinista Savio), Don Bosco, Tapia de Cruz, Rivadavia, San Martín y Colón (Belén de Escobar).

También se concretaron otras obras, como el Centro de Monitoreo Municipal, en junio de 2016, y la Unidad de Diagnóstico Precoz de Garín, que Sujarchuk inauguró junto a Vidal en mayo de 2017. En ambos casos la financiación fue compartida.

Por su parte, el Ministerio de Salud remodeló la guardia y reparó la instalación eléctrica del hospital provincial Enrique Erill e incorporó en Escobar el sistema de emergencias del SAME.

Otros proyectos, en tanto, quedaron a mitad de camino, como mucho. Por ejemplo, la canalización del arroyo Bedoya, en Garín, que abarcó sólo dos tramos de 750 metros en total. O la primera etapa del plan de viviendas sociales en el barrio Amancay de Maquinista Savio: de las 274 existentes, a medio construir, en 2018 la Provincia se comprometió a terminar 122 a través de un convenio con la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP). Pero las demoras en las transferencias de las partidas hicieron que el avance sea casi imperceptible.

En la actualidad, con aportes de Vialidad Provincial se está realizando un bacheo estructural de la ruta 25 entre la barranca de El Cazador y el camino al Paraná de las Palmas.

A grandes trazos, y con el riesgo de alguna omisión involuntaria, esa fue la contribución del gobierno de Vidal en estos cuatro años con el partido de Escobar y la gestión de Sujarchuk.

No se cuentan, desde ya, los fondos de coparticipación, ya que estos se distribuyen de manera equitativa y automática entre los 135 municipios bonaerenses a partir del Coeficiente Único de Distribución (CUD), tal cual lo prevé la ley 10.559 sancionada en 1987.

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El medio vaso vacío

En la columna de las deudas, la mandataria oriunda de Morón tiene unas cuantas líneas, porque a varias promesas se las llevó el viento. Como la de invertir en el hospital de Escobar los 750 mil dólares que se incautaron del juego clandestino en septiembre de 2016. El destino de ese dinero nunca se supo, pero en el Erill aseguran que no llegó.

También quedó en letra muerta el compromiso de construir nuevos jardines de infantes, que el director general de Escuelas bonaerense, Gabriel Sánchez Zinny, firmó en un convenio en febrero de 2018. De los cuatro acordados, no se hizo ni uno.

De hecho, quizás el principal déficit de la gestión de Vidal haya sido en materia educativa: en cuatro años no construyó ningún establecimiento en el partido de Escobar. Y en esa lista de pendientes está el Instituto Superior de Formación Docente Nº55, que sigue funcionando de prestado en los edificios de la Primaria Nº2 y la Secundaria Nº21.

En la columna de compromisos incumplidos también queda la canalización del arroyo Garín, para la cual se llegó a incluir en el Presupuesto Provincial una partida de $196 millones, cuya ejecución no se concretó.

La gestión de Vidal tampoco resolvió los asuntos pendientes que recibió de la administración anterior. Para las 274 viviendas sociales de Maquinista Savio, anunciadas en 2010 por el entonces ministro de Planificación Federal, Julio de Vido, se asignaron partidas de distintos montos en los tres últimos presupuestos: $21,9 millones en 2017; $104,7 millones en 2018 y $54,8 millones en 2019. Supuestamente, en febrero de 2019 se inaugurarían 122. Pero no se terminó ni una sola, aunque sea para muestra.

La absoluta paralización del Hospital del Bicentenario, en Garín, no puede achacársele a Vidal, ya que esa obra es financiada a través de PAMI, que puso uno y mil reparos para no terminar lo iniciado durante el kirchnerismo. En todo caso, sí puede computársele que en sus cuatro años de gobierno la situación del hospital Erill empeoró más de lo que mejoró, especialmente a causa del “crecimiento negativo” de su staff de profesionales.

En tanto, un problema nuevo que deja la gestión saliente son las centrales termoeléctricas de APR Energy y Araucaria instaladas en el límite entre Villa Rosa y Matheu, del lado de Pilar, a pesar del masivo rechazo de los vecinos por el impacto ambiental de estos emprendimientos. Después de algunas cavilaciones y clausuras provisorias, en 2019 el Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible (OPDS) les otorgó la habilitación definitiva, dejándoles una papa caliente en las manos a Kicillof, Sujarchuk y el intendente electo de Pilar, Federico Achával (también del Frente de Todos).

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Proyectos en carpeta

La relación entre Kicillof y Sujarchuk es buena y fluida. Incluso, poco antes del cierre de listas se especuló que el alcalde escobarense podría ser su compañero de fórmula. Esa afinidad permite suponer que el distrito podrá contar con una mayor asistencia financiera por parte de la Provincia, aunque la crisis económica imperante invita más a la prudencia que a la ilusión.

Por lo pronto, el reelecto intendente ya adelantó algunos de los proyectos que pondrá sobre el escritorio de Kicillof cuando llegue el momento de hablar del tema. Lo hizo en una entrevista con El Día de Escobar TV previa a las elecciones generales. Y no se anduvo con chiquitas.

Concretamente, anticipó que le pedirá la obra hidráulica completa para el saneamiento de los arroyos Garín y Bedoya, cuyo presupuesto estimó en “unos 800 millones de pesos”. También la pavimentación de la calle Beliera, que conecta las localidades de Garín y Maquinista Savio, y la repavimentación de la ruta provincial 25, tanto desde Pilar hacia Escobar como el acceso al Paraná.

Además, Sujarchuk mencionó que le solicitará a Kicillof “revisar” la controvertida instalación de las usinas termoeléctricas y apoyo en las gestiones para acelerar el tendido de las redes de agua corriente de AySA, cuyo avance no cumplió los plazos originales.

La situación del hospital Erill será otro tema que el jefe comunal pondrá en la conversación. “No necesitamos una guardia para hacer marketing, necesitamos médicos. Si no existiera el sistema municipal de atención primaria, el hospital ya hubiera terminado de detonar”, advirtió.

Además, dijo que le pedirá a Kicillof que lo acompañe a ver al próximo ministro de Salud de la Nación para reactivar el ambicioso proyecto del Hospital del Bicentenario.

“La realidad es que todavía no hablé de estos temas con Axel, pero sí los hable con Vidal y no me escuchó”, afirmó Sujarchuk en esa entrevista.

La “pesada herencia” fue uno de los caballitos de batalla de Cambiemos durante sus cuatro años de gobierno, tanto a nivel provincial como nacional, para justificar todos los males. Sin embargo, el legado para sus sucesores no parece ser precisamente más liviano.

En cambio, Kicillof prometió que no se dedicará “a echar culpas ni a hablar de pesada herencia”. A la salida de una reunión con Vidal en la Gobernación para iniciar la transición, aseguró: “Nosotros vamos a trabajar y a gestionar para solucionar los problemas”.

Por lo pronto, está claro que la mochila que recibirá de Vidal no será precisamente fácil de cargar.

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