Ariel Sujarchuk se quedó con las manos vacías en el Concejo Deliberante, donde un acuerdo entre Costa, Guzmán y Cali puso la presidencia en poder de la oposición. ¿Gobernabilidad en riesgo?

Por CIRO D. YACUZZI
cyacuzzi@dia32.com.ar

El número 13 tiene mala fama. Para supersticiosos y aficionados, representa la desgracia, la mala suerte, la yeta. Para Ariel Sujarchuk, esa cantidad de votos en manos de la oposición volvió a significar la pérdida de algo que tanto sudor y lágrimas le había costado lograr: nada menos que el control del Concejo Deliberante de Escobar.

A pesar de sus intenciones, el intendente no pudo sostener en la presidencia del Legislativo a uno de los suyos: el referente de La Cámpora, Pablo Ramos. De repente, su acuerdo con Sandro Guzmán entró en crisis (por decirlo de una manera elegante): el ex jefe comunal cambió las condiciones a último momento al imponer sobre la mesa el nombre de Gabriela Garrone, su pareja, para tomar las riendas del Concejo. Y ganó la pulseada.

Lo que se consumó en la sesión preparatoria del miércoles 6 fue algo que se cocinó a fuego moderado desde las semanas previas hasta minutos antes de que los concejales se sentaran en sus bancas. De hecho, a eso se debió la hora y media de demora. Y también explica algunas caras largas y el clima enrarecido que hubo esa noche en el recinto.

“Le deseo a Gabriela lo mejor. Espero que luche con la misma garra que lo hace siempre en favor de los vecinos de Escobar”, expresó Sujarchuk a la salida del Concejo. Aunque sonriente ante las cámaras, la alegría por la reciente asunción de su esposa en Diputados ya había sido empañada por una derrota amarga, que podría traerle fuertes dolores de cabeza durante el segundo tramo de su mandato.

“Nos traicionaron”

Sin filtro ni eufemismos, una voz autorizada del oficialismo definió en cuatro palabras el inesperado revés en el Concejo: “Nos traicionaron. Nos cagaron”, le dijo a DIA 32, en off. Hablaba sobre el comportamiento de Guzmán y sus tres concejales, que se corrieron del libreto y acordaron “a espaldas” con Cambiemos para quedarse con el timón del Legislativo.

El inicio del acuerdo, ahora en crisis, se remonta a mediados de 2015. Cuando Guzmán desistió de presentarse para una segunda reelección, lo hizo negociando un “cese de hostilidades” con Sujarchuk. A cambio, colocó dos candidatos en su lista de concejales: Viviana Gaitán y Juan Esquivel.

Con el frente interno contenido, Sujarchuk se aseguró el triunfo en las primarias y también en las elecciones generales de octubre. Pero, a su vez, le dio aire a un adversario avieso y hábil para capitalizar cada ventaja. Por eso, cuando Gaitán y Esquivel asumieron, junto a los otros tres concejales que le respondían, Guzmán se recostó sobre el bloque de Cambiemos para frenar la votación del Presupuesto, las ordenanzas tributarias y remover del estrado a Hugo Cantero y sentar en su lugar a “Acero” Cali.

Recién sentado en el sillón de Lambertuchi y en franca inferioridad en el Legislativo, Sujarchuk se vio obligado a un nuevo acuerdo. Por eso el bloque Unidos por Escobar empezó a votar en línea con el del Frente para la Victoria. Así, el Ejecutivo consiguió consolidar una intrincada mayoría en el Concejo y quitarse de encima un problema. O, al menos, patearlo para adelante.

Las PASO de 2017 volvieron la cuenta a cero. Y otra vez Guzmán le puso precio a su acompañamiento: esta vez, que Gabriela Garrone sea candidata a concejal de Unidad Ciudadana. Y fue cuarta, en una ubicación que le aseguró desde el vamos la reelección. Así, Sujarchuk volvió a tener la tropa alineada en la campaña y logró un triunfo apretado pero que lo dejó bien posicionado en la primera sección electoral ante el avance de la ola amarilla.

Sin embargo, esa victoria le resultó escasa para construir una mayoría propia en el recinto de la calle Asborno. Consiguió 5 de las 12 bancas que se renovaban y su bloque quedó compuesto por seis concejales, que sumados a los cinco del Frente Renovador, aliado de la primera hora, totalizaron 11 sobre 24. Por eso quedó a merced de los otros 13.

Guzmán vio en esa debilidad de su sucesor un trampolín inmejorable para catapultar a su pareja al frente del Concejo Deliberante. Conseguir los votos no le resultó difícil: a los 3 propios le sumó los 9 de Cambiemos. A cambio, Leandro Costa se quedó con la primera vicepresidencia. La mano restante la puso Jorge “Acero” Cali, el enemigo público Nº1 del jefe comunal, que con gusto aportó el voto “de oro” para desplazar a Pablo Ramos.

“El colmo fue que encima nos rechacen la primera vicepresidencia y hasta nos saquen la secretaría administrativa para dársela al mismo tipo -Miguel Beláustegui, asesor de “Acero” Cali- que denunció a todos los concejales por el convenio de la plaza con Consultatio. Es insólito”, se quejó el mismo interlocutor, todavía indignado.

No era para menos, casi en un parpadeo, Sujarchuk se quedó sin lo que tanto le había costado: tener bajo control al Concejo Deliberante. Puesto de otra manera: ganó las elecciones, pero perdió lo que tenía.

También para el colmo fue que la elección de Garrone haya sido por unanimidad. O sea, votada por los propios concejales de Sujarchuk. Quizás una forma de enmascarar una derrota inexorable, para disimular la fragilidad y no terminar de romper un acuerdo cuya vigencia ya está muy en duda.

Mojada de oreja

A cinco días del cimbronazo y a 250 kilómetros de Escobar, ocurrió una situación que, a la postre, se reinterpretó como una mojada de oreja para Sujarchuk. Fue el sábado 2, en Junín. Más precisamente, en la fiesta de boda de Roberto Costa.

El legislador escobarense se casó en segundas nupcias con la también senadora provincial Malena Baro y entre los invitados al festejo estuvieron Guzmán, que asistió con Garrone, y su ex jefe de Gabinete, Walter Blanco, quien sigue operando políticamente en el distrito. De hecho, a él reporta la flamante concejal Carina Chmit, electa por Cambiemos.

Todos juntos se sacaron una foto, en la que también estuvo el hijo del senador, Leandro Costa. Que la imagen se haya “filtrado” al día siguiente por el director de un medio que estaba en la misma mesa dejó entrever que no era simple camaradería política y que había en ella un mensaje subliminal nada difícil de advertir. Cinco días después, los hechos se encargaron de confirmar la “premoción”.

Entre Costa padre e hijo, Guzmán y Blanco se quedaron con la llave del Concejo Deliberante. Más el invaluable aporte de Cali, por supuesto.

Objetivo 2019

La reconfiguración del Legislativo y la endeble fuerza del oficialismo no necesariamente deberían implicar, al menos en el corto plazo, situaciones de ingobernabilidad para el Ejecutivo. Es decir, que la mayoría conformada por el tándem Costa-Guzmán-Blanco-Cali le ponga palos en la rueda a la gestión bloqueando las ordenanzas que Sujarchuk necesite.

No obstante, matemática y políticamente, la posibilidad está dada. Va de antecedente lo que pasó en la sesión preparatoria, donde Unidad Ciudadana se quedó con las manos vacías, pese a ser el segundo bloque más numeroso. Situaciones como estas bien podrían repetirse a lo largo del próximo período legislativo. Esos 13 votos serán una espada de Damocles con la que Sujarchuk deberá convivir hasta terminar su mandato.

En todo caso, si se le complica al extremo, podrá imitar al presidente Mauricio Macri y apelar a la vía del decreto cuando se le cierren los caminos en el Deliberante. Lo que no podrá evitar el intendente es que ese interbloque de facto actué por fuera de su radar y busque fortalecerse para las elecciones de 2019. Es más, las cartas ya están echadas.

Al cierre de esta edición se supo que el ex diputado nacional Darío Giustozzi sería designado al frente de la embajada de Argentina en Ecuador. Reemplazar al verborrágico radical Luis Juez es una suerte de moneda de cambio por los votos que aportó en la Cámara Baja durante los últimos dos años. Entre otros, el de Guzmán, quien desde 2013 sigue los pasos de su par de Almirante Brown: del kirchnerismo al massismo, de vuelta al kirchnerismo y ahora filomacristas.

El plan para 2019 consiste en que Giustozzi y Guzmán armen un nuevo partido para aportarle una dosis de peronismo a Cambiemos. Se dice que el ex intendente aspiraría a un lugar en la lista de candidatos a diputados provinciales. Es algo prematuro, pero las conversaciones irían por ese lado.

Por lo pronto, Garrone ya empezó a probar la garrocha: tres días después de asumir la presidencia del Concejo, se hizo ver en un acto de Cambiemos en el polideportivo Los Tulipanes de Garín.

PABLO RAMOS

“No creo que vayan a existir problemas de gobernabilidad”

El concejal de La Cámpora asumió provisoriamente la conducción del bloque oficialista y negó rencores por su destitución. “Entiendo las reglas de la política. Además, el que se caliente, pierde”, afirmó.

-Para muchos resultó sorpresivo que dejara de ser el presidente del Concejo, ¿usted tampoco lo esperaba?

-No, no me sorprendió porque nunca consideré que iba a ser eterno. Para mí los lugares no son de nadie. Entiendo las reglas de la política y sé que a la gran mayoría de los concejales les gustaría ejercer la presidencia. Por eso comprendo que a Gabriela, que más allá de pertenecer a un sector del esquema general de Unidad Ciudadana tiene su propio bloque, que es Unidad por Escobar, le haya interesado la posibilidad de conducir el Concejo Deliberante.

-¿Cómo tomó esta situación?

-La tomé bien. Ella tenía ganas de ser presidenta y consiguió los consensos necesarios para serlo. Ante eso, no me puedo enojar ni tomarlo a mal. Cuando las cosas se terminan, se terminan. Además, en política, el que se caliente pierde.

-Los consensos logrados por Garrone a los que se refirió, ¿son parte de un acuerdo entre Roberto Costa, Sandro Guzmán, Walter Blanco y «Acero» Cali?

-Si Roberto Costa, Guzmán y compañía tenían un acuerdo previo y les salió bien la jugada, yo los felicito. Pero lo que terminó pasando es que la presidenta fue elegida por unanimidad.

-¿Cómo se explica que el bloque oficialista, siendo el segundo con más concejales, no tenga ningún espacio en la mesa directiva del Concejo?

-Hubo una situación en la que nuestro bloque no se pudo poner de acuerdo con los otros y se decidió no participar de esa elección, porque no estábamos de acuerdo con el lugar que se nos asignaba ni con la designación de algunas personas.

-¿Cree que el Concejo Deliberante pueda ponerle palos en la rueda a la gestión municipal? ¿Hoy el Intendente tiene las mismas garantías de gobernabilidad que con usted en la presidencia?

-A ver… Si bien yo tengo una excelente relación política con Sujarchuk, también Gabriela es la presidenta del Concejo electa por unanimidad. Independientemente de las lecturas que se hagan, nuestro bloque también la votó, lo que implica que tenía el apoyo del intendente. No creo que vayan a existir problemas de gobernabilidad. De lo contrario, hablaría muy mal de los concejales, porque el Concejo Deliberante no está para frenar el desarrollo de la sociedad escobarense. Sinceramente, no creo que eso pase. Y si sucede, quienes lo hagan me encontrarán en la vereda de enfrente.

-¿Cuál es su futuro personal? ¿Va a seguir en el bloque o podría volver al Ejecutivo?

-En primer lugar, sigo militando, como siempre, desde el lugar que me toque. Por el momento voy a estar como jefe de bloque, hasta marzo, abril. Después, el intendente y mis compañeros decidirán. En 2015 fui el primer candidato a concejal de la lista de Sujarchuk, a quien considero el jefe político del distrito, y voy a seguir trabajando donde él me necesite.

LEANDRO COSTA

“Desde Cambiemos vamos a asegurar la gobernabilidad”

El flamante vicepresidente primero del Concejo Deliberante aseguró que la oposición no le pondrá palos en la rueda a Sujarchuk. E insinuó que el intendente podría pasarse a las filas del macrismo. ¿Bomba o chicana?

-¿La elección de un nuevo presidente implica algún tipo de disconformidad con el que estaba?

-Fue una decisión que tomamos los concejales en conjunto. Pablo llevó las sesiones adelante muy bien, con muchísimos consensos y fue un año tranquilo. Pero cambió el cuerpo y también cambió la mesa directiva.

-¿Cómo se entiende que en dos años el Concejo haya tenido cuatro presidentes? ¿A qué atribuye esta inestabilidad?

-Los cuatro presidentes llegaron al Concejo a través de las listas del intendente y la mayoría siempre la tuvo el peronismo. La inestabilidad viene por el lado del Partido Justicialista y la conducción del oficialismo. Sin ir más lejos, en dos años se alejaron del Ejecutivo más de diez secretarios y de los cinco concejales que ingresaron ahora por Unidad Ciudadana, asumieron tres suplentes.

-Hoy la oposición está mejor en número y más fuerte legislativamente. ¿Va a empezar a encontrarse con palos en la rueda el Intendente?

-Por el lado de Cambiemos jamás va a encontrar palos en la rueda, mucho menos cuando los expedientes se traten con el tiempo necesario. El Intendente tiene a alguien de su lista en la presidencia y creo que la gobernabilidad está asegurada. Y si no es así, desde Cambiemos la vamos a asegurar.

-No puedo dejar de preguntarle por la foto del casamiento de su padre… Con Guzmán, Garrone, Blanco… A días de la renovación del Concejo, pareció una mojada de oreja para Sujarchuk.

-Pero esa foto no estuvo armada, no tiene ninguna intencionalidad. Esa era una mesa de invitados de mi viejo en la cual yo estoy «colado» para la foto, porque estuve en una mesa distinta con amigos. Entiendo que algunos le den una interpretación política, pero se dio de casualidad.

-¿Hoy Garrone ya es más de ustedes que de Unidad Ciudadana?

-Ella fue electa por Unidad Ciudadana y pertenece al bloque Unidos por Escobar, que ya estaba formado desde antes. No hay dudas de que es peronista. No encuentro por qué Gabriela pertenecería a Cambiemos.

-Después de asumir la presidencia estuvo en un acto organizado por un sector de Cambiemos en Garín…

-Sé que la invitaron porque recién había asumido y porque Mariano (Castagnaro) y ella siempre tuvieron una buena relación. En el acto de cierre de año de Cambiemos, donde estuvimos todos los concejales y los presidentes del PRO, de Acción Vecinal, de la Coalición Cívica y de la UCR, no estuvo. Ahora, la pregunta es si Gabriela es de Cambiemos… Pero yo no sé qué va a hacer el intendente…

-¿Por qué plantea esa duda?

-Porque si parte de sus concejales son de Cambiemos, por ahí él también lo es el año que viene (NdR: Se refiere a 2018).

-¿Entonces Garrone es de Cambiemos?

-No, yo no creo que Gabriela sea de Cambiemos. Ahora, el intendente… nunca se sabe. Puede ser el año que viene. Veremos.

GABRIELA GARRONE

Peronista ecléctica

De formación docente, tiene 47 años, vivió en Garín a partir de los 5 años y ahora reside en el country Haras Santa María. Ingresó en la función pública en 2007, de la mano de Sandro Guzmán, que la designó a cargo de los jardines maternales del Municipio. Poco después asumió al frente de la Secretaría de Desarrollo Social. Fue electa concejal en 2013 por la lista del Frente Renovador. Y renovó en 2017 por Unidad Ciudadana, aunque ya se abrió del kirchnerismo. Se define peronista.

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