En diciembre cumplen veinte años a cargo de la Escuela de Natación del Club Independiente de Escobar. Miles de vecinos pasaron por sus clases y hoy les enseñan a hijos de ex alumnos. “Crecimos con los chicos”, afirman.

Por JAVIER RUBINSTEIN
Director de El Deportivo Magazine y El Deportivo Web

De jóvenes eran rivales en los partidos de fútbol que se jugaban en el club. Cada uno tenía su equipo de amigos: Sergio Carlucci estudiaba en la Escuela Técnica y Fernando Pérez en el Instituto San Vicente. Pero el tiempo los hizo socios, compañeros y amigos. Y este mes están cumpliendo dos décadas a cargo de la Escuela de Natación de Independiente de Escobar.

Los andariveles de sus vidas se cruzaron por casualidad. Fernando quería ser médico, pero dejó la Facultad y se anotó en el INEF de San Fernando. Allí se reencontró con Sergio, con quien cursó los cuatro años del profesorado. Su primer trabajo fue como guardavidas en la pileta de Italiano y después pasó a Independiente. “Me ofrecieron la Escuela de Natación que había dejado Mateo Drovetto. Lo llamé a Sergio, que trabajaba en la colonia de IBM, y así empezó la escuelita de verano. Después se climatizó la pileta, presentamos un proyecto y desde ahí arrancamos”, dice. “Todavía tengo esa carpeta en casa, escrita a máquina”, agrega Sergio, entre risas, sentado debajo de los tilos del predio, en plena charla con DIA 32.

Esta historia de enseñarle a nadar a miles de escobarenses cumple 20 años, toda una vida. “Es una mezcla de sensaciones raras, pasamos muchas cosas. Crecimos recién recibidos, vimos cómo nos casamos, cómo nacían nuestros hijos, un montón de cosas, no solamente estar en la pileta”, explica Pérez, tratando de encontrar las palabras justas para expresar un sentimiento de melancolía y orgullo.

“Trabajamos de lo que nos gusta, y nos hace sentir bien. En nuestro trabajo somos un 50% psicólogos y un 50% profesores, escuchamos muchas historias de gente que se viene a desahogar antes de la clase y está mal después del trabajo. Salen llorando, tienen problemas con los jefes. Entonces nosotros tenemos que dar las gracias porque estamos en algo que elegimos y venimos con gusto, a pesar de los desgastes lógicos de 20 años”, confiesa el “Tano”, analizando la realidad de la vida laboral diaria y la parte que a ellos les toca.

Veinte años de historia

Al principio los dos estaban todo el día en la pileta. “Nos íbamos muertos, con frío, así todos los días”, reviven. Con el correr de las temporadas se dividieron las tareas y repartieron turnos para cada uno. Hoy el grupo de profesores llega a 18 integrantes, con equipo de federados, promocionales, pre-equipo, escuelita, aqua gym y natación para chicos y adultos.

“Cuando empezamos en el primer invierno teníamos 30 alumnos. Al año siguiente hicimos volantes y los repartimos en colegios, casas y entre los autos. Ahí ya había más de 80 personas. El pico máximo fue de 900 con lista de espera en una sola temporada, increíble”, cuentan.

En estos 20 años la faz competitiva fue un sostén importante de la escuela, ya que funciona como una vidriera para el club y, además, da excelentes resultados. Como el trabajo para la dupla de amigos era demasiado, incorporaron a Ezequiel Bucci -ex alumno de ambos- y a Eduardo Spen, quienes son los responsables de los equipos federados y promocionales, que compiten asiduamente en los torneos de la Federación Bonaerense, como también en provinciales y nacionales.

“Al primer torneo que fuimos eran tres nadadoras: Carolina Sulling, Gisela Block y Adriana Arellano, y como 48 familiares. Micaela Orrego fue la primera en clasificar a un Nacional, algo que fue importantísimo. Hoy clasifican siempre, cambiaron muchas cosas. Nosotros aprendimos con los chicos”.

La última parte de la charla gira en torno al futuro y los deseos de continuar ligados a Independiente. “Estamos muy identificados con el club, hay gente que fue alumna nuestra que ahora nos trae a sus hijos”, afirman. Eso sí, los dos tienen un sueño en común: el de la pileta propia. “Es mucho dinero y no estamos ni cerca, pero nunca se deja de soñar. ¿Quién te dice que en 20 años estemos haciendo esta misma nota en nuestro propio natatorio?”

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