Es una verdadera leyenda en el mundo de la “categoría espectáculo”, como se le dice en el ambiente automovilístico a las carreras de ALMA (Asociación Libres Mil Agrupados). Hijo de otro gran piloto, que dejó su huella en las pistas, Gastón D’Angelo (35) vivió una temporada 2023 excepcional, la mejor de su exitosa trayectoria como corredor de TC 1100, donde obtuvo su octavo campeonato.
La última fecha del calendario fue en el autódromo Roberto Mouras de La Plata, el domingo 10 de diciembre. Y para coronar un año brillante, el piloto escobarense también se quedó con el primer lugar en esa carrera, siempre a bordo de su clásico -y ya mítico- Fiat 600 amarillo, el auto que lo acompaña desde su debut profesional.
Este octavo título le dejó números increíbles, con una efectividad altísima: en todas las competencias se subió al podio, logró ocho triunfos, un segundo puesto y dos terceros.
“Hacer podio en todas las carreras es el primer año que me pasa, como ganar ocho veces, nunca lo había logrado. Fue un año terrible, el auto viene funcionando muy bien y se nos dieron muy buenos resultados”, le cuenta a DIA 32 sobre el campañón que realizó.
D’Angelo ya se había consagrado a falta de tres competencias, cuando se impuso en San Nicolás, en la carrera con pilotos invitados. “Disfruté todas las carreras, pero ese es un circuito nuevo, que nadie conocía. Haber podido hacer la pole y ganar la final estuvo muy bueno. Fuimos con la expectativa de que no sabíamos cómo íbamos a andar”, asegura, orgulloso.
El flamante campeón sumó 345 puntos en la temporada, sacándole 174 unidades de ventaja a su escolta, Héctor Cordone (171); tercero se ubicó Víctor González (154). De los cinco campeones por categorías que tuvo ALMA, el piloto de Belén de Escobar fue el que más puntos cosechó y el que más diferencia le sacó al segundo.
“Una locura, nunca pensé llegar a esto. Arranqué con el sueño de poder ganar una carrera, después un campeonato, pero no llegar a ganar tanto. Más en la categoría que me crie, donde corría mi viejo, con mi vieja, mi tía o mis primos como acompañantes. Es como mi casa”.
“Estoy muy contento, orgulloso por el laburo que le ponemos. Por ahí no caigo, a pesar de que hacía tres carreras que había salido campeón”, sostiene, sin llegar a tomar plena conciencia de ser octacampeón.
Ganador por naturaleza
Gran admirador del “Flaco” Juan María Traverso, Gastón D’Angelo manejaba kartings a los 8 años, a los 12 aprendió a conducir autos de calle y a los 16 ya estaba arriba del Fiat 600 de su padre, en el autódromo de Benavídez, donde tuvo su bautismo. Oficialmente empezó a competir a los 18, cuando pudo sacar su licencia de piloto profesional.
Su debut oficial en ALMA fue en 2006, en el autódromo de Buenos Aires. Era la octava carrera de TC 1100. Ese día largó 14º y llegó 7º. A la competencia siguiente, en Dolores, salió segundo y subió al podio. “No lo podía creer, ¿sabés cómo lloraba?”, confiesa, recordando aquel día.
Su primera victoria se dio en La Plata, al año siguiente, en el que finalizó quinto el campeonato de pilotos.
El primer título llegó en 2009. Ahí empezó a forjarse la leyenda: repitió en 2011, 2012 y 2013. En 2014 ganó su quinta corona y se había convertido en el piloto más ganador de títulos en ALMA, superando a su padre, Jorge D’Angelo, a Diego Rivadulla y Hugo Romero, que tenían cuatro. Después festejó en 2018 y 2022, hasta llegar al octavo, en 2023. Un ultracampeón.
“Hacer podio en todas las carreras es el primer año que me pasa, como ganar ocho veces, nunca lo había logrado. Fue un año terrible”.
“El auto es el mismo de siempre, hace unos años pegamos un salto grande en el chasis, que antes no le encontrábamos el punto justo, aunque funcionaba. Yo digo que a la suerte hay que ayudarla con laburo, pero la clave estuvo ahí, en el chasis. El motor lo arregla mi viejo, le ponemos lo que no tenemos para poder estar”, remarca, feliz por el rendimiento del vehículo y la preparación que le hace su equipo.
Sobre su futuro aún no hay nada claro. Al finalizar cada temporada duda en continuar, parar o cambiar de categoría, pero para eso el mayor impedimento es la parte económica. “No sé qué voy a hacer. Me encantaría cambiar, pero el presupuesto no me da, así que vamos a analizarlo”.
“Quiero seguir corriendo, es lo que me gusta hacer, todavía estoy con ganas. Descansaré y veré cómo encaramos el nuevo año”, declara, con incertidumbre, pero sabiendo que es muy probable que siga compitiendo. Mientras tanto, disfruta a su manera ser el piloto leyenda de ALMA. “Es muy loco, algo soñado, no caigo. Cuando escucho o leo algo, ahí me doy cuenta. Quizá cuando deje de correr y lo vea de afuera lo entenderé. Ojalá podamos seguir haciendo historia”, afirma D’Angelo. Un escobarense que lleva la velocidad en sus venas y que se convirtió en imbatible para los rivales.