Saladas y dulces, a la parrilla, personalizadas, exquisitas… Comer pizzas en Dreamcatcher es una experiencia singular. Su original propuesta es furor en el pueblo de las artes y ya se extiende a otras localidades.

Para aquellos paladares que perdieron su capacidad de asombro ante las pizzas, Dreamcatcher es un desafío de sensaciones. Ubicado en el Mercado de Maschwitz, sobre la calle Mendoza, a 100 metros de la Colectora, este restaurant abierto en 2011 sorprende a sus visitantes con una interminable carta de exquisitas pizzas saladas y dulces a la parrilla.

El salón es amplio, con mesas de madera y sectores reservados con cómodas butacas de cuero. Paredes revestidas en machimbre, un mostrador antiguo de viejos almacenes y un gran espejo traído desde el Hotel Edén en La Falda que, colocado en uno de los laterales, es el gran protagonista de toda la escenografía. El “detalle” de la cocina a la vista le suma una atracción a la barra y es una garantía de calidad.

La historia de este exitoso emprendimiento gastronómico se remonta a muchos años antes de su desembarco en Maschwitz. Dreamcatcher, que significa atrapasueños en inglés, era el nombre de una empresa que vendía hamacas paraguayas producidas en Bali (Indonesia) en la costa argentina. Cuando el negocio se diluyó, uno de sus dueños se fue a vivir a La Cumbre, Córdoba, y ahí abrió la primera pizzería, aferrado a la misma marca, con la cual subsistió durante un buen tiempo.

La oportunidad de abrir un local en Maschwitz se presentó dos años después de haberse instalado en la esquina de Mitre y Travi, en Belén de Escobar, con una propuesta más clásica de bar. La llegada de Dreamcatcher al Mercado resultó un golazo de media cancha, ya que superó hasta las expectativas más ambiciosas de propios y extraños.

Viernes y sábado a la noche es casi imposible encontrar un lugar sin previa reserva telefónica. Aún así, incluso, algunas veces hay que pasar por una grata espera con una copa de cortesía, mientras los jóvenes camareros llevan coloridas bandejas que enseguida regresan completamente vacías.

Dreamcatcher es ATP: apto para todo público. Parejas, grupos de amigos, jóvenes, adultos y familias enteras, que llegan en lujosos vehículos, en moto o en colectivo, conforman su fiel y creciente clientela. El éxito actual se vio coronado con la reciente apertura de un nuevo local en el edificio Bureau de Pilar.

Además de las pizzas de rúcula y parmesano o jamón crudo, hoy tan de moda, la carta de Dreamcatcher incluye una amplia variedad de sabores: salmón con queso crema y cibolette, queso brie, rúcula y tomates secos traídos desde Mendoza son algunos de los que sobresalen. Y no faltan, por supuesto, las de jamón y morrones, napolitana y fugazzeta. La joyita de la casa es “hacela a tu gusto”, a piacere del comensal, que sale mucho.

En cuestión de postres, las pizzas dulces son una opción más que recomendable y difícil de encontrar en otros lugares, ya que es una idea de copyrigth propio. Una masa con algunas variantes a la convencional que lleva algo de esencia de vainilla y canela, cubierta por banana, manzana o frutos rojos, y acompañada con helado, entre otros secretos.

Un servicio de mesa eficiente, buenos precios y un ambiente relajado suman motivos para no dejar de ir, y de volver, a este atrapasueños del clásico napolitano.

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