Con una trayectoria sólida y estilo propio, El Chiringuito empezó a ganarse una gran reputación en el circuito gastronómico local, especialmente en los últimos años. La buena atención y sus exquisitos platos garantizan una experiencia placentera, acompañada por el entorno natural de sus locales que se disfruta al máximo en estos meses de calor.
Su historia comenzó en Ingeniero Maschwitz, con el local del Paseo Mendoza, que nació como lugar de tragos y coctelería pero al poco tiempo mutó a cervecería y restaurante. Allí se pueden saborear desde hamburguesas hasta platos gourmet, pasando por pastas, carnes y pescado.
“La fusión que hicimos resultó muy bien, porque tenemos de todo, hasta pizzas y picadas. Elaboramos todo, el pan y las pastas. También le sumamos distintos estilos de cervezas y sigue estando muy fuerte la barra de cocteles”, le cuenta DIA 32 Guillermo Coletta (39), emprendedor nato y escobarense de toda la vida, que en 2014 se hizo cargo del comercio.
El 14 de febrero de 2020, Día de San Valentín, El Chiringuito abrió su local de la calle Belgrano al 600, a una cuadra de la plaza central de Belén de Escobar. Lo que era una antigua y amplia casona se transformó en un pintoresco espacio gastronómico, con capacidad para unos 200 cubiertos, entre el salón y el parque.
“Siempre quise tener un lugar así acá”, comenta Coletta. Pero el promisorio proyecto se encontró con un obstáculo insalvable que no estaba en los planes: la pandemia. “Duramos un mes abiertos, no sabíamos qué hacer, casi nos transformamos en fiambrería. Subsistimos con el delivery, fue duro, pero ahora tenemos una respuesta muy buena de la gente”, afirma, gratificado.
El Chiringuito ofrece una propuesta distinta en el centro de la ciudad, con un parque acondicionado con guirnaldas de luces, un viejo aljibe, árboles frondosos y una ambientación acorde a lo que cualquier persona busca a la hora de elegir un lugar agradable para salir a comer en familia, en pareja o con amigos.
Delicias a la carta
Desde su apertura en Escobar, El Chiringuito arrancó con una amplia variedad de platos, con carnes, pescado, pastas y hamburguesas. En 2021 se incorporó la opción de parrilla, que incluye desde cortes clásicos hasta provoletas, entrañas o exquisitos ojos de bife. Además, al mediodía hay menús ejecutivos, con alternativas nutritivas a muy buenos precios, para quienes trabajan en oficinas o en horario de corrido en la ciudad.
Dentro de su carta sale todo, pero hay algunas propuestas muy buscadas. “Lo más pedido en estos últimos meses fueron la bondiola caramelizada, las reebs (costillas de cerdo), lasagnas de berenjena, pollo y matambre. Y el vacío en cocción lenta gusta muchísimo, acompañado con guarnición de papas o ensalada”, cuenta Coletta, entusiasmado por el éxito de las propuestas.
Las hamburguesas son otro punto fuerte: de elaboración propia y cocidas a la parrilla, lo que le da un gusto muy superior a las convencionales. “La chiringuera” es la reina: tiene panceta, queso cheedar, cebolla, lechuga, cebolla morada y salsa barbacoa, con dos medallones de carne de 200 gramos cada uno. Además, tiene su gemela con triple carne y pan de papa, muy elogiada por su esponjosidad y particular sabor.
Las bebidas siguen en la misma línea de calidad. Tienen cuatro variedades de la cerveza artesanal Bierhouse: rubia mexican lager, Ipa, scotish y porter. En Maschwitz los gustos ascienden a quince.
A la hora de los postres, para los que se tientan con lo dulce hay tres opciones imperdibles: tiramisú, cheesecake -de frutos rojos o de Oreo- y chocotorta, todo elaborado en el lugar.
Las tres claves
Coletta tiene claro el perfil de los comensales: “El público de Escobar es de restaurante, con gente joven y familias. El de Maschwitz busca más la cervecería, hay mucho turismo que nos ‘googlea’ y nos visita. También por las redes sociales se comunican mucho. El servicio que damos, la muy buena comida y el lugar son las tres cosas que hacen que la gente nos elija”.
El local de Escobar “explotó” de gente en diciembre. Buscando una salida distinta, amigos y compañeros de trabajo lo eligieron para hacer las típicas despedidas de año. “Siempre digo ‘qué lindo sería si todo el año fuese como diciembre’. El mejor mes gastronómico, lejos. La gente sale todo el tiempo, con mesas numerosas. Ya en enero baja un poco, porque muchos están de vacaciones”, señala, con amplio conocimiento de los vaivenes del rubro.
Para los que gustan de escuchar música en vivo durante las salidas culinarias, tanto en Maschwitz como en Escobar hay shows musicales con artistas a la gorra que le cambian el clima a las noches, haciéndolas todavía más agradables.
Además, el año pasado El Chiringuito abrió un tercer local: está dentro del Maschwitz Country Club y ofrece las mismas opciones. Una propuesta que enseguida fue bien recibida por quienes prefieren no salir del barrio cerrado para disfrutar de una buena cena o almuerzo fuera de la casa.
“La gastronomía es un rubro difícil, muy laborioso, tiene un lado B que nadie ve y que te hace trabajar mucho para tener buenos resultados. Por eso estoy muy contento”, confiesa el responsable de El Chiringuito, un lugar distinto y necesario en Escobar, que cada vez tiene más adeptos. Por algo será…