Impulsado por una difícil experiencia, un matrimonio fundó una asociación para atender a chicos con necesidades especiales que no tienen obra social. Hacen todo a pulmón y sueñan con un edificio propio para poder ayudar más.

Por GUSTAVO CEJAS
gcejas@dia32.com.ar

Hace frío en la calle. Adentro, en el salón de usos múltiples de la Iglesia de Dios de Escobar, en Don Bosco 842, la calidez de la asociación civil Un Corazón como el de Dios acompaña a decenas de chicos con necesidades especiales que concurren allí a realizar parte de su rehabilitación.

Mientras los pequeños guardan los trabajos con masas de colores que hicieron esa tarde y se preparan para tomar la leche, Roxana Sosa y las colaboradoras de la asociación que ella fundó reciben a DIA 32.

“Ahora están viniendo 25 chicos, aunque han pasado más de cien. Trabajamos en grupos, con juegos. Los martes viene la kinesióloga y hacemos actividades relacionadas con la motricidad”, explica Roxana. La asociación los recibe los martes y los jueves, de 15 a 18.

Además de ella, nueve mujeres colaboran con el proyecto. Acompañantes terapéuticas, maestras especiales y asistentes forman parte de este conjunto solidario. La edad de los menores que concurren va desde los 8 meses hasta los 15 años. Ninguno tiene cobertura médica para poder realizar sus terapias.

Los padres quedan fuera del salón. Mates y charlas de por medio, esperan a sus hijos en la antesala, porque la idea es que los chicos se integren entre ellos y generen un vínculo de confianza con los profesionales.

Un corazón como el de Dios es una asociación sin fines de lucro que nació en septiembre de 2012, inspirada en Débora Pintos, hija de Roxana y de su marido, Pablo Pintos, la cual padecía una enfermedad neurológica. Los dos transitaron un difícil camino para darle a su hija la mejor calidad de vida posible. Y en esos momentos compartieron experiencias con familias que pasaban por las mismas necesidades.

Por ese motivo iniciaron esta misión de ayudar. Débora falleció en junio de 2014, a los 6 años de edad, lo que causó un enorme dolor en la comunidad de la asociación, pero ese tristeza se convirtió en la energía y el impulso para seguir adelante con esta causa.

Con el objetivo de recuperar a los chicos, la asociación cubre diferentes áreas: nutrición, psicología, psicopedagogía, atención temprana y educación especial. Reciben un apoyo del Municipio, que se hace cargo de los servicios de kinesiología y natación.

El dinero que se necesitan para llevar adelante esta obra lo obtienen con mucho esfuerzo a través de diferentes donaciones, padrinos y eventos.

El sueño de la asociación es conseguir un edificio propio. “Por el momento agradecemos este lugar que tenemos para ayudar a los chicos y deseamos algún día tener un espacio propio para poder atender más días. Hacemos poquito, pero hacemos”, afirma Roxana.

Las horas parecen pasar más rápido allí adentro. Son las seis de la tarde y es tiempo de acomodar el lugar y dejar todo en orden. Los chicos se despiden para volver con sus padres, sabiendo que en unos días los volverán a recibir con un corazón como el de Dios.

Cómo ayudar

Como todo proyecto a pulmón, las necesidades de Un corazón como el de Dios son muchas. Las más elementales y urgentes: alimentos no perecederos, pañales, materiales didácticos y elementos de rehabilitación. Lo ideal sería contar con un sostén económico permanente para sostener el pago de los profesionales específicos, debido a que los chicos requieren continuidad en sus tratamientos.

Comentar la noticia

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *